En el marco de la celebración del Día de la Libertad de Expresión, el XIV Ayuntamiento de La Paz que preside Esthela Ponce Beltrán decidió cortar servicios de agua y luz eléctrica, así como impedir el acceso al estacionamiento, a los manifestantes del Plantón a Favor del Agua y la Vida que celebrarían un mes de exigir a la municipalidad principie estrategias para blindar a la demarcación de la minería a cielo abierto.
Las organizaciones de la sociedad civil que integran el Frente a Favor del Agua y la Vida, y que luchan para que la minería a cielo abierto no llegue al municipio de La Paz, comunicaron al secretario General de Gobierno, Guillermo Rochín Beltrán, que convocarían a la ciudadanía a partir de las 20:00 horas a un evento artístico-cultural el 7 de junio.
La respuesta del funcionario municipal provino mediante el oficio OSG/065/14, con fecha del 06 de junio de 2014, dirigido a Irina Trasviña Mar, integrante de la Comisión de Organización y Logística del organismo antiminería a tajo abierto:
“…El área que ocupa el edificio del H. Ayuntamiento de La Paz, es de uso exclusivo para actos oficiales o en coordinación con instituciones que sean públicas o privadas, por lo que no es posible autorizar para el evento que ustedes pretenden realizar”.
Beltrán Rochín les propuso, en cambio, moverse “a otro espacio que si permita realizar actividades como la que ustedes pretenden en esta ocasión”. A las 16:00 horas del 06 de junio, los agentes de la Policía Municipal de La Paz que resguardan Palacio Municipal encadenaron las entradas para no dejar pasar o salir vehículos.
Como el evento estuvo publicitado por Facebook desde una semana atrás, los organizadores decidieron continuar con el festejo. El sábado 7 de junio, los policías otra vez cerraron las entradas. Además, apagaron la energía eléctrica y cerraron los baños para que no se usaran por los asistentes al evento.
La solución del Frente fue conseguir pequeñas plantas generadoras de electricidad. Los elementos policiacos no podían creer la insistencia por lo que decidieron impedir que siguieran metiendo los aparatos hasta que uno de los manifestantes los increpó y les recordó que el edificio era público y los impuestos de la ciudadanía pagaban iban a la manutención de funcionarios e inmueble. El policía no abrió las cadenas, pero no pudo contradecir el argumento: lo dejó entrar por debajo de los hierros.
Una vez que inició, los presentes todavía a oscuras cantaron el Himno Nacional Mexicano para comenzar con el programa que incluía poesía y música. Las velas tintineaban con las corrientes de aire de la explanada. El zumbido de las máquinas no importaba. Los discursos de las organizaciones y ciudadanos que tomaban el micrófono coincidían en una cosa: “el Ayuntamiento intentó boicotear un evento contra la minería a cielo abierto”.