La vicepresidenta de Argentina, Gabriela Michetti, explicó el renovado impulso oficial a la industria minera. La minería es destructora de las economías regionales, contaminadora y sin peso en la recaudación fiscal. Sin embargo , esta es la respuesta hacia empresas y Canadá frente al desastre de Barrick Gold en Veladero y el creciente malestar social contra la actividad minera haciendo como que aquí no pasa nada y si pasa, es porque lo anteriores lo hicieron mal.
La vicepresidenta Gabriela Michetti afirmó que durante su misión de búsqueda de inversiones en Canadá se transmitió el mensaje de que Argentina «quiere inversión minera pero con los mismos estándares que tienen en sus países de origen», cuestionó la minería «extractiva y mala» que permitió el kirchnerismo y dijo que el Gobierno busca «liderar el armado de una especie de OPEP de los países productores de minería que impulse parámetros de calidad».
TELAM: Su exposición la oyeron varios empresarios que pertenecen a la poderosa industria minera de Canadá (la más fuerte a nivel mundial). ¿Cómo fue ese intercambio?
MICHETTI: Vinimos con un mensaje claro: queremos inversión minera y desarrollarla, hay un potencial gigantesco para muchas provincias que tienen muchas necesidades básicas insatisfechas, pero que sea con estándares como lo hacen en sus países de origen. Se lo vamos a transmitir también a (el primer ministro Justin) Trudeau y a los funcionarios con los que vamos a hablar en Ottawa. Queremos los mismos estándares y que sea minería sustentable, y que por ejemplo una inversión de una compañía australiana trabaje en Argentina con la misma calidad que le exigen en Australia.
T: ¿Y eso qué implica?
M: Los temas clave son el impacto ambiental, el desarrollo en la zona donde se desarrollen y la cuestión social en esas comunidades. Varios empresarios dijeron que se fueron dando cuenta de que en Latinoamérica generaron prejuicios con la actividad por no usar los estándares de calidad que debían haber utilizado. Y la otra cosa que vinimos a decir es que deberíamos poder armar una organización de países productores y con potencial minero, una especie de OPEP de la minería, y ver si Argentina puede liderar esto desde los países en desarrollo, y que Canadá tome la bandera. Una organización que impulse estos estándares de calidad a nivel mundial.
T: Recientemente hubo un derrame de cianuro en Veladero reconocido por la propia Barrick Gold. ¿Cómo se pueden evitar este tipo de situaciones, sobre todo si se incrementan las inversiones para explotar minas?
M: Con control del Estado. Las provincias tienen su propia legislación y tienen que controlar la actividad. El Estado nacional podría dar marcos generales también, o ayudar en el control. Venimos de una etapa en la que el kirchnerismo hizo minería extractiva, mala y poca. A los empresarios les dijimos que con todos los recursos naturales queremos agregar valor y conocimiento, no queremos más la economía meramente extractiva.
T: ¿Qué percepción recibió de los empresarios canadienses?
M: Todos los empresarios demostraron interés, se manifesta que Argentina está en el centro de la mirada, comentan que puede liderar un proceso de reformulación de los gobiernos de Latinoamérica, una salida del populismo. Nos preguntaron cómo sostendremos este proceso y nosotros hacemos hincapié en que este no es un grupo de ministros con un presidente que decidió un cambio y bailan con la más fea, sino que hay una sociedad que probó y probó y no le fue bien y ahora decidió un cambio, que lo está sosteniendo y bancando el momento más difícil de ese cambio, que es el sinceramiento de la economía, porque sabe que traerá buenos resultados más adelante.
T: El Gobierno apuntaba a la llegada de inversión extranjera que, parece, se está demorando más de lo pensado…
M: Para mí es al revés, estamos sorprendidos por el nivel de anuncios de inversión. Según el registro que tiene el Ministerio de Producción, y después de doce años de un gobierno que se peleó con el sector privado, ya tenemos anuncios de inversión de entre 35 y 40 mil millones de dólares de acá al año que viene. Es mucho para nueve meses de gobierno y los extranjeros mismos dicen lo rápido que van los cambios. Estamos hablando de millones de dólares que no se deciden de un día para el otro.
T: ¿Cree que la oposición acompaña este proceso para crear clima de negocios favorable?.
M: Creo que hay diversidad…veo dirigentes políticos y hasta sindicales que tienen claro que este es un momento para poner el hombro y salir adelante juntos, con los matices democráticos. Pero también veo que hay sectores del sindicalismo y la oposición que están esperando el mínimo momento de tensión o un error para meterse por una rendija para que termine este proceso y volvamos lo mismo de siempre. Hasta ahora venimos ganando la pulseada pero no se dan por vencidos los que quieren que al gobierno le vaya mal.
T: ¿Tiene temor de que en las elecciones de 2017 el resultado no mejore la relación de fuerzas en el Senado?
M: No, tengo muchísima confianza en nuestro proyecto político y económico. Lo que va pasando me va confirmando la confianza. Nuestro proyecto es sano, tiene fortaleza y arraigo, no es algo agarrado de los pelos. No tengo ningún miedo a que nos vaya a ir mal, además veo la respuesta de los argentinos, con muy pocos meses estamos revirtiendo una década de errores estructurales.
T: ¿Cuáles son las próximas misiones de negocios que se vienen?
M: Voy a ir en noviembre a Qatar, Emiratos Arabes y Arabia Saudita. Con Qatar estamos más adelantados en la firma de un acuerdo de inversiones en infraestructura, según le comunicó el Emir al Presidente. En enero iremos a Australia y Nueva Zelanda para invitar a empresas a que inviertan en Argentina, sobre todo agroindustria, energía y mineras. Y en febrero o marzo será el turno de Malasia, Singapur e Indonesia, pero con estrategia doble: búsqueda de inversiones pero especialmente apertura de mercados, porque son países con enormes posibilidades para nuestros productos.