Las consecuencias para la población de Checa de décadas de explotación minera ilegal y antitécnica se pusieron en evidencia cuando se produjo el desplome de una parte de la loma de Aglla sobre la vía E35.
Una vez que se reabrió el paso hacia El Quinche, los habitantes de Checa expresaron su preocupación por la existencia de tres zonas de riesgo. Dos de estas corresponden a las minas de piedra pómez o cascajo que quedaron abandonadas en las faldas de la loma de Iguiñaro y en el borde de la quebrada del barrio San Luis. La tercera está en Aglla, donde se produjo el derrumbe que provocó el cierre de la E35.
Loma de Iguiñaro
Expuestas, sin ninguna señal de advertencia ni vallas de protección, permanecen las cuevas de forma triangular que se introducen en las entrañas de la loma de Iguiñaro.
Las secuelas de la explotación del material pétreo se denotan en los mismos cimientos de esta loma, donde hay túneles que se extienden por centenares de metros formando verdaderos laberintos. “Quedó botado, como guarida de gente que viene a esconderse o a tomar, es peligroso. Antes, las volquetas sacaban material a toda hora (…) Solo dejaron de explotar cuando salieron mensajes en la televisión de que habría la cárcel por la minería ilegal”, manifestó María Quispe, quien tiene 64 años de edad.
Aglla
Las advertencias sobre las sanciones y castigos por practicar la minería informal; sin embargo, no detuvieron a minadores informales que excavaron la loma de Aglla.
“A plena luz del día, casi un mes, entre abril y mayo, gente de fuera vino a sacar otra vez (el cascajo). Ni un pequeño derrumbe que hubo los detuvo, solo se fueron cuando la Policía vino”, comentó Ólger Quishpe, quien labora en una de las 19 camionetas de alquiler del barrio.
Con cierto temor, otros vecinos se limitan a señalar que los mineros informales “son gente de fuera”, que se dirigían con sus volquetas hacia Quito, El Quinche o Cayambe.
Tragedias que no se olvidan
En el borde de la quebrada del barrio San Luis, la minería ilegal ocasionó la perdida de cuatro vidas humanas. Hoy los túneles permanecen abandonados.
María Quilunga recuerda que la primera tragedia se produjo por el desplome de un túnel. En esa ocasión murieron dos personas. La segunda ocurrió cuando una volqueta cayó al precipicio causando la muerte de un matrimonio. “De milagro se salvó una niña pequeña, la mamá le alcanzó a lanzar por la ventana”.
Otra vecina comentó que pese a estos hechos, la explotación antitécnica de esas minas siguió hasta que finalmente uno de los moradores interpuso una demanda en el Municipio hace más de tres años.
Bloqueras
En un recorrido por esos sitios, La Hora se constató que a los costados norte y sur de Checa funcionan cuatro “bloqueras”. Con por lo menos tres personas, en cada uno de estos sitios es incesante el trabajo de mezcla y compactación del material pétreo para elaborar bloques.
“Más antes sí, ahora aquí ya no se trabaja con cascajo, se trabaja con arena blanca que viene de Tabacundo, de Otavalo o de Pifo”, comentó Ernesto de La Cruz, de 55 años, responsable de una de las bloqueras. (JCER)
Situación
Barrios del norte de Checa
° A los costados de la única calle de tierra de Iguiñaro viven por lo menos 15 familias.
° En este sitio no hay servicios básicos de luz eléctrica, agua potable ni alcantarillado.
° Iguiñaro también pide un paso peatonal para la gran cantidad de vecinos que en la primer hora del día salen a la E35 a esperar un bus.