Latinoamerica

La minería cobra vidas.

La resistencia construye puentes para enfrentar la violencia y buscar la justicia y la libertad para quienes sufren a costa de este modelo económico.


El grito que sigue vivo, latiendo, exigiendo justicia
Las familias de Brumadino siguen luchando por sobrevivir frente a tanto dolor. El lodo tóxico que sepultó a sus familias y dejó heridas marcadas en un pueblo entero, parece no limpiarse de las calles y los países de la localidad.
Son 6 años de ese fatídico día, que pudo evitarse, como un crimen anunciado que pudo prevenirse, si se hubieran seguido los procedimientos técnicos.

Por ello, es preciso nombrar a las cosas por su nombre: Crimen. Un crimen a manos de un gigantesco capital que sigue haciendo de las suyas en Brasil y Europa, donde sigue negociando impunemente nuevos capitales y nuevas inversiones.

Luego de un año de atroz evento, donde 270 fueron arrebatadas de la mesa familiar por la mina, un grupo de familiares, asociados en la plataforma de afectados, escribieron unas notas, para recordarse a sí mismos, a otros que sufren por situaciones similares y a los perpetradores, que la esperanza es más fuerte, y que su dolor inspirará a más personas, comunidades y pueblos enteros, para enfrentar a un gigante necio y violento, que no va a tener la última palabra.


La minería mata. La minería sepulta proyectos de vida enteros.

«Que nunca dejemos de honrar el testimonio de los que, hace mucho tiempo, sienten los efectos de la minería depredadora e irresponsable y donan sus vidas para alertar a la sociedad sobre esos peligros.

Que nuestro duelo sea un verbo de esperanza y una palabra de resignificación, para que nada esté por encima de nosotros, desvalorando el protagonismo de todos los afectados.»

Pacto de los AFectados

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