José De Echave C.
Imagen: Perfil
No hay que ser un experto en historia económica del Perú para dar una mirada retrospectiva y darse cuenta de que cuando los precios de nuestras exportaciones han estado al alza, la economía peruana ha estado en expansión; por el contrario, cuando han estado a la baja, el país ha entrado en escenarios de estancamiento y recesión. Esa ha sido una constante en nuestros casi 200 años de vida republicana.
Para los que insisten en señalar que gracias a la Constitución del 93 hemos tenido 30 años de crecimiento económico sostenido, es bueno recordarles que en este período también pasó lo mismo: en los últimos 30 años, la economía peruana estuvo bien cuando los precios de nuestras exportaciones andaban bien y estuvimos mal cuando la situación cambió. Por ejemplo, la situación económica fue positiva en la década del 90 hasta que por los años 97 y 98 estalló una crisis internacional (lo que se conoció como la crisis rusa y asiática) y se trajo abajo los precios de los minerales. Por eso, los últimos años del fujimorismo fueron una etapa de recesión y estancamiento.
Luego, a partir del año 2003 comienza un ciclo de recuperación de los precios de las materias primas, entre ellas los minerales, que duró 10 años (2003-2012). Es el ciclo de bonanza de las materias primas de mayor duración en los últimos 70 años. Casi todos los indicadores que hoy en día se presentan como resultados del modelo y de la Constitución del 93, en realidad son consecuencia de ese período de súper ciclo de precios de las materias primas en general y de los minerales en particular. Si borrásemos ese período, la reducción de la pobreza, la evolución del PBI y otros indicadores más, mostrarían resultados bastante modestos. Además, en el período del súper ciclo de las materias primas, en América Latina crecieron países con modelos y constituciones diametralmente opuestas. Finalmente, el súper ciclo terminó y la economía peruana nuevamente entró en problemas.
Hacemos este breve recuento para subrayar que, en la actualidad, los precios de los minerales están nuevamente al alza (de repente tienen razón los que dicen que Dios es peruano) y en algunos casos a niveles muy por encima de la etapa del súper ciclo. Por ejemplo, la cotización del cobre ha batido todos los récords: es importante mencionar este metal porque en los últimos años el Perú ha duplicado su producción y con los actuales precios las empresas productoras de cobre ya deben haber recuperado sus inversiones y, por lo tanto, comenzarán a pagar impuesto a la renta.
En mayo de este año los ingresos tributarios se han recuperado a niveles pre pandemia e incluso comienzan a estar por encima de los que se recaudaba el año 2019. Todo indica que el Estado peruano comenzará a tener una mayor presión tributaria en los próximos años y si se corrigen los errores del pasado con reformas claves como la tributaria y un impuesto a las sobreganancias de las mineras, estos ingresos se pueden potenciar aún más y sobre todo sostener. Esto sería un gran alivio para la economía peruana y se podría comenzar a fortalecer los presupuestos de salud, educación, entre otros componentes.
¿Cuánto durará este nuevo ciclo de precios altos de los minerales? Difícil decirlo, quizás no será tan largo como el ciclo previo, aunque todo indica que tiene para algunos años más. Si no tuviésemos que recuperar todo lo que se perdió el año 2020 como consecuencia de la pandemia, la economía peruana ya estaría entrando de lleno a un nuevo ciclo expansivo. Por lo tanto, la primera tarea es recuperar el dinamismo económico, los puestos de trabajo que se han perdido, fortalecer la salud y la educación pública e impulsar, sobre todo, los sectores productivos intensivos en la generación de puestos de trabajo, como la agricultura y las pymes.
El próximo quinquenio se presenta favorable. De lo que se trata es hacer la tarea y no cometer los errores del pasado.
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