Imagen: Inforegión 08/11/2021
En el año 2017 se conoció del riesgo que representaba los relaves mineros de Tamboraque para el agua de Lima, debido a los deslizamientos por lluvias intensas que provocaba el Fenómeno El Niño entre febrero y marzo de ese año y una serie de sismos que se registraron en Huarochirí en setiembre.
En una publicación del diario El comercio del día de hoy, se recordó los antecedentes del caso y se alerta de que han pasado cuatro años después de esas denuncias, y el tema sigue sin resolverse.
En la nota se recordó que el entonces alcalde de Huarochirí, Hugo Gonzales Carhuavilca, denunció que la presencia de un relave en Tamboraque representa un grave riesgo en la población de esta zona y de toda Lima Metropolitana por la cercanía de estos desechos con el río Rímac. Señaló el riesgo de contaminación si el arsénico, antimonio, plomo, zinc y otros residuos tóxicos caían al agua que alimenta a la región.
Por su parte Osinergmin confirmó a El Comercio que la empresa Great Panther Coricancha S.A. – que compró la mina en el 2015– mantiene pendiente el traslado de aproximadamente 140.000 m3 (casi 140.000 toneladas) de relaves remanentes que se ubican al pie de la ladera del cerro Tamboraque, adyacente al río Rímac.
Esta cantidad representa el 37% del total de desechos mineros. El 63% –la empresa asegura que es el 65%– ya ha sido trasladado al depósito de Chinchán. La continuidad del traslado está suspendida en medio de una disputa legal.
Los antecedentes
Tamboraque se ubica en el distrito de San Mateo, en la provincia limeña de Huarochirí, a la altura del kilómetro 90 de la Carretera Central. Los depósitos de relave (canchas 1 y 2) corresponden a la mina Coricancha, que operaba la compañía San Juan desde los años 50. A inicios del 2008, los cerros empezaron a mostrar evidencias de inestabilidad por la activación de un deslizamiento de tierras.
En julio de ese año, la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) declaró el estado de emergencia del cerro por el plazo de sesenta días calendario debido al riesgo posibles daños en la Carretera Central, las vías férreas y el río Rímac si un deslizamiento arrastraba los residuos mineros. Ese mismo año la mina y los pasivos pasaron a manos de NYRSTAR y luego a Great Panther Coricancha S.A.
Aunque instituciones como Osinergmin y el Centro Nacional de Estimación, Prevención y Reducción del Riesgo de Desastres (Cenepred) han indicado que la ladera se encuentra estable, insisten en la necesidad que continuar con el traslado de los relaves. NYRSTAR se había comprometido a moverlos, pero no se ha terminado de ejecutar.
En julio del 2018, el Tercer Juzgado Constitucional Transitorio de Lima aceptó una medida cautelar interpuesta por la empresa y paralizó la movilización de los residuos mineros. De acuerdo con el organismo supervisor, esto le impidió exigir el traslado y emitir sanciones por incumplimiento. Dos años antes, la empresa había solicitado al Ministerio de Energía y Minas (Minem) la modificación del plan de cierre de minas.
Osinergmin informó que apelaron la decisión judicial y el 19 de enero de 2021, resolución de segunda instancia notificada recién en junio, se dispuso levantar la medida cautelar. Queda pendiente resolver una acción de amparo de la empresa minera contra el Mimen, OEFA y Osinergmin, que fue declarada fundada en febrero del 2019. El organismo supervisor volvió a apelar y luego de que Great Panther Coricancha S.A. interpusiera un Recurso de Agravio Constitucional el expediente será elevado al Tribunal Constitucional.
Pese a todo ello, el organismo supervisor señala que ha sancionado a la minera con 2 multas de 206 UIT cada una en el año 2016, y cinco multas coercitivas por un monto total de 500 UIT, entre 2016 y 2017.
Consultada sobre las razones por las que no se ha continuado con el traslado, Great Panther Coricancha S.A. señaló que “como resultado del constante monitoreo geotécnico de dichos depósitos y de acuerdo con las recomendaciones de una consultora internacional independiente” han solicitado al Minem la modificación del plan de cierre de los depósitos “para preservar la estabilidad de las áreas cercanas al cerro Tamboraque”. No detallaron en qué consiste la modificación que piden. Mientras el ministerio no resuelva, mantendrán los relaves (115,000 m3, indican) en la zona.
De todas formas, aseguran que la ladera se encuentra estable y que para evitar los residuos se filtren o caigan al río Rímac realizan monitoreos e inspecciones diarias para detectar posibles signos de grietas o fisuras.
Más riesgos sobre el Rímac
El diario conversó con el coordinador del área socio ambiental del colectivo Red Muqui, Edwin Alejandro Berrospi, quien señaló que el problema con la disposición final de pasivos ambientales en la cuenca del río Rímac en Lima no se limita a Tamboraque. Señaló que han identificado al menos 220 pasivos en la provincia de Huarochirí.
En la misma línea Genaro Aguilar, integrante de la Plataforma de Defensa de Medio Ambiente de San Mateo, señaló que a diferencia de Tamboraque, que al menos está cubierto y monitoreado constantemente por el riesgo que representaría, los otros desechos industriales de actividad minera están expuestos. “Hay varios relaves al aire libre. Solo en San Mateo somos miles de personas en riesgo de contaminación, sin contar con que el agua es consumida por animales y en la agricultura”, sostiene.
De acuerdo con Osinergmin, la misma concesión de Tamboraque, en la parte baja del cerro y de la planta, tiene un antiguo depósito de relaves denominado Triana. Dicho depósito tiene aprobación de cierre in situ de parte del Ministerio de Energía y Minas. En la cuenca alta hay otros cinco depósitos, tres operativos, que cuentan con estudios de estabilidad física cada dos años.
El riesgo principal, insiste Alejandro Berrospi, es que no existe una adecuada planificación sobre el tratamiento de los relaves mineros. Una eventual contaminación del río Rímac no solo impactaría en la población que vive en la provincia de Huarochirí, sino en gran parte del departamento de Lima. Este río es la principal fuente de abastecimiento de agua potable. En el año 2019, Sedapal advirtió que la tercera fuente de contaminación del río Rímac estaba vinculada con relaves mineros antiguos.
Asimismo cabe recordar que diversas organizaciones, entre ellas CooperAcción, denunciaron desde el 2019 que el proyecto minero Ariana que se viene construyendo en las cercanías de Marcapomacocha en Junín, pone en riesgo las fuentes de agua que abastecen Lima debido a la cercanía de su relavera al túnel trasandino. La sociedad civil ha interpuesto una demandan constitucional para que se detenga la construcción de la minera en la zona y se espera la sentencia del juzgado respectivo.
Ante esta situación urge que el gobierno, y sobre todo los organismos de las áreas pertinentes del MINEM y el MINAM tomen caratas en este asunto y prevengan los riesgos que se ciernen sobre las aguas y ecosistemas de la cuenca del río Rímac, antes que lamentar las consecuencias.
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