Parece ser que la estrategia del discurso presidencial del 28 de julio, fue refugiarse en lo que el presidente considera son algunas de las pocas fortalezas que puede exhibir: los programas sociales y la marcha del sector educación, bajo la gestión del ministro con mayor aceptación.
Esta estrategia, que seguramente se desplegará a lo largo de los próximos doce meses, de meterse en una suerte de burbuja y de escaparse de la realidad, no sólo genera cuestionamientos sino que confirma el estilo de un gobierno debilitado, aislado y sin mayor iniciativa política.
Optar por soltar un aluvión de cifras sin confirmar, hacer un largo recuento de programas sociales, proyectos, etc., no le permite ocultar las gravísimas y notorias ausencias en su gestión y en el discurso.
¿Cuáles son algunas de las principales ausencias en el último mensaje del Humala presidente? Pasamos a hacer un recuento.
– Llama poderosamente la atención que no haya habido una sola mención a los conflictos sociales, variable que ha acompañado permanentemente a este gobierno y a los precedentes. Esta omisión, luego de un conflicto como el de Tía María, dice mucho de un gobierno que reproduce las mismas estrategias reactivas de sus antecesores y no entiende que los conflictos son luces rojas que cada cierto tiempo se prenden y que nos están diciendo que ni el marco institucional, ni los instrumentos y las políticas públicas vigentes funcionan adecuadamente y que es urgente hacer ajustes. La Defensoría del Pueblo nos recuerda todos los meses que en el Perú tenemos más 200 conflictos, entre latentes y activos, la mayoría vinculados a temas socio ambientales (minería e hidrocarburos). Si el primer semestre ha sido un período con estallidos importantes, todo indica que en lo que resta del año varios casos pueden pasar también de latentes a activos, si es que se manejan las mismas estrategias reactivas y no se atienden legítimas demandas. Seguramente, el gobierno -como pasó con sus predecesores- seguirá tropezándose con la misma piedra: no hay que olvidar que acaban de autorizarse la operación de 25 compañías mineras sin que se hayan implementado procesos de consulta como lo manda la ley aprobada en agosto de 2011[1], y sigue sin publicarse la lista/base de datos completa de pueblos indígenas.
– El tema de la minería también ha sido una ausencia notoria del discurso. No sólo por lo que significa esta actividad en términos económicos, sino también por los impactos sociales y ambientales y el debate programático que genera. Ni un solo anuncio y ni una sola mención: ya quedó en el olvido y guardado en una carpeta el trabajo de una comisión multisectorial que el año 2012 supuestamente le iba proponer al país una nueva relación con la minería.
Este año, la producción minera ha comenzado a repuntar en varias regiones con el inicio de la fase operativa de proyectos importantes como Constancia (Cusco), Toromocho (Junín) -luego de superar los problemas iniciales-, la recuperación de Antamina y algunas ampliaciones. Para el primer semestre del próximo año se anuncia el inicio de la fase productiva del megaproyecto Las Bambas (Apurímac) que significará un gran salto en la producción de cobre. Sin embargo, la conflictividad latente que se vive en varias zonas de influencia minera y la falta de una estrategia adecuada que en primer lugar reconozca las demandas legítimas de las poblaciones, seguirá acompañando el escenario minero. El gobierno parece estar desarmado frente a esta realidad y reproduce los mismos errores de sus antecesores.
– El tema ambiental brilló nuevamente por su ausencia. Qué diferencia con el primer discurso del año 2011, donde el flamante presidente le dedicó un importante espacio a temas como el ordenamiento territorial que se presentaba como una de las políticas centrales que iban a implementarse en el quinquenio, al mismo tiempo que se anunciaba el fortalecimiento de la institucionalidad ambiental. ¿Qué dijo sobre este tema el presidente? Nada, salvo que piense que mencionar la organización de la pasada COP 20 sea suficiente.
Lo cierto es que lo que viene pasando en el sector Ambiente es lamentable. El Ministerio del Ambiente y sus organismos adscritos, incluido el nuevo Servicio Nacional de Certificación Ambiental, siguen cediendo posiciones, facultades y reciben dardos tanto desde fuera (gremios empresariales) como también desde el interior del propio Ejecutivo. Una de las contra reformas en curso es sin duda alguna la ambiental, mientras los principales gremios empresariales aplauden.
– Finalmente, otra preocupante ausencia es la de los fenómenos climáticos que vienen golpeando nuestro territorio y lo seguirán haciendo con mayor fuerza. Ni una sola mención a las heladas que afectan nuestras zonas alto andinas, que provocan la muerte de peruanos y peruanas y golpean sus vulnerables actividades económicas. Ni una sola mención sobre el Fenómeno del Niño (FEN) que golpeará severamente varias regiones del país afectando infraestructura, poblaciones enteras y sectores económicos. No está de más recordar que el FEN de 1983 provocó la caída de nuestra economía en 12%. ¿Hay alguna estrategia seria de prevención? La ausencia de este tema en el discurso dice mucho de un gobierno que también ha perdido el rumbo en este punto.
Con este marco general, el mensaje, los anuncios, la evaluación y rendición de cuentas, no es difícil comprender por qué el gobierno entra a este último tramo con los niveles de desaprobación, aislamiento y descomposición de su propia fuerza política.
El conservadurismo del gobierno de Humala, no sólo es en materia económica. También lo es en materia social, en el tema de derechos humanos. Humala está entrando al último tramo de su gobierno coincidiendo con los sectores más conservadores del país, que lo utilizan pero no lo aceptan ni lo reconocen como suyo. Ese es el drama del político que anunció la gran transformación y que termina alineado con el conservadurismo más recalcitrante.
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[1] Informe elaborado por Ojo Público: http://ojo-publico.com/77/los-secretos-detras-de-la-lista-de-comunidades-indigenas-del-peru