Por Alfredo González
REAL DE CATORCE, San Luis Potosí, El Norte.- Aunque la mina de plata del Proyecto La Luz que emprende la Minera Real Bonanza esté a 15 kilómetros de los Cerros «Grande» y «El Quemado», centros ceremoniales de Wixáricas o Huicholes, acorrala su peregrinar y pone en peligro el carácter sagrado de la región, asegura Alfonso Nava.
Sin ser huichol, pide que se le llame «Poncho» Nava en lugar de Alfonso y defiende su lucha como miembro del Frente en Defensa de Wirikuta Tamatsima Wahaa, una organización que nació en el 2010 con activistas por el medio ambiente. Explica que este frente defiende la región de Wirikúta, en donde están los centros ceremoniales Wixáricas de varios municipios potosinos.
«La mina nos está dividiendo y eso enoja a los dioses, por eso es que vivimos esta sequía tan prolongada».
Desempleado y con estudios de Administración de Empresas del Tecnológico de Monterrey dice que por encima del dinero está la lluvia, que se ahuyentó por la llegada del Proyecto La Luz para la extracción de plata que busca iniciar en el 2014 cerca de allí la Minera Real Bonanza, subsidiaria de la canadiense First Majestic.
Insiste en que la mina requiere de mucha agua y depredó en el pasado la parte norte de la sierra, por lo que prefiere otras alternativas de ingreso como el turismo que llega a Real de Catorce. Otra opinión tiene José Abraham Hernández Coronado, miembro de una de las 52 organizaciones de caballerangos de Real de Catorce que rentan caballos al turismo. »Creo que necesitamos otras alternativas de empleo, yo trabajé en los hoteles por 100 pesos diarios con un horario de las 8 de la mañana a las 9 de la noche y aunque no me he muerto de hambre, mis ancestros eran mineros».
Considera que él se integraría a laborar en la mina y piensa que al menos por los próximos 15 años que exploten la plata el proyecto daría a sus tres hijos la posibilidad de superación, incluso para estudiar una carrera universitaria.