El Congreso de BCS se ha manifestado en contra de la minería tóxica a cielo abierto, por el contrario creen que la vocación es el turismo y ambas actividades no se mezclan.
La XIII Legislatura del Congreso de Baja California Sur, nos hemos expresado en varias ocasiones por estar en contra de la minería tóxica a cielo abierto, tanto la Comisión de Turismo como la de Ecología, hemos hecho exhortos a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), para que nos presenten todos los permisos otorgados a la federación para este tipo de actividades, informó el diputado Alberto Treviño Angulo.
Manifestó que queda claro que son los sudcalifornianos quienes deben decidir si la vocación de las poblaciones, pues resulta incompatible que el turismo y la minería trabajen de la mano, sobre todo en territorios tan cercanos.
Municipios como Los Cabos, que son meramente turísticos y han generado una serie de empleos y desarrollo económico, demuestran que esa debería ser la vocación de los diferentes destinos de la entidad, por lo que, debe de cuidarse la autorización de permisos a la actividad minera, pues esta podría llegar a contaminar uno de los recursos más importantes con los que se cuenta: el agua.
“Tenemos que tener mucho cuidado, porque las decisiones que tomemos el día de hoy van a ser el resultado y el futuro que podamos vivir nosotros y las futuras generaciones”, advirtió el diputado Treviño.
Agregó que si el estado decide no a la minería y sí al turismo, el mayor reto para los tres niveles de gobierno, será el trabajar de la mano en buscar alternativas o programas que apoyen la generación de actividades económicas para los habitantes de poblaciones mineras como San Antonio y El Triunfo.
Treviño Angulo aseveró, que otro de los puntos que deben quedar muy claros al definir al turismo como respuesta para los municipios de Baja California Sur, sea el evitar obstaculizar la llegada de inversión turística con sobre regulaciones, como ocurre en el municipio de La Paz.
Según un decreto de entre 1936 y 1938, se delimita un área natural protegida en La Paz, pero dicho polígono abarca a toda la ciudad, por lo que “no es posible estar mandando esa señal de incertidumbre al inversionista del país y del extranjero”, quienes cumplen con toda la normatividad a nivel federal, estatal y municipal, pero al final no pueden hacer ningún tipo de desarrollo.
Por lo anterior, una vez que se defina la vocación de la entidad, es necesario que los tres niveles de gobierno trabajen de manera coordinada y digan no a la minería, pero sí a un turismo regulado y sustentable, finalizó.