Nuestro país fue más favorecido que Argentina y Perú en última década.
América Latina ha sostenido un crecimiento económico en los últimos años apoyado fundamentalmente por el » boom de los commodities «. Y en ese contexto, los tres países más beneficiados en la región son, por lejos, Venezuela, Chile y Bolivia.
Según el reporte «Cuatro Décadas de Auge en Términos de Intercambio», publicado esta semana por el Fondo Monetario Internacional (FMI), la reciente alza del precio de las materias primas -que comenzó en 2002, alentada por el potente crecimiento de China y de otras economía emergentes- nunca antes había entregado un aporte a los ingresos de Latinoamérica tan alto como el actual.
En ese sentido, Chile -como mayor productor de cobre en el mundo- desde el 2002 hasta el año pasado registró un aumento extraordinario en sus ingresos por términos de intercambio de 20% anual. Este es el segundo nivel más alto entre las principales economías de la región.
El precio del metal rojo se transa en la actualidad a US$ 3,22 la libra, es decir, un valor 365% superior al de hace diez años. Además, se debe considerar que en febrero de 2011 la cotización del mineral llegó a un peak de US$ 4,6 la libra.
Bolivia, con importantes reservas de hidrocarburos, también obtiene en la última década un beneficio similar al exhibido por nuestro país.
Sin embargo, Venezuela es la economía regional más beneficiada gracias a su condición de gran productor de petróleo a nivel global. El país del norte de Sudamérica registró un ingreso real 30% mayor que el que se habría observado «si no hubiera ocurrido el shock de términos de intercambio», dijo el FMI.
El reporte destaca que hablando del mayor precio de los commodities como aporte a los ingresos, «las cifras de América Latina son comparables solamente con las observadas en algunos países de Oriente Medio».
Argentina -con una economía fuerte en la exportación de soya, granos y carne- registra aumento en sus ingresos extraordinarios de 10%; un poco más abajo se encuentra Perú, una economía fuertemente apoyada por la industria minera.
Brasil está en el otro extremo, con estimaciones de ingresos extraordinarios considerablemente más bajas, con cerca de 3%.
El reporte agrega que el esfuerzo por ahorrar los ingresos extraordinarios derivados del reciente boom de términos de intercambio ha sido menor que en episodios anteriores.
«Nuestros resultados parecen indicar que el reciente fortalecimiento de los balances en la región obedece principalmente a la magnitud de los ingresos extraordinarios, más que a un mayor esfuerzo por ahorrarlos», indicó el documento.