19/04/2021
Imagen: Pulso regional
Las elecciones presidenciales y congresales del pasado 11 de abril, han terminado de configurar un nuevo mapa político a nivel nacional que muestra algunos rasgos particulares y a la vez algunas constantes en las diferentes regiones del país. Tomando en cuenta la importancia de la actividad minera en el Perú, siempre es importante revisar los resultados que se han dado en las diferentes zonas con marcada presencia minera.
Por supuesto, un primer tema que hay que precisar es cómo se define una región como un territorio de influencia minera: un criterio utilizado hace referencia al peso o al aporte de la minería a la economía de la región. Así, es más o menos común denominar una región como “minera”, cuando esta actividad representa el 6% o más de la actividad económica de la región. Si aplicamos este criterio,las siguientes regiones pueden ser consideradas como como territorios con una clara influencia minera: Ancash, Arequipa, Ayacucho, Apurímac, Cajamarca, Cusco, Huancavelica, Ica, Junín, La Libertad, Madre de Dios, Moquegua, Pasco, Puno y Tacna.Demás está decir que en la mayoría de estas regiones se ubican los principales proyectos mineros (gran minería o minería a gran escala), tanto en etapa de producción como en proceso de construcción. En regiones como Madre de Dios, Puno y La Libertad, está implantada la denominada minería informal o abiertamente ilegal.
Viendo el mapa de resultados electorales en las denominadas regiones con presencia minera relevante, la primera conclusión es que en trece de ellas[1] ha ganado la organización política Perú Libre. Las únicas regiones en las que no gana la organización de Pedro Castillo es en La Libertad (gana Alianza para el Progreso) e Ica (Fuerza Popular).
A nivel de provincias donde se ubican las principales operaciones mineras o los proyectos que actualmente se encuentran en fase de construcción (como Minas Justa y Quellaveco), tenemos que casi en la totalidad ganó Perú Libre, salvo el caso de Nasca (Ica), provincia en la que ganó Fuerza Popular y en donde aparte de Minas Justa se encuentra la operación de Shougangen el distrito de Marcona.
Si queremos seguir ahondando en el análisis y nos fijamos en los resultados electorales en las provincias en las que se ubican proyectos que han sido fuertemente cuestionados y en donde se han desarrollado fuertes conflictos de rechazo a la minería, se sigue el mismo patrón: en la provincia de Islay (Arequipa) donde se ubica el proyecto Tía María, ganó de lejos Perú Libre; en la provincia de Chucuito (Puno), donde se ubica el proyecto Santa Ana (epicentro del denominado conflicto del Aymarazo), también ganó Perú Libre. Lo mismo ocurrió en Ayabaca y Huancabamba (Piura), donde se ubica el controvertido proyecto Río Blanco y en la provincia de Cajamarca y Celendín (Cajamarca), donde se ubica el proyecto Conga, también gana Perú Libre. La única excepción es la provincia de Piura y el distrito de Tambogrande, donde gana Fuerza Popular.
Estos resultados no son ninguna novedad. Los hechos demuestran que este tipo de votación que cuestiona la manera como se implanta la minería y las reglas de juego vigentes, ha sido una constante en los últimos procesos electorales: ocurrió en el 2006 y 2011 y también en el 2016, pese a que las dos candidaturas (Kuczynski y Fujimori),que pasaron a la segunda vuelta, expresaban la continuidad del modelo.
¿Qué lecciones podemos sacar de este nuevo dato de la realidad que el país envía? Que nos quedan varias tareas pendientes: el reto sigue siendo cómo construir gobernabilidad democrática; cómo se construyen los necesarios equilibrios económicos, sociales, culturales y ambientales que están haciendo falta desde hace bastante tiempo y cómo se logra finalmente que los grandes poderes económicos no rebasen la capacidad que debe tener una sociedad de controlar y regular, por ejemplo esas inversiones, en función del bien común. Las regiones con presencia minera nos envían nuevamente un mensaje que apunta a la necesidad de implementar cambios sustantivos.
Reconocer nuestras diversas racionalidades y realidades forma parte esencial del ejercicio democrático. El resultado electoral en las zonas con presencia minera debería servir para avanzar, no para estancarnos y menos aún para correr el riesgo de retroceder. Habrá que ver cómo se desarrolla el debate en torno a la minería en la segunda vuelta.
[1] Apurímac, Ayacucho, Cajamarca, Cusco, Huancavelica, Puno, Moquegua, Tacna.
www.cooperaccion.org.pe
Jr. Río de Janeiro 373, Jesús María, LIMA 11 – PERÚ. Teléfonos: (511) 4612223 / 4613864 cooperaccion@cooperaccion.org.pe