Hace más de una semana, el presidente Juan Manuel Santos visitó Abu Dabi. Tras reunirse con el príncipe heredero, Mohammed bin Zayed Al Nahyan, un popular jeque de los Emiratos Árabes Unidos, anunció su principal objetivo: había conseguido que le donaran US$45 millones para impulsar el posconflicto. Al poco tiempo se supo que los árabes también habían logrado darles un empujón a sus intereses: invertirían US$1.000 millones en el proyecto con el que la empresa Minesa busca explotar oro en cercanías del páramo de Santurbán.
El anuncio no cayó nada bien entre los bumangueses. Famosos por sus multitudinarias marchas en defensa del agua, protestaron de inmediato. Varios lamentaron esa medida desde los medios de comunicación y el miércoles organizaron una “twitteratón” donde criticaron a Santos y al ministro de Minas, Germán Arce, que viajó en la comitiva que estuvo en Abu Dabi. Al parecer de muchos opositores, con esa negociación el Gobierno había vendido el páramo. Entre ellos estaba el alcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández.
En diálogo con El Espectador, Hernández reiteró su rechazo. Dice que no está dispuesto a que se tomen decisiones sin que el Gobierno central tenga en cuenta a la ciudadanía. Aunque sabe que la discusión aún no tiene punto final (todavía no se ha otorgado licencia ambiental y una reciente sentencia de la Corte Constitucional ordenó volver a limitar el páramo), intentará frenar el proceso con acciones jurídicas y apoyando más manifestaciones. “Nos vamos a oponer a las acciones de la burocracia bogotana contra la provincia”, asegura.
¿Cómo recibió el anuncio de la inversión del proyecto para extraer oro en Santurbán?
En Bucaramanga estamos todos preocupados y en total desacuerdo. El 6 de octubre hubo una manifestación que nunca se había visto antes en la ciudad. Fue una protesta ordenada, cívica, contra la explotación del páramo de Santurbán. La gente entendió que el páramo es nuestra fábrica de hacer agua. Si nosotros lo tocamos, las condiciones y la capacidad de convertir la brisa que lleva humedad van a cambiar. La explotación va a cambiar todo el sistema vegetal y la permeabilidad del páramo. Pero allá hay intereses muy superiores, de espaldas a la ciudadanía de Bucaramanga, que quieren imponer esto a la brava. Les dan licencias en Bogotá sin saber el daño que van a hacer. Entonces la ciudadanía, hasta donde podamos, nos vamos a oponer cívicamente y jurídicamente para detener las acciones que piensa hacer la burocracia bogotana contra la provincia.
Pero ahora que parece que hasta el mismo presidente está a favor, es una pelea de David contra Goliat…
Sí, pero el único vencido es el que baja los brazos. Hay que dar la pelea porque a ellos, en los escritorios bogotanos, no les interesa que nos quedemos sin agua. El daño no lo causan ni el cianuro ni el mercurio. El daño se produce por la rotura total de la montaña. Entonces resulta imposible que después de esta afectación el macizo montañoso vuelva a ser lo que era. Sus condiciones cambian de forma irreversible. El volumen estimado de residuos que las empresas generarían es cercano a los 70 millones de toneladas. Son varias compañías, pero la principal es Minesa. Quieren extraer 9 millones de onzas de oro. Y lo que sabemos es que Minesa le compró el título a un brasileño que está preso por corrupción de Odebrecht, por darles plata a politiqueros para que le aprobaran los contratos. ¿Quién garantiza que eso no lo hicieron aquí?
¿Se sienten engañados o traicionados?
Claro. Sentimos que van a pactar o ya pactaron acciones de espaldas a la comunidad.
Quienes se oponen al proyecto tienen un argumento en contra: está por fuera de los límites trazados anteriormente por el Instituto Humboldt…
Pero eso ya se cayó con la sentencia de la Corte. Entonces ahora toca volver a decidir qué es páramo y qué no. Pero imagínese que usted tiene 1,70 metros de altura y del corazón para arriba es uno, pero del corazón para abajo es otro, y yo lo le doy puñaladas. Y luego le digo que lo puedo coser y le meto el hígado, los riñones, los pulmones, el vaso, el estómago y usted queda otra vez perfecto. ¡Mentiras! Usted queda con unas limitaciones por las heridas y es muy posible que fallezca. La montaña es eso: es todo un contexto. Son unos bárbaros los que están haciendo eso. La comunidad quedó con la sensación de que el viaje del señor presidente, faltándole meses para que termine su gobierno, nos va a dejar semejante problema. Es decir, lo vamos a recordar por dejarnos sin agua.
¿Cuál sería un límite sensato para establecer la zona de páramo?
Yo no puedo indicar un límite porque no soy un experto. Lo mejor es que no actúen en esa zona. La minería es buena en los desiertos, en las partes áridas, en las partes planas. Yo entiendo que hay que recuperar recursos naturales, pero ¿meterse con la fábrica de agua? Yo conozco La Guajira y he visto el hueco que están haciendo explotando carbón, que es como de 500 metros de profundidad. Es equivalente como a 40 veces el estadio El Campín de Bogotá. ¿Qué hay en La Guajira? Los politiqueros se roban todo. Niñas que, en lugar de tener muñequitos para jugar, tienen un niño para criar. En la pobreza absoluta. Abandono, desolación y ruina. Al Chocó también he ido y hay puros pobres. Y allá también explotan oro. En Cerro Matoso, puros pobres. Entonces, ¿dónde está la riqueza?
Hay municipios que históricamente han hecho minería. ¿Cómo compensar desde la ciudad esos territorios? ¿Qué otras alternativas les podrían ofrecer ustedes?
Hay que buscar una manera de comprarles el agua a quienes la generan a través de una revisión en las tarifas de acueducto por la comisión de agua potable y saneamiento básico. Si le subimos $500 o $1.000 por metro cúbico en el estrato 4, que es el neutro (ni paga ni recibe subsidios), yo creo que se genera una cantidad de dinero que va a compensar las regalías que dicen que nos van a dar.
¿Usted ha establecido algún contacto con los alcaldes y la empresa Minesa?
Aquí vino el doctor Juan Camilo Montoya Bozzi, que es el gerente de sostenibilidad de Minesa. Yo les dije que por más que compren a los niños de la escuela, les lleven espejitos y les den de todo, eso no es beneficioso. Eso quiere decir que es tan malo que toca comprar a la comunidad con promesas muy baratas. ¿Quiénes lo están impulsando? Pues los alcaldes que tienen presupuestos miserables allá en los pueblos. Entonces al alcalde le dicen que le van a llevar $1.000 millones de regalías y le dicen toda clase de mentiras. Ellos se entusiasman porque nunca han tenido en su presupuesto $1.000 millones. Les parece que esa cantidad dura muchísimo y nunca se va a acabar. No miden más que el mandato de ellos y no el daño que nos van a dejar. No miran a mediano y largo plazo. Si fuera bueno, ¿por qué tienen que comprar a la comunidad a través de promesas de cuadernos, borradores y bobadas que no impactan en la vida de la comunidad? Eso es comprarles el agua y compensar con todos esos engaños de Minesa. Pero esta empresa no tiene la culpa. Está legalmente constituida y su único objetivo es ganar plata. Ese es el oficio del capitalismo y no se lo podemos criticar. Ganar lo máximo que puedan.
¿Cómo vigilar el proceso de licencia ambiental?
Nos estamos preparando con protesta cívica. Ya sacamos 120.000 personas a la calle. En Bucaramanga nunca se había visto esa cantidad de gente. Se hizo sin obligar a la gente a que viniera. Sin pagarles bus, sin darles tamal, ni tejas ni ladrillo. Fue espontáneo y por cuenta de ellos. Si eso no es significativo, quiere decir que a la politiquería rufián de Bogotá no le interesa el devenir de los habitantes de la provincia. Además, nos estamos preparando con una artillería de abogados. Entre ellos el doctor Rodrigo Uprimny. Le hicimos la solicitud para saber si nos atiende a través de Dejusticia. Nosotros no vamos a ejercer ninguna violencia porque eso no lleva a ningún triunfo. Nuestra batalla consiste en una lucha jurídica y una protesta política de no seguir votando por quienes apoyen acabar con la vida y apoyen a Minesa, porque Minesa les va a financiar la campaña. Vamos a ver a todos estos “candidaticos” a Senado, a Cámara y a Presidencia de la República para ver si nosotros seguimos votando por quienes traicionan los intereses de la vida y de Santander. Vamos a ver quiénes son esos. Ya hay un senador y un representante a la Cámara que nos dieron todo el apoyo de defender la vida, de apoyar a la Alcaldía en sus acciones y de hacer la defensa en el Senado y en la Cámara.
Y después de la visita de Santos a Emiratos Árabes, ¿usted se ha puesto en contacto con representantes del Gobierno?
No. No nos han llamado. Y me imagino que el doctor Arce, ministro de Minas, dijo que eso era a la brava, que ya lo tenían arreglado y que estaban esperando el visto bueno de la ANLA. Es decir, que a la comunidad no la convocan. Sólo lo hacen para que pague impuestos y para el día de las elecciones. El resto, después de que se sientan allá en Bogotá, no les importa.