El 80 por ciento de todos los territorios donde habitan los 68 pueblos indígenas en el país está en peligro de que sean arrebatados, en el caso de Puebla la zona más amenazada es la Sierra Norte, el Valle de Tehuacán, el Centro de Puebla, Cholula y la Mixteca, así lo expresó Gerardo Pérez Muñoz integrante del Colectivo Socio Ambientales de Puebla, durante el Foro: “Situación de los Derechos Humanos en Puebla organizado por Puebla Libre”.
“Todos los partidos políticos son cómplices del ecocidio, etnocidio y el despojo y devastación ambiental”, enfatizó.
Teniendo como marco la mesa de trabajo denominada “Los Pueblos Indígenas en Defensa del Territorio”, el Despojo que se Avecina y los Derechos Humanos, Agua, Territorio y Medio Ambiente Sano”, el investigador recordó que la Sierra Norte de Puebla se compone por 65 municipios, y solo para el mega proyecto de muerte, es decir, el de minería a cielo abierto, han dado 90 concesiones.
“El fracking o extracción de gas es peligrosísimo ya que se requiere de 30 millones de litros de agua y ya no puede ser utilizada, porque queda sumamente contaminada con más 700 agentes químicos”, puntualizó.
Incluso, Pérez Muñoz, consideró que a las empresas lo único que les interesa es ganar por ganar y aunque el gobierno cuenta con información por distintas vías, está convertido en un aliado de las trasnacionales y hoy comunidades indígenas enfrentan problemas por los llamados mega proyectos de la muerte, como es la minería a cielo abierto, hidroeléctricas, termoeléctricas, la urbanización salvaje, la creación de autopistas.
Teniendo como sede el Museo Casa del Caballero Águila ubicado en el municipio de San Pedro Cholula, Alfredo Lozano, otro de los activistas, manifestó que para luchar en la defensa del agua y de la tierra, también es necesario rescatar a los indígenas de Puebla.
“Hemos mantenido la resistencia o la defensa, pero hay que dar otro paso. La nueva cultura debe ir en busca de rescatar la educación y las lenguas indígenas”, afirmó.
Durante el foro organizado por “Puebla Libre”, los ponentes coincidieron que al ponerse en marcha los “proyectos de muerte”, como las mineras, se violan los derechos humanos de los pueblos indígenas, pero también ponen en riesgo la calidad de vida de todos, al arrasar con bosques, extinguiendo el oxígeno.