París. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) previó que en los próximos cinco años se producirá una ralentización en la demanda de carbón, debido en parte a las políticas implantadas en China para limitar la dependencia de esa fuente de energía.
Su informe a medio plazo dedicado a este combustible fósil sólido avanzó que la demanda crecerá a una media anual del 2,3% hasta el año 2018, tres décimas menos que en las previsiones realizadas el año pasado, y frente a un ritmo de avance del 3,4% registrado entre 2007 y 2012.
La AIE precisó, no obstante, que a pesar de esa desaceleración, el carbón seguirá creciendo como fuente primaria global de energía más que el petróleo o el gas, con lo que se mantiene una tendencia en vigor desde hace más de una década.
«Guste o no, el carbón va a seguir una larga temporada. Es abundante y seguro geopolíticamente, y las plantas de combustión se integran fácilmente en los sistemas de energía existentes», dijo en la presentación del documento la directora ejecutiva de la AIE, Maria van der Hoeven.
La representante del organismo precisó que «ventajas como esas» explican que la demanda vaya al alza, pero subrayó que el sistema actual es «insostenible».
La política energética china, según esas previsiones, ya están afectando el mercado de carbón: China representará cerca del 60% de la demanda global en los próximos 5 años, y los esfuerzos gubernamentales para fomentar la eficiencia energética y la diversificación tendrán un impacto en el crecimiento.
La AIE añadió que, a pesar de esas perspectivas, la demanda de esa fuente energética en China no alcanzará su punto máximo en el próximo quinquenio, por lo que su consumo y producción en ese país se mantendrán comparables a los del resto del mundo en su conjunto.
La organización advirtió también de que las autoridades chinas han aprobado una serie de proyectos de conversión de carbón para producir carburante líquido y gas natural sintético, lo que podría reducir «significativamente» la demanda de otros combustibles fósiles.
«En los próximos cinco años, la gasificación del carbón va a contribuir más al suministro de gas en China que el gas de esquisto», afirmó el director de mercados energéticos de la AIE, Keisuke Sadamori.
Sadamori apuntó que aunque todavía hay incertidumbres respecto a ese tipo de tecnologías, la escala potencial de China para producir gas natural sintético es «enorme», lo que, de estar a la altura esperada, obligaría a revisar las previsiones de gas y petróleo.
La AIE avanzó también que la demanda de carbón en los próximos cinco años en el resto de Asia se va a mantener «boyante», con India a la cabeza de países que rivalizarán con el país asiático en la importación de esa fuente.
Según el estudio, aunque es cierto que el crecimiento de la demanda se concentra en los países que no forman parte de Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), esta no va a decrecer en sus integrantes, sino que va a proseguir «plana» en el periodo analizado.
Las previsiones recalcan que la fuerza registrada en Asia contrarrestará la lentitud dentro de la OCDE. Así, se espera que la demanda caiga un 6% en Europa a lo largo de 2018, y que en EE.UU. la creciente producción de gas de esquisto le reste protagonismo en ese país, concluyó la AIE.