Por Jhon Mejía Anaya
Como producto de las teorías capitalistas sobre el desarrollo que ha tenido muy buena acogida en nuestra nación, nace el proyecto Angostura que pretende realizar actividad minera en el paramo de Santurbán y los municipios de Vetas y California.
El proyecto Angostura promete ubicar a Santander en el podio de territorios mineros latinoamericanos. Los medios de comunicación han hablado mucho de esto pero solo desde un enfoque. Que las regalías del departamento aumentaran, que más empleo, que más obras e infraestructura, etc., pero no se ha advertido el desastre ambiental y humano que generaría. Sí el proyecto Angostura se convierte realidad, día a día los santandereanos nos estaremos envenenando.
La explotación minera que se pretende efectuar sobre el paramo de Santurbán consiste en extraer oro y plata, para ello debe remover 1075 millones de toneladas de roca del paramo, además se utilizaran 1200 toneladas de cianuro y 7000 toneladas de ANFO mensualmente.
El problema de contaminar al paramo, consiste en que estos son fuentes hídricas, donde nace el agua, y del paramo de Santurbán se extrae el agua que se destina para el consumo humano de quienes habitamos en los municipios del área metropolitana de Bucaramanga.
¿Cómo será el agua surtida en los hogares santandereanos con partículas de metales pesados? ¡Seguro que será deliciosa! Todos los días estar expuestos a contraer enfermedades con peligro de muerte. La CDMB, después de adelantar estudios, concluyó que la minería a cielo abierto que se desarrollaría en el paramo, afecta el agua subterránea –las cuales son las más puras– además de generar un cambio en los suelos y vegetación.
La licitación se pretende otorgar a la multinacional canadiense Greystar Resources, que por años ha explotado los recursos santandereanos. Es totalmente incomprensible por qué en Colombia todos los grandes contratos se entregan a manos extranjeras. ¿Será acá no hay talento ni profesionalismo? En este país seguimos pretendiendo desarrollar siendo una neocolonia arrodillada todo por la “inversión extranjera”, en Colombia todavía se piensa que la mejor forma de mejorar su economía es con plata ajena.
Como característica del común denominador de las multinacionales, la Greystar Resources contradice lo dicho por los expertos porque aseguran que las corrientes hídricas que surgen allí no se verán afectadas y que destinaran recursos de sus ganancias a la recuperación ambiental de los municipios, ¡pura ironía barata!
Con total acierto el gerente del Acueducto Metropolitano de Bucaramanga, Germán Figueroa, se han opuesto a este maravilloso proyecto de desarrollo. Y con razón el Ministro de Ambientes pasado, Carlos Costa, no otorgó la licencia ambiental.
Es hora que los santandereanos nos paremos a rechazar aquello que nos afecta, es hora de alzar nuestra en voz en sinónimo de protesta, ¿o acaso queremos tener beber mercurio, cianuro, plomo, cadmio? Ojala nuestro territorio no se convierta en reflejo de Timbalí, municipio ficticio de la obra de Fernando Soto Aparicio, la Rebelión de las Ratas.