Tercera «Marcha Nacional en defensa de la tierra y los bienes naturales» con una participación que triplicó la asistencia de la primera. Cerca de 200 jinetes, una docena de carros del sindicatos de clasificadores (Ucrus), tres tractores, decenas de organizaciones sociales y miles de personas de a pie (entre 5 y 8 mil de acuerdo a distintas estimaciones) marcharon en la tarde de ayer por la Avenida 18 de Julio, desde el Obelisco hasta la Plaza Independencia.
Los manifestantes, que ocuparon ocho cuadras de la principal avenida céntrica de Montevideo, llegaron hasta la Torre Ejecutiva (sede del gobierno nacional) y luego volvieron a la Plaza de Cagancha, en donde finalizó la protesta.
Desde la Coordinación de la Comisión en defensa de la tierra, el agua y los recursos minerales del departamento de Treinta y Tres, se destacó a nivel de difusión una folletería con la transcripción del artículo 47 de la Constitución de la República: «La protección del medioambiente es de interés general. Las personas deberán abstenerse de cualquier acto que cause depredación, destrucción o contaminación graves al medioambiente».
La primera pancarta decía «Marcha Nacional en defensa de la tierra y los bienes naturales», y detrás aparecieron docenas, expresando los reclamos y los parajes: «Valentines no se vende». Tampoco faltaron los cánticos del estilo: «La tierra no se vende, la tierra se defiende», ni jóvenes con sus cabezas cubiertas por máscaras anti-gas.
En la proclama que se presentó desde las 20 horas hubo una multiplicidad de planteos en torno a diversos temas.
Desde la Coordinación Nacional de Colectivos Sociales, conformada por 35 grupos de todo el país, se informó la necesidad de consultar a las comunidades afectadas directamente por los proyectos de inversión que de algún modo pueden llegar a interferir con distintas actividades productivas y sociales. Asimismo se resaltó la oposición a los monocultivos de árboles y transgénicos a exportar solo como materias primas.
El emprendimiento de minería de hierro a cielo abierto de la Aratirí ocupó un lugar central en la protesta. «El proyecto ya inició la fase de exploración y, si el gobierno autoriza la explotación, la empresa multinacional Zamin Ferrous extraerá 18 millones de toneladas anuales de hierro cuyo destino final es abastecer a la industria del acero en China, India y otros países», se cuenta en parte del material que en la jornada difundió el Movimiento por un Uruguay sustentable. La Coordinación sostiene que «El llamado distrito minero, la zona de exploración y posible explotación, comprende 120.000 hectáreas en los departamentos de Florida, Durazno, Treinta y Tres y Cerro Largo, con centro en las localidades de Valentines y Cerro Chato.
La zona en cuestión se encuentra hoy dedicada principalmente a la actividad ganadera y equivale a más del doble de la superficie del departamento de Montevideo. También refiriéndose a las técnicas de Aratirí, los manifestantes subrayaron que la empresa india «dice que extraerá hierro pero busca también otros minerales, incluyendo el oro que se extrae utilizando cianuro, tal como se hace actualmente en Minas de Corrales».
Junto al riesgo de contaminación de las aguas, que de acuerdo a las organizaciones sociales llegaría a afectar a la cuenca del río Santa Lucía y por tanto a todos los montevideanos, se subrayó que Aratirí utilizará 43.000 toneladas anuales de explosivos, hará desaparecer cerros enteros dejando cráteres de más de 100 hectáreas y al menos uno, en Las Palmas, de 600 hectáreas. La actividad en los alrededores será severamente afectada no sólo por la contaminación de las aguas, sino por «la destrucción de flora y fauna autóctona, y los gigantescos depósitos de rocas y sedimentos descartados (70% del total)».
Según Alberto Boga, militante del colectivo «Indignados de la Costa» (departamento de Canelones), «es importante resaltar el apoyo de miles de personas, que no participaron de la marcha, pero desde las veredas de 18 de julio, apoyaron, alentaron, batiendo palmas, en el largo transcurso de la marcha. Todas las franjas de edad participaron: desde hombres y mujeres adultos mayores de 60, 70 y hasta 80 años, hasta miles de jóvenes, muy jóvenes, trabajadores y estudiantes. En la caballada participaron muchas jóvenes mujeres». La marcha «fue un ejemplo de unidad, por encima de la diversidad, en todos los órdenes. una gran respeto y compromiso a los acuerdos logrados».
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