Jose De Echave C. -15/03/2022
Foto: Reuters
El 11 de marzo se produjo el esperado cambio de mando en Chile. La llegada al gobierno de Gabriel Boric y una coalición política de izquierda, plena de juventud y frescura -desde varios puntos de vista- que ha dejado de lado a los tradicionales bloques políticos que gobernaron ese país desde el retorno de la democracia en 1990, despierta expectativa más allá de sus fronteras.
En Chile hoy en día se ha concretado un gabinete con mayoría femenina, se reconoce públicamente el aporte del movimiento feminista, se habla de justicia social -por supuesto- pero también de justicia ambiental, entre varios aspectos innovadores. Además, en paralelo avanza el proceso constituyente que el flamante presidente reconoce y defiende. Está plenamente justificada la gran expectativa.
Dentro de la ambiciosa agenda de cambios que se propone se habla, entre otras, de una reforma al sistema de pensiones, al de salud y también se plantea la reforma del sistema tributario, apostando por lograr justicia fiscal. Este último punto debe llamarnos a la reflexión en el Perú ya que, como se recordará, desde el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) bajo la jefatura del exministro Pedro Francke también se planteó una propuesta de reforma tributaria, que encontró serias resistencias en el Congreso de la República y en los sectores empresariales, sobre todo en el minero.
En materia tributaria, Boric ha propuesto, entre otras cosas, impuestos verdes sobre las emisiones de CO2 y regalías adicionales para la minería. Además, la ministra Camila Vallejos ha declarado: “tenemos como primera prioridad la reforma tributaria, es nuestra columna vertebral, dentro de los primeros 100 día es la que nos habilita las otras reformas necesarias”. Sin embargo, la tarea no será sencilla ya que Boric deberá gobernar sin mayoría en ambas cámaras del Congreso.
En estos escenarios, no estaría de más pensar en establecer niveles de colaboración en materia tributaria, ya que, como se sabe, la minería es una actividad preponderante en ambos países. Cuando hablamos de Chile y Perú estamos hablando del primer y segundo productor mundial de cobre, que dan cuenta de casi el 40% de la producción global.
Por lo tanto, si los dos países están pensando en capturar un mayor porcentaje de la renta minera en un contexto de precios altos y enormes ganancias para las empresas, se debería intentar establecer espacios de colaboración para coordinar políticas y medir, por ejemplo, bajo criterios comunes, la carga tributaria. En ambos países se ha hecho cálculos unilaterales, con distintas metodologías, sobre todo desde sectores vinculados a las empresas mineras, que han terminado arrojando resultados que son discutibles.
El MEF del Perú, bajo la gestión del exministro Francke, ha avanzado una propuesta de reforma que, para el caso de la minería, ha estado acompañada de una misión del Fondo Monetario Internacional (FMI). El estudio del FMI podría ser un buen punto de partida para explorar posibilidades de trabajo conjunto e incluso para diseñar una metodología validada para determinar la carga tributaria. Un primer gabinete binacional podría abordar exploratoriamente esta posibilidad y de esa manera responder a los argumentos -que por lo general vienen de los sectores empresariales de ambos países- que dicen que una reforma ocasionaría la pérdida de competitividad y que las inversiones se irían al país vecino. En realidad, este tipo de discursos buscan evitar cualquier modificación de la política tributaria.
Reconociendo que no es una tarea sencilla por diversos factores, al mismo tiempo es una ruta interesante que podría ser considerada. Buscar estándares comunes en materia tributaria, pero también en otros campos, como el ambiental, social, etc., deberían ser objetivos compartidos que se pueden comenzar a explorar en la región.
No sabemos si en el caso del gobierno peruano y, sobre todo, en el actual MEF se mantiene el objetivo de llevar adelante una verdadera reforma tributaria. Lo que sí se mantiene es un escenario de precios altos de los minerales que debería aprovecharse para el beneficio del país. Es difícil pronosticar cuánto va a durar el ciclo de precios altos, sin embargo, la realidad muestra que solo el año pasado, las empresas mineras en el Perú han tenido ingresos extraordinarios que superan los 17 mil millones de dólares. Una reforma tributaria es una prioridad y así lo están entendiendo en buena parte de países de la región.
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