Luego de casi una década de conflicto y tres intentos de sacar adelante el proyecto Tía María, la empresa Southern Perú debería comenzar a revisar, en serio y a fondo, sus estrategias y objetivos en relación a este proyecto.
En este último intento, cuando la empresa presionaba para obtener la licencia de construcción (cosa que al final obtuvo), está claro que tomó la decisión de redoblar su estrategia publicitaria y comenzó a desplegar una intensa y millonaria campaña en prensa escrita, televisión en horario estelar y radios de alcance nacional.
Sin embargo, pese al enorme despliegue, en paralelo el conflicto escalaba en el Valle de Tambo y los pobladores se reafirmaban en la resistencia y el rechazo al proyecto. Por lo tanto, cabe preguntarse sobre los objetivos de la campaña publicitaria que hasta ahora vemos en diferentes medios y que también, cheque de por medio, se ha expresado en la última Teletón. ¿A quién se dirige? ¿A qué apunta?
Todo indica que en las actuales circunstancias, es difícil creer que la campaña publicitaria tenga como principal objetivo convencer a la población del valle de las bondades del proyecto. Si no lo han logrado en el terreno en diez años, es muy difícil que lo vayan a lograr por intermedio de los medios de comunicación. Por eso, nos imaginamos que a estas alturas, la empresa debe haberse dado cuenta que es casi imposible que se pueda revertir el rechazo que la población mantiene.
Por lo tanto, otra explicación apunta a pensar que de lo que se trata es que la campaña les permita ganar una corriente en la opinión pública nacional que empuje el proyecto desde fuera. ¿Es posible que esto pueda ocurrir? ¿Están logrando avanzar por esta vía? ¿Es la estrategia más adecuada? Algunas encuestas publicadas muestran que la batalla en la opinión pública también la están perdiendo, en Arequipa como a nivel nacional y salvo que algún afiebrado promotor minero piense que el proyecto se tiene que imponer como sea (léase a la fuerza), ya es tiempo que modifiquen la estrategia y entiendan que ha llegado el momento de hacer un giro de 180°.
Nos animamos a afirmar que Tía María ya no solo es una piedra en el zapato para la población y el gobierno, también lo es para el conjunto de empresas mineras y para lo que a algunos les gusta definir como el clima de inversión en el país. Tía María y la Southern han creado una situación complicada en buena parte del sur del país y ya vienen perjudicando otras inversiones más importantes, como Quellaveco y Mina Justa; ha afectado la actividad en el puerto de Matarani (uno de los principales puertos de exportación de cobre de América del Sur) y también tiene impactos en el denominado Corredor Minero del Sur. Nos animamos a afirmar que Tía María se ha convertido -aunque no lo quieran aceptar- en todo un problema que debe estar siendo evaluado por la propia Sociedad Nacional de Minería.
Por lo tanto se debería comenzar a preparar una salida distinta. Habiéndose otorgado todos los permisos y aprobaciones necesarias (EIA y licencia de construcción) queda claro que el tema administrativo ya se ha agotado, aunque siempre se puede apelar a la vía judicial. Sin embargo, todo indica que es el momento de explorar en el terreno político y trabajar una salida específica.
Enviar al Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) para ver si las condiciones del momento de elaboración del Estudio de Impacto Ambiental se mantienen, suena a sólo un gesto que no tendrá mayores efectos prácticos, y menos aún, calmará la tensión que se vive en la zona. Una revisión de las decisiones que se tomaron en el pasado para enfrentar conflictos similares puede dar algunas pistas a seguir. Lo cierto es que a estas alturas Tía María necesita mucho más que una Teletón.
13 de noviembre de 2019
Fuente:http://cooperaccion.org.pe/una-teleton-para-tia-maria/