06 de Noviembre 2011
Jesús Rodríguez Montes
Advierten indígenas de la CRAC sobre los daños ambientales que causa la explotación de minas. Buscan mineras británicas y canadienses explotar plata, plomo, zinc y hierro de tierras indígenas de Guerrero.
San Luis Acatlán
Primera parte
En los primeros días de noviembre tres hombres que se identificaron como trabajadores de la empresa minera Hochschild México, de capital británico, llegaron a las oficinas de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC) en la cabecera de San Luis Acatlán, en la Costa Chica de Guerrero.
Solicitaron entrevistarse con los coordinadores de la agrupación indígena, que es el órgano de dirección de la Policía Comunitaria. El propósito: notificarles que durante esos días, un helicóptero Eurocopter matrícula XA-SCR (certificado de aeronavegabilidad 10AIM100) al servicio de la empresa, estaría realizando sobrevuelos por los cerros de la zona a no más de 35 metros de altura.
Casi a ras del suelo, sobre un territorio boscoso, como es en esta zona de pueblos indígenas donde la agreste Montaña se une a la Costa Chica de Guerrero, la aeronave desplegaría su vuelo.
Los visitantes –dos mexicanos y uno de aspecto anglosajón, el piloto– en menos de 10 minutos dieron esta información a los coordinadores de la CRAC; les entregaron una copia fotostática de un documento donde comprueban que Hochschild, desde el 21 de octubre de 2010, tiene ya el permiso de las autoriodades mexicanas para estas operaciones, anuencia que obtuvieron de la Dirección General de Geografía y Medio Ambiente del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y luego se marcharon para seguir con su trabajo.
Los sobrevuelos de la aeronave, como era de esperarse, ocurrieron en las horas siguientes. Desde la sede de la Casa de Justicia que la CRAC instauró en Espino Blanco, localidad me’phaa de Malinaltepec, a orilla de la arruinada carretera federal Tlapa-Marquelia, los agentes de la Policía Comunitaria y cientos de lugareños observaron cómo el helicóptero maniobraba por los aires, rozando las copas de los árboles en las laderas.
El ruido ensordecedor provocado por las potentes hélices alertó a los lugareños. Varios se refugiaron en sus moradas, otros, tomaron fotografías de ese acontecimiento del que no tenían información alguna, dado que Hochschild anticipó de sus operaciones apenas unas cuantas horas antes.
“Efectivamente, no tenemos toda la información, solamente porque el día 5 de noviembre se presentaron unas personas diciendo que iban a realizar una serie de exploraciones, de estudios, que se iba a utilizar un helicóptero, pero fue todo lo que dijeron. Dejaron identificación de cada uno de ellos, pero fue muy escasa la información, no dijeron ni explicaron de qué minerales se trata, hablaron de una minera pero no sabemos si van a explotar oro, plata, zinc, uranio, estaño, yo no sé, eso no lo mencionaron”, dice Pablo Guzmán Hernández, uno de los coordinadores de la CRAC que atendió ese día a los enviados de la minera británica.
Los rasantes sobrevuelos del helicóptero a principios de noviembre constituyeron en realidad la primera acción de información para los pueblos de La Montaña y Costa Chica en torno a un ambicioso proyecto de extracción de minerales que, si los propósitos del gobierno y las empresas prosiguen respecto a lo planeado, se instaurará en 2011 en ambas regiones en los municipios de San Luis Acatlán, Zapotitlán Tablas, Malinaltepec, Iliatenco y Tlacoapa.
Corazón de Tinieblas, Mina San Javier y La Diana
Son tres los principales proyectos mineros que en 2011 planean comenzar con trabajos más a fondo en los pueblos indígenas: el de Hochschild Mining, denominado Corazón de Tinieblas, que incluye a San Luis Acatlán, Zapotitlán Tablas, Malinaltepec y Tlacoapa; y dos más que emprenderá Camsim Minas S.A. de C.V., denominados Proyecto San Javier y La Diana, en el territorio de Iliatenco y Malinaltepec.
A diferencia de lo que ocurre con las comunidades, en los gobiernos federal y estatal se tiene información de estos proyectos desde hace años, como se comprueba en documentos oficiales de la Secretaría de Economía (SE). Ahí también se precisa que en el caso de los tres proyectos, las concesiones tienen una vigencia de 50 y 46 años, respectivamente.
Guerrero, “desde tiempos de la Conquista ha sido importante en su producción de minerales metálicos y fue en Taxco donde se abrió la primera mina”, dice el documento Panorama Minero del Estado de Guerrero, emitido por el Servicio Geológico Mexicano (SGM) y la Coordinación General de Minería (CGM), ambas dependientes de la SE federal.
Establece que durante la última década “se ha incrementado sustancialmente la exploración de minas” en la entidad y que resulta “evidente que el potencial geológico-minero sigue siendo muy amplio y favorable, considerando que el territorio guerrerense no ha sido suficientemente explorado y cuenta con grandes posibilidades para la localización de nuevos yacimientos de interés económico, en zonas geológicamente prospectivas con evidencias de mineralización, que justifican trabajos exploratorios de mayor detalle, y que representan un gran atractivo para la inversión nacional y extranjera”.
Bajo esa perspectiva, no resulta extraño que desde el gobierno se haya dado anuencia a 550 concesiones de explotación y exploración a empresas mineras tan sólo de 2000 a 2009, es decir, en menos de una década, de acuerdo a la Dirección General de Minas y la Dirección de Cartografía y Conceciones Mineras, de la SE federal, que especifican en una lista los Títulos de Concesión Minera Expedidos durante ese período. Las concesiones implican 1 millón 583 mil 928 hectáreas donde se desarrollarán los proyectos.
Para 2011, los proyectos más ambiciosos de extracción de minerales tienen la mira puesta en pueblos indígenas de La Montaña y Costa Chica, que serán emprendidos por empresas de capital británico y, en apariencia, también de capital canadiense.
En el Proyecto Mina San Javier y La Diana los trabajos ya superaron la etapa de exploración y ahora Camsim está articulando los permisos correspondientes con los núcleos agrarios implicados. La propia minera ha difundido a través de internet (http://www.youtube.com/watch?v=aIngr52l1xs&feature=related y http://www.youtube.com/watch?v=pnqQ3zoOnMU&feature=related) un par de videos donde se aprecia a especialistas –evidentemente extranjeros, se dice en la zona que eran canadienses– realizando recorridos por las montañas, acompañados de lugareños. Los videos muestran paisajes boscosos donde los especialistas, con mazos y zapapicos, golpean rocas de la superficie para desprender pequeños trozos que son la muestra de la riqueza mineral que abunda en el territorio.
Derek Sutherland, presidente de Camsim –cuyo domicilio legal se establece en Acapulco- en uno de los videos explica en qué consisten los proyectos que desarrollarán para la extracción de plata y oro, principalmente, en un perímetro de 15 mil hectáreas de “extraordinario” potencial. Se hace referencia a que en este lugar la plata resulta de fácil extracción y 30 vetas de este mineral han sido identificadas en la superficie. Además, se ha detectado que hay otros metales como plomo, zinc y hierro.
Para el proyecto Mina San Javier, Camsim considera –según consigna en su página web– que tiene ventajas en cuanto a infraestructura, como el hecho de que se instaurará en un lugar donde anteriomente ya había operado una mina, muy cerca del poblado me´phaa Xochiatenco. Ahí hay infraestructura carretera, eléctrica e hídrica.
Puntualiza los avances y ventajas con las que cuenta: “En el Proyecto San Javier hoy en día hay un molino, trituradora, el circuito de flotación y de laboratorio. Hay dos pequeños ríos corriendo muy cerca del sitio del molino, que proporciona el suministro de agua suficiente, sin embargo, son lo suficientemente lejos para no molestar a las operaciones mineras. Excelente infraestructura de transporte ya está en marcha, los caminos forestales proporcionan un acceso seguro desde y hacia la propiedad”.