Los japoneses son los socios preferidos de las mineras globales con proyectos en Chile; son conservadores y confiables y tienen el efectivo, dicen analistas y ejecutivos de la industria.
Comercializadoras japonesas con abundante efectivo buscan en Chile activos para apuntalar su sólida cartera minera y les basta con mantenerse como inversionistas silenciosos, tras cerrar recientemente una serie de compras en algunos de los mayores proyectos de cobre en el mundo.
Mientras los trabajadores de Codelco, el mayor productor mundial de cobre, protagonizaban un paro de 24 horas la semana pasada, ejecutivos de firmas como Mitsui y Marubeni se reunían en el vestíbulo de un hotel en Santiago donde se llevaba a cabo la conferencia de sectorial CESCO/CRU.
«Los inversionistas se están volviendo un poco más asertivos porque ya no quedan muchos buenos proyectos, pero el estilo no ha cambiado. Queremos seguir en Chile y queremos seguir como inversionistas pasivos», dijo un ejecutivo de una de las cinco principales comercializadoras de Japón.
«Queremos tener una participación mayor (en proyectos mineros), quizá de un 15% en lugar de un 10%», agregó el ejecutivo, que prefirió que no se mencionara su nombre porque no está autorizado a hablar con periodistas. Inversiones en carbón, hierro y cobre, entre otras materias primas, han dado una sólida base a las ganancias a las casas comerciales.
Estas se han transformado en la principal demanda por participaciones en recursos naturales del mundo, en momentos en que las compras chinas de metales presionan a las mineras, que se pelean por los últimos depósitos de cobre prometedoras que quedan por explotar. Y los japoneses son los socios preferidos de las mineras globales con proyectos en Chile; son conservadores y confiables y tienen el efectivo, dicen analistas y ejecutivos de la industria. «Son excelente socios», dijo el presidente ejecutivo de KGHM, Herbert Wirth, sobre Sumitomo, su aliada en el proyecto de US$3.900 millones Sierra Gorda en el desierto chileno de Atacama. La polaca KGHM es la segunda mayor productora de cobre de Europa.
INVERSIONISTAS SILENCIOSOS
También es bueno para las carteras de las casas comerciales. Si bien analistas han pronosticado un superávit del metal y un crecimiento limitado del consumo de cobre de China en los próximos dos años, la demanda posiblemente repuntará en 2015/2016. Sierra Gorda, en el que KGHM es dueña del 55 por ciento, es uno de los mayores proyectos de cobre del mundo y está en camino a iniciar su producción en el segundo trimestre del 2014. «Las comercializadoras no pueden operar el negocio por si mismas, de manera que básicamente son inversionistas minoritarios con tenencias de un 20-30 por ciento por ejemplo», dijo Yasuhiro Narita, analista de Nomura Securities.
Absorben las ganancias a través de sus participaciones y venden producción a su país, y a China e India, entre otros, agregó. Chile todavía es por lejos el mayor productor mundial de cobre, con sólidas instituciones y una fuerte expansión, pese a menores grados del mineral, crecientes costos y una fuerza laboral inquieta. En el país sudamericano hay planes de inversión minera por más de US$100.000 millones y se busca impulsar la producción anual de cobre en más de un 30% a más de 7 millones de toneladas hacia el 2020.
Se mantiene entre los preferidos por las comercializadoras japonesas cuando se trata de cobre, mientras otros inversionistas más aventurados se enfocan cada vez más en Africa, rica en recursos naturales pero más riesgosa. «La falta de mano de obra es un problema mundial, no sólo de Chile; los costos de operación son altos en todos lados», dijo el primer ejecutivo japonés. «De manera que para el cobre, todavía nos gusta Chile; es transparente y a diferencia de los chinos preferimos inversiones de bajo riesgo. ¿Si miraríamos a Africa? En mi humilde opinión, no», agregó.