07 de Agosto 2012
Hace varios días 70 trabajadores de la Mina Providencia, parte del complejo de la conocida Frontino Gold Mines, en el municipio de Remedios, se declararon en paro laboral;
como respuesta a esta situación la empresa contratista de la Zandor Capital S.A. Colombia en dicha mina, decidió despedir a todos los parados. Estos hechos fueron denunciados por varios líderes del paro, entre ellos Jaminson Adrian Amaya y Nelson Cadavid en un medio televisivo regional. En la mañana del 27 de julio fueron asesinados.
Hace varios días 70 trabajadores de la Mina Providencia, una de las que hacen parte del complejo de la conocida Frontino Gold Mines, en territorios del municipio de Remedios, se declararon en paro laboral; como respuesta a esta situación el proyecto R.O.C. a quien los trabajadores reclamaban sus derechos, empresa contratista de la Zandor Capital S.A. Colombia en dicha mina, decidió despedir a todos los parados.
Estos hechos fueron denunciados por varios líderes del paro, entre ellos JAMINSON ADRIAN AMAYA y NELSON CADAVID el 25 de julio de 2012 en Teleantioquia, medio televisivo regional. En la mañana del 27 de julio fueron asesinados. Jaminson falleció de manera inmediata y Nelson alcanzó a ser trasladado vía helicóptero a Medellín, sin embargo no logró salvar su vida.
Como consecuencia de estos asesinatos, otros tres de los líderes del paro se encuentran buscando protección para su integridad física.
Además en la tarde siguiente fue asesinada otra persona en el casco urbano de Segovia.
Para recordar, la multinacional ZANDOR CAPITAL S.A. COLOMBIA como subsidiaria de la GRAN COLOMBIA GOLD está administrando la FRONTINO GOLD MINES luego de que la misma fuera entregada por el gobierno de ALVARO URIBE VELEZ a la empresa minera de capital canadiense GRAN COLOMBIA GOLD, creada con la fusión de ZANDOR CAPITAL y MEDORO RESOURSES en el 2010. Es de recordar que la representante legal de dicha GRAN COLOMBIA GOLD es la excanciller MARIA CONSUELO ARAUJO.
La nueva guerra del oro
Por Juan José Hoyos
A las guerras que vive Colombia, hay que sumarle una más: la guerra del oro. Ella está provocando la muerte de trabajadores, dirigentes sindicales, pequeños mineros y líderes de las regiones que se oponen a los atentados contra el hombre y la naturaleza cometidos por los mineros ilegales y hasta por algunas compañías multinacionales.
Antioquia, por desgracia, es uno de los epicentros del conflicto. El viernes 27 de julio, a pocos pasos de la mina Providencia, en Remedios, fueron atacados a balazos los trabajadores Jaminson Adrián Amaya y Nelson Cadavid Jaminson. El primero murió horas más tarde en una clínica de Medellín. El hecho sucedió en momentos en que setenta trabajadores de una empresa contratista de Gran Colombia Gold están en paro protestando por lo que califican como un despido colectivo. Gran Colombia Gold es el consorcio minero que administra las más grandes minas de la antigua Frontino Gold Mines, liquidada por el gobierno hace dos años contra la voluntad de sus trabajadores activos y jubilados. La llegada a Segovia de la multinacional en 2010 desató un paro cívico en protesta por el despido de más de 1.400 mineros.
Después del atentado del viernes, varios trabajadores sobrevivientes se vieron obligados a huir de la región para salvar sus vidas, según informaron los directivos del sindicato Sintramienergética Nacional, que agrupa a los mineros.
Los dos trabajadores víctimas del atentado participaron el 25 de julio en un programa difundido por el canal regional Teleantioquia en el que hablaron del conflicto entre los trabajadores y la empresa contratista que opera la mina Providencia.
Este no es el primer episodio de la nueva guerra del oro en Antioquia. El 26 de julio de 2011 fue asesinado Rafael Tobón, uno de los fundadores del sindicato de los mineros de Segovia. Tobón era uno de los líderes más reconocidos de los pequeños mineros. El 5 de junio de 2010, también en Segovia, fue herido a balazos el dirigente sindical John Jairo Zapata Marulanda, quien trabajó durante más de 15 años en la Frontino Gold Mines. Su cuerpo fue recogido por sus compañeros en el lugar del atentado y luego trasladado a un hospital de Medellín, donde los médicos lograron salvarle la vida.