Durante los últimos días la cruenta represión del gobierno de Ricardo Martinelli ha pretendido cercar y silenciar la lucha del pueblo Ngäbe Buglé contra la megaminería en Panamá.
La criminalización se ha dirigido también a las organizaciones ambientalistas y movimientos sociales que han apoyado con bloqueos y paros al pueblo indígena. Aunque se persista en acallar las protestas a la fuerza, estas están inexorablemente conectadas con sucesos recientes en otras zonas de Mesoamérica, y más al Sur, en Perú, Argentina y Chile, que dan cuenta de la vitalidad en la región del movimiento contra la voracidad de las mineras y sus consecuencias sobre la vida .
La gran minería, el sistema hidroquímico extractivo a cielo abierto reproduce los rasgos coloniales de explotación. Nuestros territorios son saqueados por las transnacionales que manejan las élites al servicio del capital, dejando como secuelas la contaminación de suelos y de nuestras reservas de agua dulce, debido al uso de sustancias tóxicas como cianuro; el agotamiento de recursos hídricos y forestales, lo que ya se percibe en nuestros ecosistemas y en las zonas desérticas que empiezan a ser más extensas; y el obligado desplazamiento de poblaciones locales, fundamentalmente indígenas y campesinas.
El avance de las mineras ha sido protegido por gobiernos que desconocen la cosmovisión y las formas de reproducción de la vida de estas comunidades, su compromiso con la naturaleza y la Madre Tierra, así como su explícito rechazo a la exploración y explotación de estos espacios por las corporaciones. Además, son recusadas las alertas que vienen desde la propia institucionalidad, como ministerios de ambiente, sobre los nocivos resultados de estos megaproyectos. Paradójicamente, continúan aprobándose códigos y leyes de minería, que irrespetan tratados internacionales sobre los derechos de los pueblos indígenas, el Convenio 169 de la OIT, y acuerdos nacionales mantenidos con los pueblos.
Como Articulación de Movimientos Sociales hacia el ALBA nos unimos al llamado de respaldo al pueblo panameño divulgado por varias voces de la región y nos hacemos eco del acuerdo suscrito entre la dirigencia Ngäbe y el gobierno del país, en el que las organizaciones sociales condicionan el reinicio del diálogo a la liberación inmediata de todos los detenidos Ngäbes y de diferentes grupos solidarios sin formulación de cargos; la indemnización a los familiares de quienes fueron muertos en las protestas; el cese de la represión y la no persecución a los manifestantes; el fin del aislamiento comunicativo al que se han visto sometidos , y el inmediato retiro de las unidades antidisturbios que se encuentran en la zona, entre otros principios.
Asimismo, apoyamos las iniciativas de lucha contra el modelo extractivo minero, como el M4, que tuvo su primer encuentro en Valle de Siria, Honduras; las resistencia en Cajamarca, Perú, contra el proyecto Conga, donde actúa una de las mayores extractoras de oro del mundo, y la Marcha Nacional del Agua, que inauguró el presente mes; también, las acciones en Catamarca y La Rioja y otras áreas de Argentina y, en general, las movilizaciones locales y continentales frente al extractivismo, incongruente con la transformación sistémica que deseamos.
La actual situación nos coloca ante la necesidad de una alianza estratégica de este movimiento contra la minería. Reafirmamos nuestro compromiso de trabajar en esa articulación y continuar la lucha por la soberanía de nuestros territorios y nuestros recursos naturales.
¡Por nuestra tierra, territorios y la vida, continuamos en resistencia!
*ARTICULACIÓN DE MOVIMIENTOS SOCIALES HACIA EL ALBA*