¿Cuántas veces se ha de repetir el mismo escenario?
Once de julio del año dos mil diecinueve. Guaymas, Sonora.
Grupo México (BMV GMEXICOB, cuya acción se cotizaba en 47.88 al término de la jornada bursátil, el viernes pasado) derrama tres mil litros de ácido sulfúrico en el Mar de Cortés.
El 19 de febrero de 2006 la mina 8 Unidad Pasta de Conchos en el estado de Coahuila, sufrió una explosión por acumulación de gas metano que vio aumentados sus efectos debido a las condiciones deplorables de seguridad de la mina; 65 de los 73 obreros que se encontraban trabajando en ese turno quedaron atrapados.
El lugar tenía reportes de fallas de seguridad desde el año 2000. En la última inspección, realizada el 12 de julio de 2004, se asentaron 43 violaciones directas a la norma de seguridad e higiene y se ordenaron 48 medidas, muchas de ellas de extrema urgencia. Sin embargo, las autoridades omitieron supervisar que se subsanaran las fallas detectadas.
La propia Comisión Nacional de Derechos Humanos, en la recomendación 26/2006, determinó que “los servidores públicos de la Secretaria del Trabajo y Previsión Social toleraron que la referida empresa funcionara en condiciones que no garantizaban íntegramente la salud y la vida de los trabajadores”.
Inexplicablemente, las labores de rescate quedaron a cargo de la propia compañía responsable de las condiciones de trabajo: Grupo México, propiedad del multimillonario Germán Larrea. El 4 de abril del año 2007, después de rescatar únicamente dos cuerpos, y en una decisión inédita, la empresa decidió suspender el rescate argumentando que se ponían en riesgo las vidas de los rescatistas. Solamente se tiene registro de dos tragedias en las que se haya negado el rescate de los atrapados: en 1973, la de un ingeniero, y Pasta de Conchos; en ambos casos, la parte patronal es Grupo México.
Las familias y organizaciones acompañantes señalaron que la razón de esta suspensión sería que, de ser rescatados los cuerpos, se evidenciarían las pésimas condiciones de trabajo en la mina y esto acarrearía sanciones penales, económicas e incluso el retiro de las concesiones de la empresa.
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Los ríos Sonora y Bacanuchi vivieron derrames causados por Grupo México, por los que 24 mil personas resultaron afectadas en 2014.
El 6 de agosto de ese año, la mina Buenavista del Cobre –subsidiaria de Grupo México– derramó 40 mil metros cúbicos de ácido sulfúrico con 700 toneladas de metales pesados en los ríos Bacanuchi y Sonora, que afectaron a siete municipios: Ures, Baviácora, Aconchi, Huépac, Banámichi, San Felipe de Jesús y Arizpe.
A finales de abril de 2018, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) decidió atraer dos casos relacionados con estos desastres.
La mina Buenavista del Cobre, de Grupo México, opera desde hace tres años como una enorme presa de desechos tóxicos 100 veces más grande que la derramada en 2014, cuando generó el peor desastre ambiental en la historia de la minería en México en el Río Sonora.
A la comunidad jamás se le informó nada. El 5 de julio, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) llegó a Bacanuchi, mandatada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), para explicar el “Informe Preventivo” de Grupo México que aprobó para que se construyera la presa, el por qué dio visto bueno al proyecto, bajo qué criterio, y por qué no informó a la población…
El (anterior) derrame de 20,000 litros de agua con sedimentos de una mina propiedad de Grupo México en un río de San Martín, Zacatecas, este 11 de mayo, fue considerado por la empresa como no peligroso, pero recorrieron 200 metros sobre un arroyo fuera de su propiedad.
Aunque el consorcio se comprometió a resolver la catástrofe, habitantes de San Martín denunciaron que el río de su comunidad había sido contaminado y que la afectación repercute en dos mil habitantes de la comunidad, además de aquellos quienes se encuentran río abajo como las localidades de San Antonio de Belén y Carretas, que utilizan el agua para consumo humano y doméstico, denunciaron habitantes.
De acuerdo con las denuncias, el derrame contiene reactivos como cianuro, sulfato de zinc, sulfato de cobre, y desemboca en los sembradíos frutales y demás cultivos de granos básicos…
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La muerte de 70 trabajadores por la inseguridad de sus instalaciones y el desastre ambiental que provocó en Sonora han terminado en multas irrisorias impuestas a Grupo México por parte del gobierno federal y que, la empresa, ni siquiera ha pagado.
Por el deceso de los trabajadores en dos hechos distintos y el desastre ambiental de Sonora, las penalizaciones contra la empresa de Germán Larrea suman 57.3 millones de pesos.
Dicha cantidad representa apenas 0.97% de los 5 mil 900 millones de pesos de ganancias que obtuvo en el segundo trimestre del presente año.
Sin embargo, de las sanciones impuestas sólo ha pagado 1.3 millones de pesos correspondientes a una resolución de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), por el accidente en la mina Pasta de Conchos, donde murieron 65 trabajadores en 2006.
El resto, es decir, 56 millones de pesos, aún está en duda que se vayan a cobrar.
Por la muerte de cinco trabajadores a consecuencia de las condiciones de inseguridad de sus instalaciones en Charcas, San Luis Potosí, ocurrida el 12 de febrero pasado, la STPS anunció una multa “histórica” de 13 millones de pesos [¡!], contra la cual Grupo México se amparó.
Y en el caso del impacto ambiental en Sonora, multas y sanciones por 43 millones de pesos, aún deben ser validadas por un órgano jurisdiccional.
La diferencia es notable respecto a daños ambientales como el de El Paso Texas, Estados Unidos, donde por un caso de contaminación con plomo, cadmio y arsénico que provocó graves problemas a la salud en niños, adultos mayores y embarazadas, enfrentó una sanción cercana a los mil millones de dólares.
En México, la empresa de Germán Larrea Mota-Velasco, el segundo hombre más rico de México y el número 58 del mundo –cuya fortuna personal se estima en 16 mil 100 millones de dólares–, debe emitir un leve desembolso pues esos tres hechos no le representan ni 1% de lo que gana en tres meses…
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Así se “resuelven” asuntos tan perniciosos, como el del ecocida consuetudinario Grupo México en el país.
Contaminar, e infringir jubilosamente la ley, sigue siendo el mejor de los negocios posibles.
Aunque excepción en este otro caso a la regla neoliberal, distinto es -a pesar de los desastres del Trumpismo– en la Unión Americana, con un consorcio planetario que (en ámbitos cietamente distintos a los del esperpento de Larrea) tiene capacidad de emponzoñar mentalidades y conciencias.
Y ante tanta miseria humana un breve colofón que reaviva la esperanza:
Fuente:https://www.animalpolitico.com/entropista/grupo-mexico-despachos-del-capitalismo-de-compinches/