Una pequeña carretera destapada sube y sube por una de las montañas que bordea el cañón del Chicamocha. A medida que se incrementa la altura cambia la vegetación, ésta se hace cada vez más pequeña, mientras que baja la temperatura dramáticamente y se hace más difícil respirar por la disminución del oxígeno.
Después de viajar por unos minutos, llegando a la cúspide de la montaña, a algo más de 3.600 metros sobre el nivel del mar, se aprecia con toda su imponencia uno de los principales páramos de Boyacá, el de Pisba. Allí la vista se estrella con un colchón de vegetación variada pero distribuida de manera homogénea, cubierta por una neblina que hace presencia durante todo el día y casi nunca aparece el sol. Se respira y siente aire húmedo.
in embargo, desde que se sube la montaña en una camioneta cuatro por cuatro, hay algo que no encaja en el paisaje, los vestigios de la minería de carbón, actividad que hace poco, gracias a la acción de la comunidad y las autoridades ambientales, fue suspendida.
Socavones abandonados, túneles cerrados, minas que la vegetación ha intentado devorar. ¿Se puede cantar victoria? Al pie de esta majestuosa vegetación de los páramos, engalanada con frailejones de más de dos metros de altura, van serpenteando riachuelos amarillos, en algunos casos dejando un sedimento color naranja.
Son la prueba fehaciente de que allí por años hizo presencia la minería, que aunque actualmente tiene suspendida su funcionamiento por no cumplir con estándares mínimos de protección al medio ambiente, sus efectos no serán reversibles en un futuro cercano.
A un lado del páramo se encuentra incrustado en una parte de la falda de la montaña el pueblo de Tasco, una villa lechera, famosa también por sus quesos. Mauricio Reyes es un campesino de la zona quien desde hace décadas se dedica a procesar quesos, desde finales de los años noventas ha liderado un movimiento social que fue creciendo vertiginosamente, hasta el punto de echar literalmente a los mineros artesanales y trasnacionales como Hunza Coal, empresa que logró que le otorgaran una licencia ambiental y títulos mineros en el páramo de Pisba hace años.
Sin ser un grupo ambientalista, el de Tasco se ha convertido en una comunidad ejemplo para todo el país, en el que los pobladores de sus veredas se asociaron para evitar que siguieran contaminando sus quebradas y ríos, vitales para sus vidas y negocios.
KienyKe.com visitó la zona y habló con Mauricio quien relató cómo surgió la lucha social en contra de la minería.
De otro lado, aunque ha sido criticada supuestamente por su actuar lento en contra de la minería, la autoridad ambiental del departamento, Corpoboyacá, en diálogo con este medio digital indicó que gracias a la lupa que le puso a las empresas mineras en el páramo ha tomado decisiones administrativas para evitar que sigan operando y evitar más desgaste y contaminación en lo que se considera la principal despensa de agua de la región.
Además de la protección del agua que nace allí en el páramo, también las autoridades civiles y ambientales buscan proteger la fauna, específicamente al oso de anteojos, el puma y especies de aves que sólo anidan allí.
No obstante, la zozobra de los habitantes de Tasco, Pisba, Socha y otras poblaciones aledañas al páramo por el advenimiento de la minería, una vez cumplan con requerimientos ambientales que aminorarían los efectos nocivos exigidos por Corpoboyacá, se terminó por cuenta de la decisión que tomó este lunes la Corte Constitucional de prohibir la minería en los páramos en Colombia, a pesar que ya hubiesen derechos adquiridos por estas empresas de seguir la explotación hasta que lo permitiese la respectiva licencia ambiental.
Pero, ¿Por qué es importante preservar el ecosistema del páramo? ¿Cómo hace el páramo para recolectar el agua?
Ver documental en youtube: http://www.kienyke.com/historias/la-comunidad-que-se-emberraco-y-echo-la-mineria-del-paramo-de-pisba/