Un sistema de alerta comunitaria han instrumentado vecinos de diversas poblaciones de Ixtacamaxtitlán para evitar que empleados de Almaden Minerals o su filial Minera Gavilán se introduzcan sin consentimiento a sus terrenos para realizar labores de exploración o georreferenciación para la búsqueda de oro, plata, cobre y zinc.
A pesar de que en una reunión informativa realizada hace más de un mes en Santa María Sotoltepec, los geólogos que trabajan para la empresa canadiense aseguraron que iban a dejar el municipio hasta encontrar algún interesado en la explotación del proyecto «Ixtaca», continúan sus labores en distintas comunidades, además de acciones para convencer a los pobladores que acepten la instalación de una mina a cielo abierto en las más de 14 mil hectáreas de terreno que tienen concesionadas en la demarcación.
De acuerdo con miembros de la Unión de Comunidades y Ejidos en Defensa de la Tierra y el Agua «Atcolhua», los empleados de la Almaden han organizado posadas y rifas, sobre todo en Santa María comunidad en la que establecieron sus oficinas en la presidencia auxiliar, pero también se han introducido a algunos terrenos sin permiso de sus propietarios, lo que ha provocado la formación de una red de comunicación vecinal para evitar los allanamientos.
Indicaron que en las últimas semanas también se ha presentado gente interesada en la compra de tierras «porque dicen que va a estar bueno. Pero nosotros creemos que eso quizá será al principio, porque acá ya se empezaron a resentir los efectos de las barrenaciones: se ha escaseado el agua y muchas plantas que se daban muy bien como el epazote en el cerro ‘El Uno’, ya se han ido acabando».
Refirieron que los mineros, para convencer a la gente, le han dicho que los cerros de Ixtacamaxtitlán «son desérticos, no tienen vida, pero lo que no le dicen es que a las faldas de las montañas hay viviendas habitadas y serán afectadas por el orificio. Pero como les dan mochilas, y lentes, los tienen bien engatusados, sobre todo a los de Santa María que es la primera afectada».
Indicaron que hay mayor rechazo a la minería en otras poblaciones, sobre todo porque se han dado cuenta de que los de la Almaden se han ido apoderando de los espacios públicos y los usan como de su propiedad, por ejemplo, citaron que en la presidencia auxiliar de Santa María está su oficina y sus eventos los hacen en el auditorio comunal.
«Además de que se van a llevar nuestro tesoro. Nos invaden de todas formas y nosotros nos preguntamos ¿por qué no se van a Canadá? ¿Por qué no hablan de los daños que ha causado en ese país una presa de jales que se desparramó? ¿Usted cree que aquí van a trabajar con todo el cuidado del mundo? ¿Qué nos esperamos? y la gente no se pone a pensar que se acabará el agua y la tierra. Dicen que si ellos se van, nos vamos a morir de hambre, pero eso no ha pasado nunca», aseguraron.
Los vecinos manifestaron su preocupación debido a que las más de 336 perforaciones que han hecho los canadienses, a una profundidad de 400 metros, ha afectado la recarga de los mantos acuíferos y en lugares como Tuligtic ya se ha empezado a resentir la falta de agua, por eso indicaron que seguirán negándoles el acceso a sus terrenos.
Tras dar por terminada su etapa exploratoria en abril pasado, Almaden Minerals, calculó que con la explotación a cielo abierto del yacimiento «Ixtaca» podría obtener 130 mil onzas de oro y 7 millones 798 mil onzas de plata por año, además aseguró que el sitio tendrá una vida útil de 14 años, lo que le representarían ganancias anuales por más de 335 millones de dólares.
Para hacerse de esta cantidad de metales preciosos, la minera previó que deberá demoler un promedio de 30 mil toneladas de roca por día, es decir 10 millones 650 mil toneladas por año, en una porción de las 14 mil hectáreas de terreno del proyecto «Tuligtic», como también le denominó y por lo que lo calificó como «económicamente viable».