26 de Mayo de 2012
La ponencia presentada por el profesor Guillermo Rudas en el Foro Nacional Ambiental el pasado 25 de abril, concluye con cifras oficiales que no hay ningún municipio de las zonas productoras de carbón y oro del país, cuyos habitantes vivan hoy mejor que antes.
Por el contrario, el análisis de cuatro variables socioeconómicas –Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), muertes por causas violentas, mortalidad infantil y población en condición de miseria -, concluye que existe un evidente deterioro de las condiciones de vida de los pobladores comparado con municipios donde no hay minería.
En su trabajo «La locomotora minera ¿crecimiento compatible con la adaptación al cambio climático?», Rudas desnuda el discurso oficial y de las grandes compañías mineras sobre desarrollo y bienestar, utilizando para ello las estadísticas que divulgan los organismos oficiales.
Ojala que este trabajo, reproducido en la página de Colombia Punto Medio, sirva para que el Gobierno Nacional recapacite sobre la conveniencia de mantener un modelo de desarrollo minero inequitativo, oneroso y excluyente, y que en la reforma al Código de Minas que deberá presentar al Congreso, tenga en cuenta que el interés general de la Sociedad es superior a los intereses de la minería a gran escala.
Aunque el autor analiza también los riesgos de la locomotora en relación con la adaptación al cambio climático y la posibilidad de adelantar esta actividad sin generar un deterioro de gran magnitud sobre los recursos naturales renovables, en particular el agua en zonas estratégicas, aquí sólo vamos a comentar lo relativo a los asuntos sociales y fiscales.
Rudas arranca examinando las metas de la locomotora minera en el Plan de Desarrollo del actual gobierno y haciéndose la siguiente pregunta: ¿Puede la locomotora minera cumplir con los retos de superación de pobreza y de manejo del déficit fiscal que plantea el actual Plan de Desarrollo?
El autor toma las estadísticas oficiales de los principales departamentos y municipios productores de carbón (Guajira y Cesar), y de oro (Antioquia, Chocó, Bolívar y Córdoba), y hace dos tipos de comparaciones de las variables antes mencionadas para sacar algunas conclusiones en cuanto a la superación de la pobreza.
Primero, compara los indicadores socioeconómicos de los municipios de estos departamentos con los municipios de los demás departamentos, para observar sí la minería y la afluencia de regalías mineras ha contribuido al desarrollo y bienestar de la población.
En segundo lugar, Rudas compara los indicadores mencionados de los municipios mineros con los no mineros del mismo departamento, para verificar cómo los primeros han sido impactados, favorable o desfavorablemente, por la presencia y desarrollo de esta actividad.
En cuanto al aporte de la minería e hidrocarburos a la meta de reducir el déficit fiscal, el autor refina su conocido análisis sobre la tributación efectiva de este sector y concluye con nuevos hallazgos que en términos porcentuales paga más impuestos un trabajador independiente que los sectores de carbón y oro.
a. Crecimiento minero sin desarrollo efectivo.
Municipios de departamentos mineros versus departamentos no mineros
Los municipios de departamentos de la gran minería del carbón (Guajira y César), arrojan niveles de violencia inferiores a los demás departamentos del país, pero las estadísticas sociales son peores que en el resto del país.
a. La tasa de mortalidad infantil es de 44 muertes por cada mil nacidos contra 36 en el resto de los municipios del país. Este indicador es también significativamente más alto que el índice nacional de 26 muertos con cada mil nacidos.
b. En los municipios donde se desarrolla la gran minería del carbón, el índice de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), es del 56%, versus el 45% en los demás municipios del país y el 29% como índice nacional.
c. El 33% de los habitantes de los municipios de la gran minería del carbón viven en condiciones de miseria, contra el 21% en los demás municipios del país y el 12% de la población del país. La miseria es casi tres veces más grandes en los municipios donde operan El Cerrejón, Drummond y Prodeco, entre otros, que la miseria a nivel nacional.
Indicadores de municipios mineros versus no mineros de los mismos departamentos:
a. No se observan grandes diferencias en los indicadores de violencia entre estos dos grupos de municipios, de donde concluye que la minería de carbón no logra que los municipios que reciben directamente las regalías hayan logrado mejoras significativas en los indicadores de pobreza, en contraste con los demás municipios no mineros del mismo departamento.
En cuanto a la minería de Oro, Rudas examinó las mismas variables oficiales de los departamentos de Antioquia, Chocó, Bolívar y Córdoba, y llegó a las siguientes conclusiones:
a. De los cuatro departamentos estudiados, tres de ellos, Chocó, Bolívar y Córdoba, presentan tasas de mortalidad infantil, NBI y situación de miseria significativamente superiores al municipio promedio del país.
b. En el caso de Antioquia, donde se localizan los municipios con mayor producción de oro del país, éstos registran un índice de muertes violentas significativamente superiores al promedio del resto de los municipios: 57 muertes por cada cien mil habitantes, contra 44 en los demás municipios.
c. Pero en los otros tres indicadores, los municipios auríferos de este departamento presentan, en promedio, niveles significativamente mejores que los del resto del país. Recordemos que en Antioquia prevalece la pequeña y mediana minería, pese a la presencia de Mineros S.A., y que la generación de riqueza tiende a distribuirse mejor a nivel local, que la riqueza generada por los enclaves.
d. Pero lo más preocupante, añade Rudas, es que la diferencia entre los municipios mineros y no mineros de Antioquia, es significativa: Los municipios mineros registran, según cifras oficiales, 96 muertes violentas por cada cien mil habitantes, cifra que más que duplica el promedio de los demás municipios del departamento.
e. El análisis de estos indicadores muestra que «la minería de oro no genera mejoras significativas en las condiciones de la población, de por sí ya muy deteriorada, en contraste con los municipios donde no hay esta minería.
Un análisis específico hecho en los municipios de El Bagre, Nechí y Zaragoza, donde opera la compañía Mineros S.A., concluye que la situación es extremadamente grave en cuanto a condiciones de miseria y NBI. Por tanto, hablar de la presencia de grandes compañías mineras formales no es condición suficiente para mejorar las condiciones de vida de la población del área de influencia minera.
Beneficios tributarios a la minería y a los hidrocarburos
Se pregunta Guillermo Rudas sí el enorme auge de la actividad minera en el país se está canalizando para sanear las finanzas públicas nacionales, como propone el Plan de Desarrollo del Presidente Santos.
Un análisis más refinado del autor y a partir de las cifras del DANE sobre estos sectores (la DIAN tiene cifras agregadas y son confidenciales), muestra que además de los enormes beneficios especiales y transitorios (en algunos casos), así como el manejo particular de la depreciación y amortización de las inversiones, el descuento de las regalías y descuentos del IVA, se llega a la conclusión de que la tasa efectiva de tributación sobre utilidades es apenas del 12% en los últimos tres años.
Estas tasas son especialmente bajas en el caso del carbón (7,4%) y los metales preciosos (4,3%). Se trata de una tasa ridícula, más cuando a la mayoría de los colombianos nos descuentan, por la derecha y sin derecho «a pataleo», tasas del 10 a 11% de retención en la fuente por honorarios.
Ahora bien, esta es la realidad tributaria en un escenario donde no hay evasión. Sin embargo, Rudas muestra como, también a partir de cifras oficiales, las exportaciones de oro superaron con creces la producción aurífera registrada. Aquí la autoridad falló al permitir la venta al exterior de oro sin verificar que hubiesen pagado regalías y denuncia la falta de información para verificar si se trata de inventarios previos, producción formal, contrabando o exportaciones ficticias para lavar dólares.
Finalmente, encuentra que los beneficios obtenidos por las compañías mineras y petroleras (impuestos nominales menos impuesto efectivo), éstas superan las regalías. Esta es la conclusión más dramática, pues significa que estamos entregando a cero costo los Recursos Naturales No Renovables del país e incluso pagando a las compañías por el enorme favor de operar en Colombia.
No será que la avalancha de inversión extranjera en estos sectores tiene que ver, no con la seguridad jurídica de los inversionistas o con el volumen de reservas por encontrar, sino con que a espaldas de los colombianos, se generó un verdadero paraíso fiscal para los especuladores internacionales.
Nota: Obsérvese que las más grandes compañías productoras de carbón y oro en el país, la mayoría multinacionales, hacen parte del gremio de la Minería a Gran Escala, conformada para hacer creer a los colombianos que con su «minería responsable», contribuyen a mejorar la vida de los colombianos y a que el 80% de la renta que generan, queda en el país por conceptos que hasta la fecha no conocemos.
¡Algún día habrá que indignarse!