14 de Febrero de 2017.-
Disrupciones en la producción impulsaron un fuerte avance en los precios del cobre, que ayer cerró en USD 2,7719 la libra en la Bolsa de Metales de Londres. El avance de 4,06% en la primera jornada de la semana se atribuyó específicamente al quinto día de huelga en Escondida, la mina de cobre más grande del mundo, como a la prohibición de exportaciones en Indonesia que pesa sobre Grasberg, la segunda más grande. Pese al entusiasmo, el impacto de estos eventos sobre el metal rojo podría ser de corta duración.
“Hay demasiado optimismo en estos momentos. Es probable que después los precios caigan”, asegura a PULSO Eugen Weinberg, jefe de investigación de Commodities de Commenrzbank, quien sostiene que “el alza del precio se funda en las preocupaciones por el lado de la oferta, después de los problemas de Grasberg en Indonesia y de Escondida en Chile”.
Paul Gait, analista de Sanford C. Bernstein, también apunta a estos hechos como los grandes conductores de los incrementos del precio del cobre, detallando que “cuando estás en medio de descensos de precios, eventos como una huelga pueden tener impacto”, subrayando que “de todas maneras es un efecto de corto plazo”.
Mientras aún no es clara la duración de los conflictos en minería en Chile, ni de las restricciones que enfrenta la mina de Indonesia, Goldman Sachs plantea en su último informe sobre el metal rojo que “en el escenario de una huelga de 20 días en Escondida (el punto medio de las dos anteriores disputas laborales relacionadas con las negociaciones contractuales en 2006 y 2011) y el escenario de un retraso de un mes para permisos de exportación en Grasberg, esperaríamos pérdidas totales de producción de casi 100.000 toneladas, lo que equivale a un 1,8% del suministro mundial de minas en el presente trimestre y casi el 0,4% en el año”.
Sin embargo, la entidad sostiene que la situación que atraviesan ambas minas, cuya producción conjunta sería equivalente al 9% del suministro mundial de cobre en 2017, no alcanzaría a afectar el panorama a un nivel que los lleve a modificar el balance de oferta y demanda que esperan para el año.
Hasta ayer, la huelga ha dejado su huella no solo en el precio del cobre. Desde el jueves sus futuros (al 17 de abril) han subido 4,36%, mientras que los inventarios han descendido 2,71%. “Si la huelga se extiende más de treinta días, o hasta 60 días, podríamos evaluar qué sucedería con el precio del cobre”, indica Nick Hatch, analista de cobre de Cannacord Genuity.
Fortaleza de la demanda
Los eventos en Escondida y Grasberg tienen lugar en un ambiente de optimismo respecto a la demanda china y estadounidense, lo que también ha favorecido los precios del metal rojo. “El cobre sube por una combinación de factores. El primero de ellos es, esencialmente, que tenemos a dos de los grandes productores fuera de línea. Por otra parte, hemos visto alza en varios metales, por el optimismo respecto a la demanda. Hay un sentimiento positivo en torno a los metales desde que Donald Trump ganó las elecciones en Estados Unidos, debido a sus planes de infraestructura. Además, se ve una actividad positiva en China”, sostiene Caroline Bain, Economista senior de commodities en Capital Economics.
De hecho, el cobre ha subido 21,5% desde el 9 de noviembre, tras el triunfo de Donald Trump sobre Hillary Clinton en las presidenciales estadounidenses. El sucesor de Barack Obama, sin dar muchos detalles, ha entusiasmado al mercado de metales bajo la promesa de una multimillonaria inversión en infraestructura.
En este marco, el ISM manufacturero de enero marcó 56 puntos, quedando por encima de las 50 unidades que separan contracción de expansión y alcanzando su máximo nivel en más de dos años. En tanto, las expectativas económicas del índice elaborado por Bloomberg registró 56 puntos, su máximo en más de 10 años. Al mismo tiempo, las señales de la economía china han sido consistentemente positivas desde el segundo semestre del año pasado.
Mientras que su Producto Interno Bruto se ha desacelerado en línea con los objetivos del gobierno, su actividad industrial ha mostrado una renovada fortaleza, con 7 meses de expansión consecutiva en el PMI manufacturero, que marcó 51 puntos en enero. Al mismo tiempo, las importaciones dieron una favorable sorpresa en el primer mes del año, con una expansión de 16,7%.
Pese a estos alentadores números, los expertos llaman a la cautela. “Los inversionistas son optimistas respecto a la demanda, pero es probable que la economía de China se siga desacelerando este año, lo que va a minar el optimismo. Además, Donald Trump podría enfrentar algunos obstáculos en el Congreso para concretar sus planes de infraestructura”, precisa Caroline Bain.
Respecto a la influencia que tienen en el precio del cobre el dólar y la política monetaria de Estados Unidos, la analista de Capital Economics sostiene que “esos son otros factores en juego. Esperamos ver una depreciación del dólar, no tan amplia como la del año pasado, y un ajuste agresivo de la tasa de interés de la Fed en el segundo semestre del año, una en junio y luego tres en los meses restantes. Eso puede desalentar los precios del cobre”.
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