Primera parte
Una nueva y contundente movilización contra los proyectos mineros en la Sierra Norte de Puebla ocurrió ayer en esta comunidad: autoridades y grupos organizados de las treinta y dos comunidades del municipio de Zautla respaldaron rotundamente la decisión de la comunidad de Tlamanca de rechazar la explotación minera proyectada por la empresa JDC Minerales, que encabezan empresarios de origen chino. Lo hicieron en Tlamanca el sábado 4, en presencia de los empresarios chinos, con 240 votos de un total de 270: no a la mina en el cerro Aquiogüis. Le llaman el cerro del agua.
Media semana en la cañada del Apulco, el río que baja desde la frontera con Tlaxcala, en las montañas de Ixtacamaxtitlán, y que cuando se quiebra hacia el norte corre encañonado por las frías y peladas montañas de Zautla. Ahí está Tlamanca, con su caserío desperdigado entre barrancos y desfiladeros. Ahí está la boca de la mina “La Lupe”, con la leyenda del empresario alemán que murió asesinado en 1940, un poco antes de que México se declarara por el bando aliado en la guerra europea. Todavía quedan abuelitas que hablan de ello. Hasta aquí han llegado “los chinos”, como les dicen a todos los que representen en estas tierras a la empresa minera. Porque es un chino, Dejun Liu Wang, al parecer nacionalizado mexicano, quien desde el 2008 y de la mano de Gerardo Reyes Pérez de Celis –al que identifican como un político panista en el Distrito Federal, ha constituido la empresa JDC Minerales, S.A. de C.V., para reabrir y recuperar la explotación minera en estas montañas. Y han presentado ya dos MIA (Manifestación de Impacto Ambiental) ante la Semarnat, una para la mina y otra para el beneficio. Y aseguran que no harán una explotación a cielo abierto, y que no utilizarán cianuro, y que la suya será la primera minera en México que utilice presas de jale secas que no contaminaran los mantos freáticos. Y se han establecido en la comunidad, y rentan por lo menos dos casas, y se quejan ante el periodista (“no nos dejan trabajar, nos venden todo al doble, y sólo dicen rumores, y confunden a la gente”).
Algo han hecho mal, pues apenas el sábado pasado en asamblea, una absoluta mayoría de la población de Tlamanca rechazó la instalación minera. Y lo siguiente que hizo la autoridad de la junta auxiliar fue buscar el respaldo de las 32 comunidades de Zautla.
Estaban todos ayer en Zautla, y ya sumados, eran más de mil muy bien sentados en el sillerío dispuesto en el auditorio municipal: desde el alcalde, el ingeniero Víctor Manuel Iglecias, así, con c, con todos los regidores y funcionarios del Ayuntamiento, y luego, uno a uno, los presidentes auxiliares y sus regidores, los jueves de paz, los presidentes de los comités de agua potable, los directores y directoras de cada una de las primarias, secundarias y preparatorias, y los comités de alfareros, y los miembros de las unidades de producción de hortalizas en invernaderos, y los productores de hongos setas y champiñones. Más de mil, todos convocados a una asamblea municipal con el objetivo de responder a la solicitud de las autoridades de Tlamanca al Ayuntamiento en la que demandaron el respaldo del conjunto de las comunidades de Zautla.
“Informar de viva voz lo que está sucediendo en Tlamanca”, dijo el presidente municipal Iglecias. Y expresó algo que no cualquiera dice: “Cada quien tiene una mina en su pensamiento, ¿qué quiere cada quien? Por eso hay que estar bien informados para tomar una decisión”.
Le siguió el presidente auxiliar de aquella comunidad, Mauricio Martínez Jiménez: “Ya todos están enterados de lo que pasa en esas minas antiguas, en las que desde 1940 no pasaba nada. Pero hace ocho años entraron dos empresarios mineros, eran mexicanos, a la gente no le interesó y los dejó trabajar, pero uno se accidentó y falleció, así que el otro se desanimó, y fue cuando llegaron los chinos. Ellos sí han avanzado, y por eso la comunidad está preocupada. Todos recordamos como los españoles trataron a nuestro país, y ahora llegan estos extraños a nuestro país. Por eso la gente dijo no, un setenta por ciento dijo no. Pero ellos ya nos dividieron, ya nos prometieron que un hospital, que unas presas, que una carretera, y todo lo presentan muy bonito. Y que no más van a estar veinticinco años, que luego se van. Pero estamos inconformes,, ya provocaron la división de la gente, pero nosotros decimos que desde siempre, con minas o sin minas, hemos salido adelante”.
Y luego habló su Juez de Paz, Ricardo Abad Rojas, un hombre muy joven, y resume: “No son gente de este país”, no se van a tentar el alma”. Y describe que ya abrieron ahí en la mina un camino, y que ya hicieron tierra plana para las casas de los trabajadores, y que nadie les dio permiso.
Y después el presidente hizo un resumen de lo sucedido los últimos tres meses: “Cuál es la estrategia de la empresa: dividir, ofrecer dinero, y lo han hecho en la comunidad, y lo han hecho conmigo. Desde el 2011 me han buscado como autoridad, pero lo hicieron cuando metimos oficios a la autoridad federal para que nos informara de lo que pretendía esta empresa. Y me buscan porque quieren que les firme el cambio de uso del suelo para que puedan poner sus construcciones. Y luego está la autoridad federal de la SEMARNAT en Puebla, nos mandaron un oficio, y nos dicen en él, si no se responde en tres días, se da por aprobado el cambio de uso. Y nos llaman a una reunión, y ahí, delante de los representantes de la empresa, nos dicen que ellos han cumplido con todos los requisitos, tú fírmale, todo está bien… Pero revisamos el proyecto, porque enviamos oficios a todas las oficinas federales y estatales y a los derechos humanos, preguntamos a especialistas de la UNAM, a geólogos y a químicos, y los escuchamos, y entonces dijimos, no estamos de acuerdo. Entonces ellos empezaron a ofrecer dinero, que iban a dar hospitales, escuelas, porque es capital trasnacional, tienen millones para comprar almas humanas. Pero no les firmamos, y todo se empezó a detener. Ellos quieren otra reunión, pero no se ha dado por los conflictos que se han producido en Tlamanca, por los rumores, dice la gente: nuestras autoridades ya se vendieron, que va a venir el ejército, puros rumores. Y mientras la empresa ya hizo una brecha, ya tumbó árboles…”
Y cerró para dar paso al video sobre la minería en Centroamérica, que expone la realidad provocada por Goldcorp, la empresa canadiense que también opera en México: “Yo le he dicho a la gente de Tlamanca, primero quue firme el pueblo, que la comunidad diga si quiere o no la mina, que ponga en un papel que diga nosotros lo autorizamos la mina. Entonces yo les doy el uso del suelo. Y yo les pregunto, ¿aquí quien es el que arriesga su pellejo?”.