El grupo SoilPlant del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla (Irnas), centro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha comprobado en un reciente estudio que en los márgenes del río Guadiamar, aún se encuentran suelos extremamente ácidos, con un alto contenido en arsénico potencialmente tóxico para la vida humana. En abril de 1998 la cuenca del río Guadiamar sufrió uno de los peores desastres ambientales de Europa, el derrame minero de Aznalcóllar (Sevilla). La rotura de la balsa de decantación de la mina provocó el vertido de seis hectómetros cúbicos de aguas ácidas y lodos contaminados a los ríos Agrio y Guadiamar
En opinión de los autores del estudio, liderado por la investigadora María Domínguez en el marco del proyecto europeo Recare, «estas condiciones de acidez potencian la solubilidad de elementos como cobre, cinc y cadmio, permitiendo que los contaminantes sean redistribuidos a lo largo de la cuenca». Explican además que los márgenes de los ríos de la cuenca mediterránea están expuestos a fuertes crecidas otoñales que favorecen la erosión y el arrastre de partículas de suelo, facilitando la contaminación de la masa de agua.
Para evitar esta situación en la cuenca del Guadiamar, recomiendan la aplicación de nuevas medidas de limpieza y corrección del pH, así como un aumento de la cobertura vegetal.
En abril de 1998 la cuenca del río Guadiamar fue protagonista de uno de los peores desastres ambientales ocurridos en Europa en las últimas décadas, el accidente minero de Aznalcóllar (Sevilla). La rotura de la balsa de decantación de la Mina de los Frailes provocó el vertido de seis hectómetros cúbicos de aguas ácidas y lodos contaminados a los ríos Agrio y Guadiamar, llegando casi al Parque Nacional de Doñana, donde la riada fue detenida mediante la construcción de tres diques de contención.
Tras la limpieza de emergencia de la zona se puso en marcha un ambicioso proyecto de restauración, el Corredor Verde del Guadiamar, que constituye uno de los únicos ejemplos reales de aplicación de técnicas de recuperación de suelos contaminados a gran escala.
El grupo SoilPlant del Irnas ha monitorizado los últimos dieciséis años la zona afectada. En su trabajo han comprobado que los elementos traza como arsénico, cobre, plomo, cadmio y cinc han sido progresivamente inmovilizados en la llanura aluvial, especialmente en el tramo sur de la cuenca. No obstante, en algunas localizaciones de los márgenes, donde las labores de limpieza fueron menos efectivas por el difícil acceso de la maquinaria, persisten importantes ‘parches’ de contaminación, especialmente en el tramo norte, desde la mina hasta aproximadamente el puente de Las Doblas, en Sanlúcar la Mayor.