No sólo Pascua Lama postulaba a convertirse en uno de los primeros proyectos mineros binacionales del mundo. Varias otras iniciativas estaban detrás. Pero, por ahora, ninguna avanza.
La frontera entre Argentina y Chile alberga una riqueza minera importante, con yacimientos de oro, cobre y molibdeno que se encuentran concentrados principalmente entre las regiones de Coquimbo y Atacama, además de San Juan y La Rioja, por el lado argentino.
¿Inconvenientes? La zona presenta las más altas cumbres del país, lo que dificulta los trabajos de prospección y más aún, de construcción. Esto, no sólo por la altura, de hasta 5.000 metros, sino que también por la dureza de los inviernos.
Aún así, hay varios proyectos mineros emplazados en la zona -entre ellos Los Helados, Filo del Sol y José María, los dos primeros con un socio de peso: la japonesa Pan Pacific Copper (PPC)-, y que cuentan con recursos muy importantes, similares a, por ejemplo, la propia Pascua Lama o Caserones. La misma PPC desarrolla del lado chileno, a través de Lumina Copper, pero todavía están en etapa exploratoria.
Más al sur, cerca de Los Pelambres, se ubican Colmillos, Cerro Cuadrado y Andrea, todas de la canadiense NGEx, que están en etapas preliminares.
En rigor, muchos de estos proyectos no son nuevos. Durante la década pasada, la empresa sueca Lundin estableció una filial en Argentina, llamada Deprominsa, la cual mantuvo campañas exploratorias tendientes a cuantificar los recursos presentes en la alta cordillera. Todo, como parte del Tratado entre la República de Chile y la República Argentina sobre Integración y Complementación Minera, firmado en 1997 y que en principio tenía la misión de establecer un marco jurídico para Pascua Lama, pero terminó ampliándose y analizando otros proyectos en carpeta, entre ellos, los del mencionado distrito Vicuña, que incorpora a Filo del Sol y Los Helados.