Hernando de Soto nos tiene acostumbrados a afirmaciones efectistas, acompañadas de generalidades y muchas inexactitudes, que contradictoriamente buscan aparentar un manejo solvente de temas que en realidad parece desconocer. No presenta data dura pero igual se despacha con mucha seguridad en entrevistas bastantes permisivas y con periodistas que terminan comprando sus mensajes. Lo cierto es que la última vez que salió del formato entrevista amigable y pasó a debatir, le fue bastante mal por no decir que hizo un verdadero papelón
Ahora ha vuelto a la carga. En una reciente entrevista en el diario El Comercio (05/07/2015) y varias otras apariciones en medios, ha vuelto a realizar afirmaciones tremendamente ligeras y que al mismo tiempo resultan peligrosas. Aquí resumimos algunos temas mencionados que muestran, por lo menos, un irresponsable y ligero manejo de información:
· Una primera afirmación apunta a señalar que las protestas contra la minería vienen siendo dirigidas por personajes que fueron sentenciados por terrorismo y pone sobre la mesa varios nombres con los que además de Soto se ha reunido. Cuando la entrevistadora le pregunta qué certeza tiene que estos personajes lideran las protestas, la respuesta es de ripley: “Lo dice El Comercio, otros periódicos y también ellos”. Más adelante vuelve a soltar otra afirmación temeraria: “Las fuerzas que eran subversivas se han recompuesto, han creado grupos de apoyo para una resistencia violenta frente al estatus quo que no existía antes de este gobierno”. En otra parte de la entrevista refiriéndose al peso y la influencia de las organizaciones, nos imaginamos que en las movilizaciones, señala: “Yo diría: ex Sendero 80% y MRTA y reservistas 20%”.
Si bien los mencionados dirigentes existen y sus antecedentes también, lo que no es cierto es que estos personajes hayan dirigido o encabezado alguna de las protestas mencionadas. Achacarle a las poblaciones que legítimamente defienden sus derechos de estar vinculados a estos personajes y dar a entender que esas posiciones políticas influyen en las decisiones que toman es una tremenda irresponsabilidad. Lo cierto es que los Saavedra, Spelucín, Egoavil, del Carpio y Mamani, no han tenido ningún rol estelar en las organizaciones representativas de las luchas mencionadas. Confundir y darles una representatividad que no tienen, no sólo es irresponsable sino que apunta a deslegitimar y abona a los que pretenden salidas autoritarias a los conflictos, desconociendo las agendas legítimas que deben ser atendidas.
· La danza de cifras que presenta de Soto también merece ser revisada con mayor cuidado: “hay cerca de 70 mil millones de dólares de proyectos mineros paralizados con la consecuente baja del PBI del Perú”, ha declarado. “Afuera ya se comenta que en el Perú ha comenzado la desinversión minera, que la gente se está retirando de a pocos y ya no tienen fe en el futuro de la minería”, refuerza.
Según el boletín estadístico del Ministerio de Energía y Minas[2] la cartera de proyectos mineros suma algo más de 58 mil millones de dólares. Del total de esa cartera, alrededor del 16% corresponde a proyectos de ampliación, dicho sea de paso todos actualmente en ejecución; el 45% a proyectos con Estudios de Impacto Ambiental (EIA) aprobados; el 1.12% a proyectos con EIA presentados pero no aprobados; y el 37% a proyectos en etapa de exploración.
Si además, uno revisa las estadísticas de inversiones mineras de los últimos años, la situación es diametralmente diferente a la que pinta de Soto (ver cuadro): es más, todo indica que en el quinquenio de Humala se va a invertir en minería mucho más que en el quinquenio precedente, aunque es correcto reconocer que los ritmos de crecimiento han decaído, como, dicho sea de paso, ha ocurrido en todos los países como consecuencia de un contexto internacional distinto (ver cuadro).
· Otro tema sobre el que de Soto suelta cifras es el de la minería informal. “Son dos millones de mineros informales, incluyendo a quienes los sirven, las plantas procesadoras y otros. Este grupo y sus familias no bajan de seis millones de personas enfrentadas al Estado”.
¿De dónde salen las cifras? Nadie sabe. Lo cierto es que el número de productores involucrados en la minería ilegal e informal, así como el volumen de oro efectivamente producido en el país por este sector se mantienen en el campo de las estimaciones gruesas. Sin embargo, ninguna proyección conocida se acerca a la del presidente del Instituto Libertad y Democracia[3]. Lo mismo pasa con la producción de los informales: actualmente el Ministerio de Energía y Minas registra sólo la producción informal de la región de Madre de Dios.
Al carecer de cifras oficiales, por tratarse de un sector complejo y con un alto porcentaje de productores golondrinos, es difícil realizar estimaciones. Las mencionadas por de Soto carecen de fundamento y sobre la solvencia de sus argumentos sugerimos ver el ya mencionado debate con el Ministro del Ambiente, Manuel Pulgar Vidal.
· Sobre los conflictos de Soto afirma que: “La confrontación minería-agricultura en un país que es las dos cosas nunca ha estado peor. El gobierno ha desatado una guerra de clases entre lo rural y lo urbano, entre lo industrial y lo agrícola”.
Si bien no está en discusión la ineptitud de este gobierno para este y otros temas, la realidad muestra que los conflictos sociales trascienden varios gobiernos y los vinculados a la minería presentan características estructurales y nos acompañan hace más de dos décadas. Si se revisa la base de datos de la Defensoría del Pueblo, se puede identificar que en el año 2009 (ver cuadro), en el período de García, se alcanzó el pico de conflictividad social, destacando notoriamente los casos vinculados a la minería. Luego bajaron en número e intensidad y en los últimos años se han mantenido más o menos estables en cuanto al número, aunque al igual de lo ocurrido con los últimos gobiernos ha habido picos de intensidad con el caso de Tía María que, dicho sea de paso, es un conflicto que tuvo un primer capítulo dramático en el gobierno anterior.
Finalmente, en la entrevista le preguntan a de Soto si “¿No está siendo tonto útil o ingenuo?”. Lo cierto es que ni tonto útil ni ingenuo. Lo que se percibe es una tremenda irresponsabilidad y el acostumbrado afán de protagonismo de este personaje, que busca deslegitimar las demandas de las poblaciones que defienden sus derechos y que no tienen nada que ver con este tipo de organizaciones de pasado terrorista y presente dudoso.
[1] Debate con Manuel Pulgar Vidal en Radio Programas del Perú realizado el 29 de noviembre de 2014.
[2] Ver boletín trimestral del MINEM 2015.
[3] En cuanto al número de productores informales, hay proyecciones que fluctúan entre las 100,000 personas y otras como las de la Sociedad Nacional de Minería en Pequeña Escala -Sonamipe- que llegan a quintuplicar dicha cantidad Cf. http://gestion.pe/mercados/mineria-informal-reto-saneamiento-2090060