Opinión y propuesta
Henry Campos/Columnista de LA PRENSA GRÁFICA
henrycam2@yahoo.coms
27/06/2008
Un anueva propaganda radial escondiéndose en el anonimato acude al ataque a la tercera edad como forma de convencer e imponer sus intereses, sobrelo que llaman minería verde.
La cuña de radio, que no se sabe si es responsabilidad del medio que lo difunde o de un circo, presenta una conversación entre una mujer joven y un adulto mayor.
Mientras aquella afirma que la minería verde existe, el señor la niega.
Al final la interlocutora con aires de superioridad le ofrece una taza de café alque llama “viejito” y luego un locutor llama desfasados a los que no están de acuerdo con la minería. La referida propaganda es parte de un gran despliegue en radio, prensa y televisión, pagada aparentemente por personajes que representan los intereses de compañías mineras, pero que no se identifican.
La propaganda en general es superficial, remarca las diferencias políticas entre los ciudadanos, contiene datos no proporcionados por encuestadoras de prestigio, información no certificada por instituciones públicas o internacionales, no entra al fondo de la realidad y revela desprecio por las opiniones de otros.
Si se trata de una propaganda realizada por la compañía minera PacificRim, escondiéndose en el anonimato, no podría justificarse su ausencia de conocimiento de leyes, porque ya es una compañía que tiene algún tiempo de operar en El Salvador y deben conocer las personas que actúan en su nombre que las leyes penales prohíben utilizar el nombre de organismos internacionales o personas con fines comerciales o publicitarios, e igualmente que el Código de Familia exige respeto alos adultos mayores y que estos gozan de la protección especial del Estado.
No creo que una propaganda que señale a los que no creen en la minería como“viejitos y desfasados” sea seria y conveniente para los intereses del país.
Más bien nos hace dudar de la seriedad y responsabilidad de las personas que están detrás de esta propaganda.
Una actitud seria primero facilitaría o promovería en forma igualitaria una discusión sincera con otros miembros de la sociedad y apoyada por datos comprobables, y si hace después publicidad, identificaría a sus autores, invitaría al diálogo, no utilizaría imágenes ni nombres de gobernantes o nombres de instituciones internacionales sin su autorización, acudiría a datos de instituciones encuestadoras reconocidas por su independencia e iría al fondo de la problemática:
¿Cómo pueden comprobar que el cianuro y otros elementos peligrosos desaparecen o no hacen peligrar la salud de las personas y el medioambiente?
¿Cómo la calidad y disponibilidad del agua para los ciudadanos no correría peligro?
¿Cómo el polvo procedente de la trituración de la roca no produciría daño ecológico o a la salud?
¿Cuál ha sido la situación de la salud de los trabajadores y pobladores de zonas mineras?
En fin, hay puntos más importantes a los que dedicar espacio, antes que el ataque a los que no comparten su visión o sus intereses.
Además grupos de personas son movilizados hacia San Salvador para atacar a la Iglesia católica y al arzobispo, porque la Conferencia Episcopal rechaza el proyecto de minería en la que se utilicen sustancias peligrosas.
Tales prácticas pueden impulsar decisiones equivocadas para los intereses del país y remarcar las diferencias ideológicas y religiosas.
Además ponen en entredicho al Estado de Derecho, pues deberían generar reacción de las procuradurías, la Fiscalía y la Asamblea.
Lo más importe es discutir e investigar ampliamente y de manera igualitaria, sin que la verdad se base en el número o tamaño de los anuncios, si la actividad minera con el mote de verde es realmente una práctica industrial que no causa perjuicios.