Colombia

La catástrofe ambiental por la minería que denuncian habitantes de Cómbita, Boyacá

Los habitantes de la vereda El Carmen en el municipio de Cómbita, han denunciado los graves daños ambientales que presuntamente ha provocado la actividad minera en esa zona.

La afectación es tal que según los residentes, se destruyó la reserva ambiental de la vereda que surtía de agua a tres quebradas entre ellas Puente Hoyos y Río Piedras.

La comunidad afirma que la Corporación Autónoma Regional de Boyacá, Corpoboyacá, y la Alcaldía municipal han sido muy pasivas al permitir el avance de estas actividades mineras sin control, las cuales ya están afectando, según testimonios, no solo el entorno natural y las fuentes de agua sino también la salud de los combitenses.

El testimonio

De acuerdo con los testimonios de los residentes, es necesario que se le dé a conocer a la comunidad, bajo qué criterios se le otorgó el permiso de explotación a los responsables de dicha actividad minera y por qué no se le pusieron restricciones que permitieran proteger la fauna, flora y reservas de agua en esa área.

Hugo Salas es uno de los habitantes afectados con la explotación minera en Cómbita.

“Lo más grave fue que se secaron los aljibes de agua, lo que nos ha afectado a todos los vecinos sobre todo en la temporada de sequía, incluso el río que es la única fuente de agua que tenemos se seca así sea con una temporada corta de verano”, dijo Salas.

La comunidad de la vereda El Carmen, asegura que esta problemática se viene presentado desde hace cerca de 10 años en los que actividad minera ha avanzado rápidamente cortando el paisaje.

El llamado que hacen los moradores del sector rural es que se detengan las actividades mineras con el fin de evitar más daños ambientales a futuro.

Ante esto, voceros de Corpoboyacá manifestaron que próximamente presentarán sus declaraciones frente a este caso que preocupa a los ambientalistas y a la comunidad rural que vive en cercanías de la zona de explotación.

Los daños de la minería

Las actividades mineras comprenden diversas etapas, cada una de las cuales conlleva a impactos ambientales particulares tales como daño a la tierra, liberación de sustancias tóxicas, polvo y ruido. Así mismo la minería deja factores contaminantes en el aire, agua y suelo, originadas por las máquinas y técnicas empleadas para la extracción de los minerales.

Fuente:http://hsbnoticias.com/noticias/local/la-catastrofe-ambiental-por-la-mineria-que-denuncian-habitan-315197

Colombia

MINERÍA DE URANIO ESTÁ DAÑANDO FUENTES DE AGUA EN BERLIN, CALDAS

La empresa Gaia Energy tiene 5 títulos mineros para averiguar el contenido real de uranio sobre 10 mil 700 hectáreas en Caldas. Los pobladores de la vereda Alto San Juan en Berlín en ese departamento han denunciado que el residuo ocasionado por la exploración del mineral está afectando las fuentes hídricas de la quebrada Santa Marta que surte del líquido vital a la comunidad.

El uranio se sabe que es un mineral radioactivo peligroso. La empresa minera Gaia Energy ha hecho socializaciones con las comunidades para decirle a la población que la extracción de uranio no es peligrosa. Sin embargo, la explotación minera no ha comenzado y ya hay fuentes de agua con olores fétidos, llenas de residuos de uranio que perjudican la salud de las personas y las condiciones medioambientales.

Según los campesinos de la vereda Alto San Juan en Berlín, Caldas, “la empresa dejó residuos almacenados en una bodega a 100 metros de una escuela y queremos saber esto como va a afectar a las personas que están cerca de allí”. Los pobladores han dicho que hace 4 años la empresa minera “rompió una vena de la quebrada en la parte alta de la montaña cambiando el curso de la misma y afectando a las poblaciones que utilizan esa agua.”

Explotación de uranio es agresiva con el medio ambiente y afecta la salud de las personas

El uranio es un mineral que puede ser utilizado como combustible para generar energía nuclear y puede transformarse en una fuente inagotable y barata de energía. Sin embargo, según estudios del portal nuclear.5,  su extracción, como cualquier otra, genera residuos y gasta otros recursos.

La extracción de uranio, al ser un mineral radioactivo, es una de las más contaminantes porque saca del medio ambiente el producto utilizando otros componentes que generan residuos tóxicos. Al igual que otros minerales, su extracción se puede hacer a cielo abierto o bajo tierra. De igual forma, la exposición de los humanos a grandes cantidades de uranio puede generar cáncer y otras enfermedades que se evidencian en la reproducción.

De la agresividad de la extracción se deriva la preocupación de los pobladores quienes han acudido a instituciones como Corpocaldas para encontrar soluciones a sus dudas sobre los daños ambientales y humanos que puede tener la extracción del uranio. Según los pobladores, “estamos muy preocupados porque las aguas fétidas llegan a la comunidad a través de la quebrada y no sabemos que daños se pueden ocasionar”.

Hasta el momento se desconoce un pronunciamiento oficial por parte de las autoridades ambientales. Lo cierto es que, tanto el desvío de las fuentes hídiricas o quebradas, como la contaminación de los entornos de vida de la comunidad por los olores tienen en zozobra a la comunidad de este municipio.

Colombia, Sin categoría

La minera que pide 16.500 millones de dólares de indemnización a Colombia

Esta es la impresionante historia de la explotación de oro que la canadiense Cosigo Resources quería hacer en el Apaporis colombiano, la Corte Constitucional no permitió y hoy está en un litigio internacional que le costaría esa suma al Estado.

El domingo una columna de Rodrigo Uprimny generó controversia en el mundo jurídico. En su escrito el abogado advertia los peligros para el Estado de una ola de demandas de empresas extranjeras ante tribunales de arbitramento internacionales. Y citaba un ejemplo contundente: la minera canadiense Tobie Mining demandó al país por 16.500 millones de dólares por cuenta “por la supuesta “expropiación” de un título minero que quedó sin efecto pues fue concedido en el parque nacional Yaigoje-Apaporis. Repito la cifra para que no crean que fue un error: ¡US$16.500 millones! Unos 50 billones de pesos, que equivalen a la quinta parte del presupuesto nacional en 2017”. La exorbitante cifra corresponde a cerca de 10 veces la venta de Reficar, una de las transacciones más onerosas que ha hecho el Estado en los últimos años.

El Parque Nacional Yaigoje Apaporis es uno de esos tesoros escondidos de la bioversidad en el país. Sus majestuosas aguas, sus bosques infinitos y las míticas culturas indígenas que lo resguardan quedaron inmortalizados en el famoso libro del etnobotánico y gran explorador de National Geographic, Wade Davis.  Se trata de un territorio sagrado para muchas comunidades ancestrales con un millón de hectáreas se selva virgen y exhuberante. Por eso, cuando en el año 2009, la empresa minera canadiense pidió al Estado desarrollar allí un proyecto de extracción de oro a cielo abierto, la comunidad científica y los ambientalistas pusieron el grito en el cielo.

Muy pocos colombianos conocen el Apaporis, pero quienes lo han recorrido y estudiado, coinciden en el valor extraordinario que tiene para el planeta. «Una mina en el Apaporis es como un pozo de aceite en la capilla sixtina”, resumió hace unos años en una entrevista para Semana.com, el mismo Wade Davis. «El debate no es si debe haber o no minas, pero si cuántas, en dónde, con qué impacto ambiental y más que todo para quién. Hay sitios donde se puede poner una mina y hay sitios en los que nunca vale la pena hacerlo. Poner una mina para extraer oro en un río como el Apaporis que es un río sagrado para todos los grupos indígenas del Amazonas es ridículo. ¡Es terrible!», agregó.

El titulo minero que el entonces Ingeominas le otorgó a la empresa canadiense Cosigo Resources levantó una polvareda en la opinión pública y en la justicia. SEMANA tituló en 2001 un reportaje sobre esa polémica como «El Avatar Colombiano», pues la lucha de esas comunidades indígenas ancestrales se estaba dando a imagen y semejanza de la exitosa película de James Cameron. El caso evidenció el descontrol de la llamada «piñata de titulos mineros» que por años había entregado concesiones a empresas sin importar si sus proyectos estaban en los lugares naturales protegidos como páramos, humedales o reservas forestales. En el caso del Apaporis había una complejidad adicional: el titulo se había entregado apenas unos días después de que el Estado había declarado el lugar como parque nacional.

El caso llegó a la Corte Constitucional por cuenta de una tutela que interpuso un colono llamado Benigno Perilla. En un hecho sin antecedentes los magistrados se trasladaron a la profundidad de la selva de Vaupés para conocer el caso de primera mano. A la audiencia, que se realizó en una maloca indígena, llegaron decenas de personas. Esa mañana, Perilla reconoció que Cosigo los había asesorado para poner la tutela. Posteriormente, el capitán makuna agregó que ellos, junto con sus médicos tradicionales, ya habían decidido el futuro del Apaporis: ser un parque para siempre. “Ellos son como nuestros magistrados”, concluyó.  En la audiencia, los indígenas, que estaban divididos por cuenta del proyecto minero, anunciaron que querían reconciliarse.Por cuenta de ese testimonio y de las demás pruebas que recogió el alto tribunal, quedó claro que la empresa no tenía ningún derecho de explotar oro allí. La Corte Constitucional recordó que los parques nacionales son territorios tan importantes que la ley les da el carácter de inalienables, imprescriptibles y con la prohibición a perpetuidad de realizar actividades extractivas.

Fuente:http://www.semana.com/nacion/articulo/16500-millones-de-dolares-demanda-tobie-mining-contra-colombia-por-apaporis/528264

 

Colombia

Concejo de San Agustín le dice No a los proyectos minero energéticos

Durante sesión del Concejo de San Agustín, los cabildantes aprobaron un acuerdo el cual limita el desarrollo de proyectos mineros y energéticos en la Capital Arqueológica.

Según los concejales, con este acuerdo aprobado, se busca la no alteración del paisaje natural por los proyectos de minería o generación de energía al tiempo que ratifica un mensaje de defensa del territorio. 

Con esta determinación ya son ocho los municipios en el Huila que se oponen a la realización de proyectos mineros o de generación de energía mediante represas.

El anuncio de parte del cabildo agustiniano llega en momentos en los que el viceministro de Minas, el opita Carlos Cante, defendiera la realización de proyectos mineros en los municipios y su papel en el posconflicto.

Con información de La Voz de la Región.

Fuente:http://opanoticias.com/concejo-de-san-agust%C3%ADn-le-dice-no-los-proyectos-minero-energ%C3%A9ticos

Colombia

Once municipios de Antioquia dicen ‘No’ a la minería

Los municipios del país generan todo un portafolio de mecanismos o fórmulas legales para evitar que en sus territorios se desarrollen proyectos minero-energéticos.
Además de las consultas populares, ahora los concejos municipales están decidiendo sobre la política minera y petrolera del país.

Días después de que el Concejo de Támesis (Antioquia) prohibiera la exploración y explotación minera de metales como el oro y el cobre, otras 11 jurisdicciones del suroeste del departamento seguirían el mismo ejemplo y dejarían esta decisión en manos de sus respectivos cabildos.

A través de varios medios de comunicación regional, el cabildante de Támesis Luis Alfonso Jiménez ha afirmado que el alcalde de ese municipio, Iván Zuluaga, que a su vez es presidente de la Provincia de Cartama, hace cabildeo ante las alcaldías y concejos de estas localidades para la defensa ambiental del territorio.

Entre las cabeceras municipales que se sumarían a la iniciativa del alcalde de Támesis están Amagá, Andes, Betania, Fredonia, Jardín, Jericó y Venecia, que de erradicar los proyectos mineros, según el citado cabildante, conllevaría un acuerdo con las multinacionales mineras para el desmonte gradual de los proyectos.

OTRO NO A LA MINERÍA

Precisamente ayer, el Concejo de Jericó, con seis votos a favor contra cuatro, más una ausencia, aprobó un acuerdo con el que le vetó operaciones en la zona a la multinacional AngloGold Ashanti.

La presidenta del citado cabildo municipal, Victoria León, una vez terminada la sesión, afirmo que la determinación tomada se enviará a la alcaldía para la firma del burgomaestre, Jorge Andrés Pérez Hernández, y de ahí pasará al Tribunal Administrativo de Antioquia, que decidirá sobre su legalidad.

El alcalde Pérez Hernández respaldó la propuesta, al considerar que la minería traería contaminación y desorden social a un municipio pacífico, que quiere impulsar su vocación agrícola y campesina.

A través de un comunicado, AngloGold Ashanti afirma que es respetuosa de las autoridades y corporaciones locales y regionales.

“Lamentamos la decisión tomada por el Concejo de Jericó, la cual, además de ser inconstitucional, siembra un grave precedente para quienes buscar invertir en el país, los departamentos y los municipios de Colombia”, dice.

“El acuerdo aprobado tiene consecuencias para nuestro proyecto de minería subterránea de cobre en jurisdicción del municipio; proyecto que necesita varios años de estudios e inversión para definir su viabilidad y ser presentando a comunidades y autoridades en el proceso de licenciamiento”, señala la nota de prensa.

A renglón seguido, indica que entienden los temores de la población con respecto a la minería, pero acota que en los 12 años que llevan en ese territorio no se han verificado daños en el medioambiente ni contaminación en el agua, y si un continuo relacionamiento con las comunidades locales; evidenciando así la responsabilidad social y ambiental y los altos estándares por los que se rigen.

“Solicitamos a todas las entidades del Gobierno Nacional que visiten las regiones de la mano de las empresas, informen más y mejor a las comunidades sobre las diferentes industrias, y nos brinden las garantías jurídicas necesarias para el desarrollo de proyectos en el país”, finaliza el comunicado.

Desde tiempo atrás, la multinacional minera ha afirmado en diferentes escenarios de la región que cuando se instalan las plataformas de perforación siempre se realizan las pruebas ambientales y se concerta con los propietarios de los predios.

Ahora reitera que la actividad bien ejecutada aporta recursos para la región, sin necesidad de desplazar la actividad agropecuaria de los campesinos.

Fuente:http://www.portafolio.co/economia/once-municipios-de-antioquia-dicen-no-a-la-mineria-506623

Colombia

Anglogold Ashanti se retiraría de Jericó, Antioquia, tras acuerdo que prohíbe la minería

La multinacional ya se había retirado de Cajamarca, Tolima, por cuenta de la decisión popular.

La prohibición de la minería en Jericó era una posibilidad que AngloGold Ashanti esperaba que no se materializara, como efectivamente pasó con seis votos a favor y cuatro en contra en el Concejo de la localidad.

En ese municipio, la multinacional sudafricana desarrolla un proyecto de exploración, aún no de explotación, de minería subterránea de cobre que aún requiere varios años de estudio e inversión para definir la viabilidad.

Sin embargo, esto podría parar la inversión de la empresa en esa localidad. El presidente de AngloGold Ashanti en Colombia, Felipe Márquez, sostuvo que si tras las acciones del Gobierno no se evidencia una seguridad jurídica, retirarán su proyecto de Jericó, así como abandonaron Cajarmaca, Tolima, tras el rechazo de la comunidad con su proyecto La Colosa.

El presidente de la multinacional en el país señaló que “si al final consideramos que la seguridad jurídica no está, como sucedió en Cajamarca, nos retiraremos como lo hicimos en ese municipio de Tolima. La población tomó una decisión, si es buena o mala eso no lo voy a catalogar”.

Por esa razón, el viceministro de Minas, Carlos Cante Puentes, anunció recientemente en Medellín que el Gobierno Nacional no permitirá que se frene la locomotora minera, por lo que demandará todo acuerdo municipal que prohíba esa actividad.

“Nosotros como ministerio estamos dispuestos a interponer las demandas sobre los actos administrativos. También a interponer las acciones disciplinarias, no nos podemos dejar confundir en los territorios desinformando”, advirtió el viceministro de Minas.

Jericó no es el único municipio antioqueño donde AngloGold Ashanti hace presenciada, debido a que desarrolla el proyecto minero Gramalote en San Roque, Nordeste del departamento, que será la explotación de oro a cielo abierto más grande del país desde 2021.

Comunicado oficial de Anglogold Ashanti sobre decisión del concejo de Jericó

Frente a los resultados de la votación en el Concejo de Jericó, AngloGold Ashanti Colombia manifiesta:

Somos respetuosos de las autoridades y corporaciones locales y regionales. Sin embargo, lamentamos la decisión tomada por el Concejo de Jericó, decisión que además de ser inconstitucional, siembra un grave precedente para quienes buscan invertir en el país, los departamentos y los municipios de Colombia. El acuerdo aprobado tiene consecuencias para nuestro proyecto de minería subterránea de cobre en jurisdicción del Municipio; proyecto que necesita varios años de estudios e inversión para definir su viabilidad y ser presentando a comunidades y autoridades en el proceso de licenciamiento.

Entendemos los temores de la comunidad respecto a la minería, pero en los 12 años que llevamos en el territorio, no hay daños en el medio ambiente ni contaminación en el agua, y sí un continuo relacionamiento con las comunidades locales; evidenciando así nuestra responsabilidad social y ambiental con altos estándares por los que nos regimos.

Solicitamos a todas las entidades del Gobierno Nacional que visiten las regiones de la mano con las empresas, informen más y mejor a las comunidades sobre las diferentes industrias, y nos brinden las garantías jurídicas necesarias para el desarrollo de proyectos en el país.

Colombia

Así será el proyecto que busca prohibir la minería contaminante en Ibagué

El alcalde Ibagué Guillermo Alfonso Jaramillo radicó ante el Concejo Municipal el Proyecto de Acuerdo por el cual «se dictan medidas para la preservación y defensa del patrimonio ecológico y cultural del Municipio de Ibagué y se adoptan otras disposiciones”, con el que se pretende detener la explotación minera contaminante en la ciudad.

El mandatario local resaltó que actualmente el Concejo puede decidir sobre el uso del suelo y del subsuelo debido a los fallos que ha proferido la Corte Constitucional de Colombia frente al tema como la C-273, la C-035 y la T-445, todas del año 2016.

«Lo que va a estudiar la corporación es sobre frenar la megaminería a cielo abierto contaminante, como la que pretendía hacer AngloGold Ashanti en Cajamarca. Además, vamos a cerrar filas a través de todos los mecanismos legales para proteger nuestros recursos naturales» manifestó Jaramillo.

De igual forma, el alcalde aclaró que la posibilidad de adelantar la Consulta Popular no se ha cerrado. Sin embargo, este sería un trámite que requiere más tiempo y preparación.

«Con todos los procesos que tiene que pasar, la consulta habría estado para octubre o noviembre. Y ya estamos en un momento electoral complicado y se puede contaminar”, sostuvo el mandatario.

Asimismo, recalcó que con la aprobación de este acuerdo Ibagué sería la primera ciudad en Colombia en legislar sobre este tipo de actividad contaminante.

“Aquí hoy este Concejo constituido por 19 personas, pueden tomar la decisión más histórica de defensa del territorio, de los recursos hídricos y del Medio Ambiente”, concluyó.

Fuente:http://www.ecosdelcombeima.com/ibague/nota-107244-asi-sera-el-proyecto-busca-prohibir-la-mineria-contaminante-ibague

 

Colombia

Jericó, el pueblo donde ronda el fantasma de un título minero

En el suroeste antioqueño se vive una tensión sin precedentes por cuenta de un título minero entregado hace doce años a la multinacional AngloGold Ashanti. Algunos en esta región -de una fuerte vocación agrícola- se rehúsan entregarse a la minería.

¿Dónde empieza una tradición, una cultura, una forma de ser? Esta puede ser una respuesta: el suroeste antioqueño. Aquí empezó todo: las arepas, el quesito, el aguardiente, el catolicismo, el honrarás a padre y madre, harás el negocio de tu vida, mantendrás la modestia porque es mejor la tierra y sus animales y sus matas que la ropa y el qué dirán; aquí nació una forma de ser arriero, de llevar el sombrero, de comer frisoles cada noche. ¿Dónde empieza una tradición, una cultura, una forma de ser, de ser montañero? Aquí nació una de esas formas de ser paisa, lo que algunos quieren preservar a toda costa en otras partes: la cultura.

Después de salir de Medellín se sube a Fredonia y en el descenso se ve el río Cauca como una gran lombriz revuelta en tierra y quieta, durmiendo el sueño plácido en medio del valle que es el límite entre Antioquia y Caldas, donde están los farallones —Paz y Galeras—, el cerro Tusa que parece una pirámide levemente inclinada y hecha con las manos, y la montaña —la montaña— La Mama, sin tilde, como le decían los viejos a sus hijos: “Dígale a su mama” . Todo eso es el suroeste. En los bordes de la montaña está la vereda La Oculta, famosa por la novela de Héctor Abad Faciolince y que tiene un lago donde se ahogaron varios, entre ellos el poeta nadaísta Amilcar Osorio después de una fiesta bien fumada. Detrás de La Mama está Jericó.

ericó trae su nombre de la Biblia. De Jericó cayeron los muros. Este Jericó paisa también tiene su fama, el documental “Jericó, el infinito vuelo de los días” es la prueba de que un pueblo se puede mantener incólume, sólo apunta de tradición, de campesinos que cultivan la tierra, de la religiosidad más piadosa, del aguardiente más embriagador. Jericó fue hace muchos años la capital de Antioquia, su clima de verano, su cercanía al río Cauca y al viejo Caldas convertían al pueblo en una metrópoli del siglo XIX, después vino un leve olvido hasta que llegaron las épocas del turismo y luego, las épocas del oro, de la minería.

 

En la oficina de su empresa de publicidad en el barrio El Poblado de Medellín, Gabriel Abad trataba de dárselas de prestidigitador. Llenó un pocillo hasta la mitad de café molido, el puro polvo café, y le agregó dos sobres pequeños de azúcar, mezcló todo con una cuchara y esparció todo en un pequeño montículo de café en el que brillaban algunas piedras de azúcar. “Díganme cómo hace uno para apartar el azúcar del café sin destruir la montaña”.

Gabriel Abad hablaba del proyecto Quebradona de la multinacional AngloGold Ashanti, que hasta el momento tiene licencia de exploración, y de aprobarse la licencia ambiental y social se haría explotación con técnica subterránea para el hallazgo de cobre —que hay—, cuyo material se encuentra a unos quinientos metros de profundidad. Según la misma empresa, “la actividad de exploración es similar a la usada en construcción de infraestructura como vías, aeropuertos, edificios; se limita a perforaciones de geología, geotecnia e hidrogeología con un diámetro máximo 8 pulgadas, hasta una profundidad de 1.200 metros”. Con esta técnica esperan estudiar la viabilidad del proyecto y analizar el estado de los minerales, que no están en beta sino dispersos entre tanta tierra refundida. Se vuelve a los que dice Abad en su oficina: “Díganme cómo”.

Quebradona es la gran duda que desde hace años les cayó a los habitantes de Jericó, Támesis y Tarso —el suroeste—, quienes temen que las exploraciones mineras, que ya van en 110 perforaciones, acaben con el agua que los ha surtido desde siempre. Y el miedo crece porque el suroeste nunca ha sido una región con vocación minera, los campesinos han poblado estas tierras fértiles para sembrar café, cítricos y para extender el ganado que por años ha surtido la demanda del Valle de Aburra.

Son neocampesinos. Los que estaban aquella mañana en la oficina de El Poblado son todos herederos de tierras —sus abuelos fueron dueños, sus padres, sus hermanos: llevan una herencia que quieren conservar, una cultura, una forma de ser—, son neocampesinos: ya llevan años haciéndose profesionales y quieren volver al origen, a labrar la tierra para recogerse. Ellos han formado la Mesa Técnica, un colectivo que desde octubre del año pasado quiere hacerle frente al poder minero y hasta el momento son ciento diez finqueros y esperan en poco tiempo ser más de mil: los hay neocampesinos y también campesinos de verdad, que saben coger el machete sin fingimientos para darle golpes a la madera, que conocen los tiempos de la luna y los brotes de agua de La Mama, que en las últimas semanas —dicen— se han multiplicado y para eso no tienen una explicación.

Verónica Vargas tiene una finca en Támesis y trabajó hasta hace muy poco en Bogotá como bióloga en proyectos de desarrollo social con componentes ambientales, así que cuando volvió al suroeste con la idea de trabajar en las tierras de la familia, en reforestar, en cambiar los sistemas de agricultura tradicional a silvopastoriles más sostenibles, en hacer cambios —porque los neocampesinos no quieren mantener la tradición total sino mejorarla— y la buscaron de Quebradona y le dijeron que era una mina, sabía de qué iba el tema. “Ellos querían hacer unas muestras de suelo y vinieron a pedirme permiso para hacerlo en mi finca, a mí me tomó por sorpresa y les dije que cómo así que minería. Les empecé a pedir papeles, que no los iba a dejar entrar así, que me mostraran. Nos reunimos, resulta que ellos quieren entrar por mi finca”.

u finca no está muy lejos del río Cauca, que viene desde La Pintada recorriendo el país desde Sur hasta el Norte, y sobre toda una curva, antes de llegar a una zona de paraderos de buses y camiones conocida como Puente Iglesias, está La Mama, en cuyas faldas se levantan la mayoría de las fincas de los miembros de la Mesa Técnica. “Ellos lo que quieren es entrar a la montaña justo por donde estamos nosotros, el problema es que las quebradas que nacen en esa montaña alimentan a Támesis, Jericó y Tarso y bañan e Cauca, y es ahí donde tienen los títulos mineros”, dijo Verónica Vargas.

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Mientras una camioneta baja en desbandada hacia el suroeste, el sol reverbera y Claudia Vásquez —esposa de Gabriel Abad— dice que no puede ser que por culpa de la minería se llegue a perder toda la belleza y la producción, porque esas montañas que se ven vaporosas por el efecto del calor, espejismos a lo lejos, no son puro monte, gran parte son corredores biológicos para conectividad de fauna y flora y silvopastoreos, cultivos, cafetales, plataneras. Toda el área en la que se haría la explotación está totalmente poblada porque el suroeste no tiene terrenos baldíos y el café es el sustento de todo el mundo, sobre todo de los pequeños campesinos que no tiene más de cinco hectáreas de tierra. Lo que se ve desde lo alto es el 60 por ciento de la producción cafetera del departamento que, a su vez, representa el 16 por ciento de la cosecha nacional que alcanzó un valor de 7 billones de pesos en 2016, y la sola cosecha en Antioquia valió 1 billón 115 mil millones de pesos. El Suroeste tuvo un valor de 673 mil millones de pesos para toda la economía de la región.

El Comité de Cafeteros dice que en Jericó hay 890 campesinos caficultores, 1.533 hectáreas sembradas y 1.040 fincas; en Támesis existen 1.886 hectáreas sembradas en 2.154 fincas y 1.517 productores viven del cultivo. Pura tradición cafetera que en la Gobernación de Sergio Fajardo tuvo un impulso inusual con la producción e cafés especiales. Ir a cualquier pueblo del suroeste es encontrarse con pequeñas asociaciones que procesan sus propios cafés, cada uno en empaques muy artesanales con pequeños hoyos encima para recibir el olor, aromas diferentes: ácidos, frutales, amaderados, todos sabrosos de disfrutar en el paladar con o sin azúcar.

En la camioneta —manejada por Juan, otro propietario de finca, que ya traspasa los sesenta años y cada que pasa por un portón puede decir de memoria quienes vivieron ahí: abuelos, padres, hijos, y quién se casó con quién y qué ganado tenían ahí y cómo se tomaba aguardiente— llegan a Palermo, un corregimiento donde esperaban Dora Liliana Aguirre Porras, Jaime Correa Arango, Manuel Giraldo Barrera, David Grajales, Guillermo Hurtado Pérez y José Marín Ospina, ¿quiénes son? Hacen parte del Sindicato de Trabajadores de Palermo, o de la Junta de Acueducto Palermo, o de la Corporación Solidaria Amigos de Palermo, o del Comité por la Defensa Ambiental del Territorio del Municipio de Támesis; o simplemente —como dicen— nacidos, criados y malcriados en Palermo. Esperaban con las manos llenas: chocobananos, bolsitas de cardamomo, muestras de cacao, bolsas de café, todo lo que producen desde hace varios años. Sucede algo: los campesinos colombianos ya no quieren más intermediarios, se han dado cuenta de que pueden ofrecer un producto final. Crean marcas, se buscan la manera de procesar, de empacar, de llevar la mercancía a los supermercados. Estos del suroeste no son la excepción, son ellos los pequeños campesinos y cuando se dieron cuenta de que había llegado AngloGold hicieron la resistencia: “Quería montar aquí una oficina pero no los dejamos, y no hemos dejado que han encuestas no nos interesa, lo que queremos es agua”, dijo Dora Liliana Aguirre Pérez, el ceño fruncido, la risa franca, el cuerpo rotundo como su posición férrea. A algunos ya los retuvo la Sijín y el Ejército por acercarse a las zonas de exploración, todos se conocen las rutas monte adentro, temen por la fauna, por los palos de comino crespo, comino rosado, especies que creen endémicas, por el agua: por el agua. Temen que esa montaña, La Mama, protectora, no sea más esa peña verde.

Por una carretera vieja y destapada, apta para los cascos de los caballos y las mulas o para las llantas de un buen cuatro por cuatro, se llega de Palermo a la Soledad, un corregimiento de Jericó. Así se pasa de los 600 metros sobre el nivel del mar a los 1.800, rodeando La Mama, en algunas zonas hay hectáreas muchas de gulupa, propiedad ya de AngloGold. En La Soledad estaban William Gaviria, Argiro Tobón, Gustavo Arboleda, Rodolfo Tobón, esperaban tomándose unos aguardientes en una fonda trepada en el filo de una montaña y abajo el río Cauca encañonado, plácido, dormido. Los primero que dijeron fue que ninguno estaba dispuesto a vender y que ya han hecho varias protestas. Gustavo Arboleda cree que todo se perdería si empezara a perforarse la tierra para sacar metales: “Si con la sola exploración ya dañaron un acuífero y empezó a disminuirse el agua, entonces qué va a pasar con la explotación. Aquí nosotros no hemos vendido tierras, pero ya hay unos que sí y ahora la empresa está sembrando gulupa en esa zona, mientras hace sus huecos”.

 

Esto de ser rimbombantes: a Jericó le dicen la Atenas del Suroeste, la ciudad culta de Antioquia, la mesa de Dios, el hogar, la cuna de la única santa del país, Laura, y eso acá pesa. El pueblo es bello: las casas coloniales, las calles en piedra, el parque central arborizado, la iglesia como un faro. Monseñor Noel Londoño Buitrago es el obispo de la Diócesis de Jericó y espera en la casa parroquial —un patio central en el que hace años, seguro, desensillaban las bestias; un patio exterior, un baño de inmersión, el paso del tiempo suspendido por la fe—, conoce bien la tradición cafetera porque nació en Montenegro, Quindío, y lo suyo han sido las misiones, por eso cree que la llegada de la minería es una oportunidad para pensar en la cultura cafetera y en la formación de las nuevas generaciones para que continúen con su arraigo a la tierra.

“Yo digo que minería sí pero no así”, dice el sacerdote, quien cree que las multinacionales mineras pueden llegar a zonas donde no estén pobladas o que tengan una clara vocación minera, pero que el caso del suroeste es muy diferente porque son tierras de fuerza campesina, de agricultores. “Aquí iban a hacer un monasterio los benedictinos, pero les dijeron de la Alcaldía que después de la llegada de la minería no les podían garantizar el agua, así que desistieron de construir, aunque ya tenían planos. A mí se me acercaron unas personas de la multinacional para decirme que podían ayudar económicamente a la misión, y yo no les acepté nada. La única garantía de que esa mina no va a afectar el municipio es que los directivos de esa multinacional se vengan a vivir acá”.

 

Antioquia es el departamento con más títulos mineros en Colombia, los hay en Buriticá, Fredonia, Jericó, Anzá, Dabeiba, Urrao, Frontino, Amalfi, Zaragoza, Segovia, Andes, Támesis, San Roque, San José del Nus, Titiribí y Remedios. Antioquia es la representación fiel de la conquista, si debajo de tanta tierra hay tanto oro, se puede entender la locura de los antepasados españoles, el desprendimiento de los indígenas. En los primero tres meses de este año Antioquia exportó más oro que cualquier otro departamento, según el Dane, la cifra representó 295 millones de dólares, 240 millones más que el año pasado en la misma época.

El de Jericó es apenas uno de los 8.866 títulos mineros que hay en el país, muchos de ellos repartidos en una gran despensa agrícola: la cordillera andina sobre Nariño, Cauca, Huila, Tolima, Caldas, Risaralda, Antioquia y Bolívar, zona de campesinos, de labradores de tierra.

 

El viaje es largo y sólo es una vuelta a la montaña La Mama. En Tarso está la finca El Madrigal —propiedad de la familia de Catalina Mesa, directora del documental “Jericó el infinito vuelo de los días”—: tiene 76 hectáreas y en 39 de ellas más de 160 cabezas de ganado asistido por un sistema pastoril de bajo impacto en la tierra y que acaba con el perjudicial método de ganadería extensiva. No existen aquí las praderas como canchas de golf, perfectas según las estéticas del tapete, de un solo pasto y sin árboles: es todo lo contrario, árboles que dan sombra a la tierra y al animal, alguna maleza para que las reses puedan comer, cerdos sampedreños —negros, rumiadores, de buena pezuña, que aran la tierra por su sólo hábito de comer, que luego darán un buen jamón— pastan tranquilos. Nada se pierde, todo se reutiliza. Se hacen fertilizantes, fungicidas, abonos, todo natural y evitando maltratar con venenos la tierra. Según Huber Cartagena, administrador de la finca y concejal de Tarso, en la región están empezando los proyectos de fincas sostenibles donde puedan vivir en armonía el ganado, los cultivos y el campesino: “Reforestación, delimitación y caracterización de los corredores ambientales, parcelas de seguridad alimentaria, porque tenemos que cuidar el DMI, distrito de manejo integrado la trocha, la nube, la capota, que es donde está la estrella fluvial donde está el agua de Jericó, Támesis y Tarso, justo el lugar donde estará la minera”. Los campesinos están recibiendo las preocupaciones de los neocampesinos: que se necesitan fincas que puedan autosostenerse, conservar el medio ambiente.

 

La Mesa Técnica ha hecho su trabajo de divulgación y los campesinos están preocupados. Nadie les preguntó si querían que llegara la minería, nadie les preguntó que si se querían ir, que si querían vender. Esto llevó a que el lunes 29 de mayo el Concejo de Támesis aprobara por unanimidad el proyecto de acuerdo que rechaza y prohíbe la minería en el municipio. Según la diputada Ana Ligia Mora, que ha acompañado el proceso, este es un paso de valentía de los concejales que han recibido “presiones de varios frentes”. Este sería un primer paso para llevar el descontento popular a una consulta popular, como ya sucedió en Cajamarca, donde la AngloGold también tenía títulos mineros. Pero la fiesta no les duró mucho, porque el viceministro de Minas, Carlos Andrés Cante, dijo que los concejos municipales no tienen la autoridad para expedir acuerdos que prohíban la minería, y menos en Antioquia, que en 2016 aportó el 41 por ciento de las 61,81 toneladas de oro que produjo el país.

En Jericó no están tan claras las posiciones, pese a que en las calles se leen los letreros en contra de la minería. María Victoria León, presidente del concejo y miembro de Cambio Radical, quien no hace mucho recibió una invitación de AngloGold para visitar uno de sus proyectos en Brasil, viaje al que no pudo ir pero sí su esposo Juan Guillermo Restrepo Ruiz. Reconoce que aunque el municipio no tiene vocación minera, no le ve ningún problema a la llegada de Anglogold, que desde hace doce años empezó un trabajo soterrado: “Lo que yo he entendido es que no hay riesgos de perder acuíferos, aunque toda causa tiene un efecto, pero esperamos que las consecuencias no sean tan duras porque la empresa se mueve legalmente. Desafortunadamente la comunidad está muy dividida hoy. Los letreros que hay en las casas no dicen que todo el mundo esté en desacuerdo”.

Toda la polémica ha llegado hasta la gobernación de Antioquia, Luis Pérez considera que es mejor la entrada de una multinacional que dejar la tierra en manos de las bandas ilegales, como ha sucedido en el Bajo Cauca, la región más contaminada con mercurio de todo el país. “Sin embargo hay que tener en cuenta las vocaciones de las regiones, en este caso el suroeste tiene una clara vocación agrícola, así que hay que entablar diálogo entre la comunidad y la multinacional”.

 

En una última finca, a orillas del río Cauca hay un hombre, se llama Gabriel. Lo mismo: pastos enmalezados, árboles enormes, quebradas y corredores ambientales recuperados, 400 cabezas de ganado que van directamente a Bogotá y cuya carne —dice— sabe a lo que sabe la carne de verdad: los jugos en el paladar, la huella apenas del fuego. Gabriel monta caballo con elegancia, el porte de un montañero que sabe dominar la bestia debajo de los pies. Al frente del río Cauca se queda callado por un momento y contempla en silencio. El río está a dos metros y baja fiero y revuelto, ya no es una lombriz dormida: es la muerte y la vida: un precipicio. A unos cuantos kilómetros —dos, tres— estará la piscina de lodos que se irá llenando mientras se saca el material disperso de La Mama, el cobre, y que tendrá 25 millones de metros cúbicos de lodos: un cóctel químico y tóxico.

Fuente:http://www.semana.com/nacion/articulo/jerico-las-entranas-del-cobre/527685

Colombia

Anglogold Ashanti ya ha contemplado demandar al Estado

Presidente de Anglogold Ashanti recalca la inseguridad jurídica para las inversiones mineras.

Luego de suspender la exploración en el proyecto de oro La Colosa, en Cajamarca, Tolima, tras la consulta popular, la minera sudafricana Anglogold Ashanti está concentrada en jugársela toda al éxito de sus proyectos en Antioquia: de oro en Gramalote y de cobre en Jericó.

El primero ya tiene licencia ambiental y el segundo está en fase exploratoria, pero ya se está viendo amenazado por los activistas que “están metiendo miedo en la gente sin permitir un debate informado, como se da en todo el mundo”, según Felipe Márquez, presidente en Colombia de la minera.

En entrevista con EL TIEMPO, el directivo revela que ante estas situaciones, ya han estudiado posibles demandas contra el Estado por inseguridad jurídica para las inversiones mineras.

¿Cuál es el plan tras la consulta en Cajamarca?

La decisión de suspender fue solamente para La Colosa. Estamos concentrados en nuestros proyectos en Antioquia, llamados Gramalote, de oro, en San Roque; y Nuevo Chaquiro (proyecto Quebradona), de cobre, en Jericó. Estamos tratando de aprender de algunos errores.

¿Qué buscan corregir?

No queremos que algunas personas que hicieron campaña política o activismo ideológico puedan hacer lo mismo.

Si eso pasara, seguramente sería el fin de la confianza de la compañía con Colombia. Estamos concentrados en poder explicarles mejor a las comunidades, con un mayor apoyo del Gobierno, cómo es que se puede hacer minería bien hecha, minería legal y minería que promueve.

¿En qué estado van las iniciativas?

En Gramalote ya tenemos la licencia y en Nuevo Chaquiro estamos lejos; en exploración, y no tenemos fecha definida para sentirnos capaces de ir por una licencia. Es como cuando una persona va al colegio. No podemos presentar el Icfes en séptimo o en noveno, y eso fue lo que nos hicieron en La Colosa. Nos preguntaron de química y física y en quinto de primaria uno no sabe eso. No puede pasar en Jericó.

¿Qué tan riesgoso es esto en Antioquia, con larga tradición minera?

El riesgo está. Las personas que promovieron la consulta en Cajamarca la están promoviendo en Jericó y Támesis, con argumentos acomodados, pero con el mismo fondo y falta de profundidad técnica.

Diciendo que es mejor la vida que el oro, que es mejor el agua que el oro y que el proyecto minero elimina la posibilidad de tener agua. En cualquiera de nuestras minas hay agua y sale limpia, pero las mentiras que se vendieron en Cajamarca se están tratando de vender por los mismos promotores, activistas y políticos.

¿Qué le piden al Gobierno?

Lo mismo de siempre. En este tipo de proyectos, el Gobierno es el que debe ir a la comunidad y decirle que el mineral no es de la compañía, sino del Estado.

Decir se va a sacar el mineral, o no, solamente si la compañía presenta un plan adecuado. Que no les dé miedo, porque acá no va a haber una mina hasta que haya un licenciamiento y no va a haber licencia si no hay audiencias públicas. Y si quieren consultas populares, pues que las haya, pero en el momento correcto y no anticipadamente ni después.

¿No hay nada qué hacer en Cajamarca?

Estamos intentando entender regulatoriamente cómo se implementa la decisión de la consulta popular.

Pero urge coordinar el uso del suelo y el del subsuelo…

Las personas están haciendo activismo metiéndoles a las personas unos miedos que concluyen en una votación, que después el ordenamiento jurídico no valida. ¿Usted cree que los 6.000 que votaron no van a hacer una vía de hecho para impedir que eso pase?

Hasta que no se decante, y el país entienda que el mineral es de todos, va a ser difícil volver.

¿Qué inversiones tienen este año esos dos proyectos?

Este año, para Gramalote estamos invirtiendo 30 millones de dólares. La construcción puede costar unos 900 millones de dólares si se da.

El presupuesto inicial para Colombia en el 2017 era cercano a los 90 millones de dólares, pero a hoy es de 35 millones de dólares, casi la tercera parte.

¿Y el resto se guarda?

Ese dinero ya se lo gastaron Malí y Ghana. Es triste ver cómo la plata destinada para el país se la asignan a otros por estas razones.

¿Somos el país con más agenda política y con comunidades en torno a la minería?

En comunidades no, pero en política sí. Usted no ve esa agenda política en otros países. Allí la comunidad dice que ahí está el mineral, pregunta cómo lo van a extraer, qué impactos hay y cómo lo mitigan, y qué les queda como comunidad. Ese debate de agua u oro, o de vida o mina, eso no se ve en otros países.

¿Qué dijeron las directivas mundiales tras lo de La Colosa?

Es como si estuviéramos con detención domiciliaria.

La credibilidad no es la mayor. Cuando se transmiten cosas y pasan otras, que no se pueden ni explicar, la confianza se pierde y comienza a bajar la inversión.

El siguiente nivel será si valdrá la pena seguir ahí. Estamos en el nivel más bajo de inversión y de confianza minera.

¿Han contemplado salidas jurídicas, como demandas?

Sí las hemos analizado; no están descartadas. En este momento, estamos tratando de jugarnos la vida.

Concentrarnos en nuestros proyectos en Antioquia, esperar que salgan bien y, entre tanto, esperar que el Gobierno Nacional vaya reglamentando qué es lo que pasa en un municipio después de una consulta popular. De acuerdo con lo que ahí suceda, tomaremos nuestras decisiones.

¿Y sería devolverle títulos al Gobierno?

En el 2012, cuando llegué a la compañía, teníamos cerca de 1.000 títulos mineros. Hoy tenemos, entre propuestas y títulos, alrededor de 150.

Algunas personas ven eso como un logro, pero el que más pierde es el país, porque no tiene los recursos para hacer la geología.

Los que promovieron la votación en Cajamarca, ¿siguen en la región?

La gran mayoría están en Jericó y en Támesis (Antioquia), pero no eran de Cajamarca ni de Jericó. Sería más interesante que estuvieran viendo cómo les ayudan a los 400 desempleados ahora.

Y que presenten proyectos y alternativas reales para usar bien el agua, el cual es su debate. Porque no hay nada y el agua es escasa hoy en la zona y no tiene la mejor calidad, la cual pudo haber sido mejorada con el proyecto La Colosa.

Uno de los promotores principales fue el alcalde de Ibagué, y yo quiero ver los proyectos concretos para las plantas de tratamiento de las aguas residuales del municipio, de las que hoy el 70 por ciento se van al río Coello, que ellos quieren defender. Es un debate de la insensatez.

Fuente:http://www.eltiempo.com/economia/sectores/entrevista-con-felipe-marquez-presidente-de-anglogold-ashanti-95882