El Consejo Regional Wixárika por la Defensa de Wirikuta pidió a las autoridades prohibir cualquier tipo de minería en el “territorio ceremonial de Wirikuta”, en San Luis Potosí, y que la zona se proteja como patrimonio biocultural.
En conferencia de prensa los integrantes del organismo se congratularon con el proyecto de decreto de la Reserva de la Biósfera de Wirikuta emitido por la Comisión Federal de Mejora Regulatoria (Cofemer), aunque consideraron que debe reconocer los derechos humanos de las particularidades de los pueblos indígenas.
Coincidieron en que sólo de esta manera estará garantizado que la palabra colectiva los habitantes de la zona será tomada en cuenta en sus justas dimensiones para las decisiones de manejo en el área.
Explicaron en ese sentido que en el proyecto se divide al Área Nacional Protegida sólo en áreas nucleo y de amortiguamiento, siendo estas últimas donde de manera “explícita” existe de acuerdo con el Estudio Técnico Justificativo, la permisividad de actividades minero metalúrgicas.
Al respecto Santos de la Cruz Carrillo, de la comunidad Bancos de San Hipólito, exigió una respuesta “real del Estado mexicano para que deje libre la zona de Wirikuta de todas las acciones mineras”.
De acuerdo con Pascual Pineda, gobernador tradicional de Santa Catarina Cuexcomatitlán, si las compañías mineras explotan sus tierras sagradas “empezaríamos a morir espiritualmente y eso no lo queremos”.
Por ello exigieron que la implementación de una Reserva Biocultural deberá tomar en cuenta las necesidades de la población de zona, ofreciendo soporte a su desarrollo y bienestar desde la óptica de la sustentabilidad del hábitat valioso que es Wirikuta, cuidando a las generaciones futuras”.
Enrique Jardel Peláez, académico de la Universidad de Guadalajara e integrante del grupo científico de la Mesa Ambiental del Frente en Defensa de Wirikuta, consideró necesaria además de la conservación ecológica, preservar “el valor cultural y sagrado para el pueblo Wixárika”.
Remarcó que “el caso de la cultura Wixárika y el territorio sagrado de Wirikuta resulta especialmente relevante por ser una manifestación de la interacción de un pueblo indígena con la naturaleza, tanto en el plano material como en el simbólico”.
El especialista externó que “la conservación de Wirikuta deber reconocer y fortalecer los derechos de un pueblo que por más de dos mil 500 años ha tenido presencia en este lugar que, como sitio sagrado, le da sentido a su existencia y a su cultura”.
Aunado al establecimiento de la Reserva de la Bósfera y su manejo, dijo, se deberán además impulsar, apoyar y fortalecer procesos de aprovechamiento sustentable de los recursos naturales en beneficio de las comunidades y pobladores locales, compatibles con la conservación del patrimonio biocultural.