Hace dos días, las comunidades del Valle del Huasco que se oponen al proyecto Pascua Lama, enviaron una carta abierta al Superintendente de Medio Ambiente (adjunta), exhortándolo a trabajar por la protección del medio ambiente y el resguardo de la salud de las personas, como reza la misión de esta repartición pública, y no por los intereses de Barrick Gold.
Y es que a nivel administrativo se han venido sucediendo un sinnúmero de hechos que vaticinan nuevas maniobras de la institucionalidad para viabilizar lo inviable: la reapertura del proyecto binacional Pascua Lama. Las organizaciones territoriales han afinado hasta tal punto su capacidad estratégica, que están desarrollando mecanismos para anticiparse a las jugadas de las autoridades, comprendiendo cada vez con más astucia cómo se preparan los guisos en la cocina de Zaldivar, o de Franz, o de Bachelet, y viendo cómo frenar el camión que lleva los ingredientes.
En la carta aluden a diversos dichos y hechos, que por sí solos parecerían inocuos, pero que hilados, dan cuenta de una trama compleja tendiente a relativizar las graves afectaciones que el agónico proyecto aurífero está provocando en el territorio. Y más que eso, pretenden desviar la atención del flagrante y sistemático incumplimiento de la RCA, lo que exige su revocación, sentando alentadores precedentes para la ciudadanía activa, pero pésimos para quienes han velado por el crecimiento sostenido y han transformado los derechos de las personas y de los ecosistemas en lomos de toro para el desarrollo.
En la misiva, que adjuntamos al final de esta nota, hablan de las declaraciones de Cristián Franz de estar estudiando la posible acumulación de los procesos sancionatorios que sufre la empresa (uno que lleva tres años y otro que recién empieza); aluden también a la aceptación de la SMA de programas de cumplimiento para afectaciones irreparables, como el daño a los glaciares y la contaminación de aguas; suman el ocultamiento de información, la petición de la empresa de que se anulen las últimas resoluciones adversas de la SMA en relación al proyecto, así como la solicitud de la SMA al SAG para que relativice el daño a las vegas altos andinas; entre otras irregularidades, rematando con los últimos dichos del superintendente a cerca de que en Chile “Más que proyectos que van hacia un camino de inviabilidad o hacia un despeñadero, veo proyectos que en realidad quieren mejorar producto de la fiscalización”.
En el Valle saben que las ‘mejoras’ de los megaproyectos mineros, ante comunidades alertas, pasan por comprar todo lo que se venda, como no les ha resultado con el territorio, temen que intenten nuevamente con las autoridades. Es por ello que antes de los hechos consumados, rematan su carta del siguiente modo: Exigimos que no se acumulen los procesos sancionatorios, que haya dos sanciones como corresponde y que se resuelvan de manera sucesiva para tener todos los resguardos que nos promete la ley. También que no se acepte la última petición de Barrick acerca de que se anule el rechazo al Programa de Cumplimiento realizado por la SMA ni de que se le permita presentar otro, en donde sume los cargos que dejó fuera y en donde toma los consejos que ya criticamos le da esta Superintendencia de Medio Ambiente. De ser así parecerá todo el acontecer el pauteo de una estrategia perfecta”.
Bueno, perfecta, salvo por la imposibilidad de doblegar a una comunidad que ha aprendido a valorar y amar su territorio y sus formas de vida, y que se arroga el derecho de defenderlas a como dé lugar.
Se adjunta carta de Asamblea por el Agua de Guasco Alto.