Tras 16 años de guerra, EEUU lejos de irse del país lo que quiere es comenzar a explotar sus recursos valorados en un billón de dólares.
En 2001, tras los atentados del 11S, el presidente George Bush decidió atacar Afganistán y desalojar a los talibanes del país. Desde entonces, la guerra de Afganistán se ha convertido en uno de los conflictos más largos en los que se ha implicado nunca EEUU y ha visto pasar a 3 presidentes diferentes. Aunque en 2014 el presidente Obama la dio por terminada sin éxito, con la llegada al poder de Donald Trump el conflicto se ha vuelto a recrudecer.
Desde que el republicano está en el Gobierno la actividad terrorista en Afganistán se ha intensificado, el Gobierno afgano ha perdido el control de al menos 10% del territorio, el ISIS ha entrado en escena y la seguridad en el país es inexistente. ¿Y Trump que ha hecho? El presidente de EEUU ha lanzado la madre de todas las bombas, ha incrementado las tropas y ha dejado la estrategia en Afganistán en manos de sus asesores militares.
Sin embargo, hay algo que puede dar un giro radical a la estrategia de Estados Unidos en Afganistán. Algo escondido en el subsuelo, a cientos de metros de profundidad.
Según informa The New York Times, la riqueza mineral de Afganistán podría contribuir a que Donald Trump quiera quedarse en Afganistán.
El republicano es un hombre de negocios y para él, acceder a las reservas mineras de Afganistán sería una victoria. Mientras que en los pasillos de la Casa Blanca el debate acerca de qué hacer en en país cada vez es mayor, varios de los asesores del presidente se han reunido con un ejecutivo químico para discutir el potencial de la minería en la zona, de acuerdo con The New York Times.
El interés de EEUU por las minas afganas no es nuevo. En 2010, un informe del Departamento de Defensa de Estados Unidos valoró las reservas mineras de Afganistán en 1 billón de dólares. Además, en 2006 el gobierno de Bush mapeó los recursos minerales desde el aire y durante el Gobierno de Obama ya se intentó construir una industria minera en el país, tarea que fracasó estrepitosamente.
Aunque el país cuenta con grandes yacimientos de hierro, oro, cobre, cobalto y otros minerales, con potencial para contribuir significativamente a la economía afgana, la mayoría de minas activas en Afganistán no se encuentran reguladas ni controladas por el gobierno y se producen extracciones ilegales en zonas controladas por los talibanes, informa el Instituto para la paz de EEUU. Esta corrupción y los problemas de infraestructura y seguridad frenaron el proyecto de Obama pero no parecen importar en la administración Trump.
Para él, los minerales son los únicos atractivos de Afganistán y su explotación podría impulsar la economía afgana, generar puestos de trabajo para los estadounidenses y dotar a EEUU de poder en el mercado de minerales raros, una industria casi monopolizada por China.
Además, el republicano contaría con un aliado de excepción: el propio presidente Ghani. El afgano, que se resistió durante la era Obama al desarrollo minero en su país, parece haber cambiado de opinión con la llegada de Trump al poder. De hecho Ghani ya ha discutido con el presidente Trump sobre los depósitos mineros sugiriendo que es una gran posibilidad económina.
Sin embargo, los asesores consultados por The New York Times se muestran claros:
«Sería peligroso utilizar el potencial para la explotación de recursos como argumento principalpara el compromiso militar», dijo Laurel Miller, analista senior de RAND, que sirvió hasta el mes pasado como representante especial del Departamento de Estado para Afganistán y Pakistán. «Las barreras a la entrada son muy considerables, y ese tipo de argumento podría alimentar la sospecha sobre las verdaderas intenciones de Estados Unidos en Afganistán».
Fuente:http://www.playgroundmag.net/noticias/actualidad/Donald_Trump-mineria-Afganistan_0_2017598233.html