Más del 82 por ciento de personas examinadas en ocho países -México entre ellos- tenía concentraciones de mercurio superiores a las dosis máximas recomendadas, dijeron hoy en Ginebra organizaciones civiles internacionales.
– Sus representantes acuden en Ginebra a las negociaciones de una convención sobre el medio ambiente para controlar las emisiones de esta sustancia altamente tóxica.
Un análisis similar realizado en pescados a la venta para el consumo humano procedentes de nueve países, incluido Uruguay, determinó que en todos estos había una elevada proporción de pescados contaminados, según IPEN, una red que comprende a 700 organizaciones en favor de un mundo libre de tóxicos.
«Pescado y muestras de cabello de todo el mundo regularmente exceden los niveles recomendados», dijo el director del Instituto de Investigación de Biodiversidad, David Evers, al presentar los resultados del estudio en el mismo centro de conferencias donde las negociaciones del tratado sobre el mercurio han entrado hoy en su fase final.
Sostuvo que los resultados obtenidos demuestran la necesidad de que ese tratado ordene «verdaderas reducciones de emisiones de mercurio y no sólo a la atmósfera, sino también a los suelos y al agua».
Una vez que el mercurio es liberado puede viajar miles de kilómetros a través de las corrientes aéreas y marinas.
Las muestras de cabello humano fueron recolectadas en México, Rusia, Tanzania, Camerún, Islas Cook, Japón, Indonesia y Tailandia, donde se relacionó la contaminación con emisiones de mercurio de la minería artesanal de oro, centrales termoeléctricas a carbón, plantas de celulosa y papel, y plantas industriales mixtas.
En estas últimas se mezcla la producción de cloro-álcali, el refinamiento de petróleo, la incineración de residuos y la fabricación de cemento.
En el caso de México se encontraron altas concentraciones de mercurio en el cabello de pobladores de la cuenca del río Coatzacoalcos (Veracruz), «en niveles que exceden las recomendaciones de salud de Estados Unidos», precisó Evers.
El estudio estuvo en ese país a cargo de las entidades Ecología y Desarrollo Sostenible de Coatzacoalcos y el Centro de Análisis y Acción en Tóxicos y sus Alternativas.
Las muestras provenían de hombres y mujeres que trabajan en la pesca o venden pescado del citado río.
En las tres cuartas partes de las muestras de cabello donadas se encontró mercurio en niveles más altos de la dosis de referencia.
En Tokio, 18 de las 19 personas examinadas tenían concentraciones más elevadas, en Indonesia, 19 de 20; y en Tailandia, las veinte personas examinadas.
De otra parte, en el análisis de pescados se determinó que entre el 43 y el 100 por ciento de los ejemplares excedían el límite de concentración de mercurio.
«Las concentraciones de mercurio en el pescado obtenido en sitios de Japón y Uruguay fueron tan altas que se recomiendo no consumirlo», indicó un científico de IPEN.
En Uruguay la muestra fue tomada de peces espada comprados en Montevideo y Punta del Este. Esta especie que está en lo alto de la cadena alimentaria, por lo que acumula mercurio al comer otros peces con presencia de esta sustancia.
«El resultado obtenido con el pez espada es una buena muestra del nivel de contaminación en el resto de pescados», explicó María Isabel Carcamo, coordinador de RAPAR, una entidad asociada a IPEN.
El mercurio es un metal pesado tóxico que al liberarse en el medio ambiente se transforma por acción de bacterias y microorganismos en metilmercurio, capaz de incorporarse a la cadena alimenticia.
En los seres humanos, el cabello es ampliamente aceptado para estimaciones fiables de la carga corporal de metilmercurio, cuya presencia en altas dosis puede ocasionar daños permanentes al cerebro y riñones.
Ginebra, 18 ene