El relator especial de Naciones Unidas para el derecho humano al agua y al saneamiento, Léo Heller, urgió al gobierno brasileño a garantizar el acceso a agua potable a los damnificados por el catastrófico colapso de una represa minera en la ciudad de Mariana.
“Más de un mes después del accidente, cientos de miles de personas en los estados de Minas Gerais y Epírito Santo siguen sufriendo interrupciones en el suministro de agua”, dijo Heller en un comunicado.
La crisis del agua ya ha provocado algunos incidentes violentos
Como medida de emergencia, las autoridades han estado repartiendo agua y las mineras han llevado agua embotellada a las áreas afectadas. Sin embargo, las cantidades son insuficientes y la distribución desorganizada, señaló el experto.
La gente tiene que hacer horas de cola para recibir cantidades de agua que no les basta ni para la higiene más básica y las personas mayores o con discapacidad no son atendidas con prioridad.
La crisis del agua ya ha provocado algunos incidentes violentos que podrían desembocar en nuevos disturbios, alertó Heller.
“Le recuerdo al gobierno de Brasil que su obligación es tomar medidas para garantizar el acceso al suficiente agua segura e instalaciones alternativas de saneamiento”, resaltó el relator especial.
El pasado 5 de noviembre, el colapso de los diques de contención de una mina de mineral de hierro provocó el vertido de 62 millones de metros cúbicos de residuos, el equivalente a unas 20.000 piscinas olímpicas de lodo contaminante, que arrasó por completo el pueblo de Bento Rodriges y acabó con la vida de una docena de personas.
La mancha de barro tóxico ha llegado hasta el océano Atlántico tras haber contaminado por completo el río Doce, una de las fuentes de agua más importantes del sureste del país.
La dimensión del caso ha supuesto que esta sea considerada la tragedia ambiental más grave de Brasil.