Desde que el proyecto minero binacional anunciara su construcción en 2009, ha recibido dos sanciones por emitir material particulado. Ahora las faenas se encuentran paralizadas de forma temporal pero total. A esto se suman dificultades de financiamiento para su proyecto que hoy vale ocho veces más que hace once años atrás. Por otro lado, la resistencia en la zona es transversal y se mantiene pese a las presiones. Innumerables denuncias, e incluso juicios, mantienen el camino de este proyecto con piedras que pretenden interponerse para paralizar definitivamente este proyecto.
Once años se demoró el Estado chileno en reaccionar a las persistentes denuncias de contaminación que se estaban produciendo con el proyecto Pasca Lama en el Valle del Huasco, en la región de Atacama.
El año 2009 el Comité Operativo de Fiscalización hizo una inspección al emprendimiento y multó a la empresa en 2011 por un poco más de 11 millones de pesos. En dicha oportunidad se detectaron varias irregularidades, pero el motivo de la multa sólo fueron dos: extracción de agua desde un lugar no autorizado y superación del límite de emisión de material particulado.
En octubre de 2012 se realizó otra fiscalización por parte del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin). Tras la inspección, se decretó el cierre total temporal de Pascua Lama debido a que el proyecto estaba contraviniendo el reglamento de seguridad minera. Por segunda vez, una fiscalización daba cuenta de presencia excesiva de material fino en suspensión que, tal como indica el organismo estatal, era consecuencia de “un incorrecto control técnico del material depositado en el botadero”, así como de “las complejas condiciones climáticas de la zona”, lo que genera “la polución del lugar”. Surgen muchas preguntas, entre ellas si esa irrisoria suma de dinero compensa la destrucción de glaciares o si a 5.000 metros de altura existe un “control técnico” posible para el material particulado.
Hace once años atrás que, con apoyo de la iglesia local, los agricultores y crianceros del prístino Valle del Huasco, vienen denunciando la destrucción de glaciares por parte de Barrick. De hecho, según documentos oficiales del Estado chileno –que entregó la propia transnacional-, desde el año 1977 que se han realizado sondajes en la zona andina.
Cuando Barrick presentó su Estudio de Impacto Ambiental (EIA) e hizo el proceso de Participación Ciudadana -apoyada por políticos democratacristianos como Jaime Mulet y Yasna Provoste-, la pregunta inmediata que le surgía a los agricultores y crianceros era: “Señores de Barrick, pero ¿dónde están los Bancos Perpetuos en su megaproyecto?”. Después de escuchar algo así como “glaciaretes” y “Cambio Climático”, los habitantes del valle conocieron la palabra mentira.
Una vez que el proyecto fue aprobado el año 2001, quedó pendiente un Plan de Manejo de Glaciares que fue tan absurdo como criticado. Sólo cuando Barrick ingresó Pascua Lama nuevamente en 2004 para ampliarlo, la extinta Comisión Nacional del Medioambiente (Conama) que volvió a darle el visto bueno, condicionó el proyecto a que no afectara los glaciares. Extraño, porque tras la segunda aprobación –que ocurrió el 15 de febrero del 2006 en medio de las vacaciones y a un mes del cambio de mando entre el gobierno de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet– se conoció el primer documento de la Dirección General de Aguas (DGA) que establecía que los glaciares Toro 1, Toro 2 y Esperanza, aledaños al eventual rajo minero, ya habían disminuido entre un 30% y un 75% producto de la intervención de Barrick. El documento era claro, pero había permanecido oculto hasta que se aprobó el emprendimiento.
Es decir, la institucionalidad ambiental tiene por lo menos, once años de atraso en este caso, o simplemente no existen mecanismos adecuados para que las denuncias de la gente común y corriente, habitantes ancestrales de sus propios territorios, tengan validez ante una transnacional mundialmente cuestionada pero poderosa como Barrick. Once años después la gente “del Alto” se sigue preguntando no sólo por lo que sucederá con los glaciares, sino con el agua que brota de ellos y que permite que la vida germine en el último río con agua limpia que aún corre de cordillera a mar en nuestro país.
“Peculiar” obra de “interés empresarial”
Lo que sí está claro es que sólo la movilización social ha detenido este nefasto proyecto para Chile y Argentina. Recordemos que es el primer emprendimiento binacional del mundo, hecho posible con un tratado tan “peculiar (…) que contiene normas de aplicación enteramente de interés empresarial y privado”, según señalaba un abogado de la Sociedad Nacional Minera en referencia al Tratado de Integración y Cooperación Minera suscrito por ambos países. Es insólito que con esta herramienta jurídica Chile ceda el 25% de su territorio a las mineras y creara un “país virtual” operado de facto por las transnacionales dueñas de sus propios proyectos. Pero, tras un requerimiento al Tribunal Constitucional de parte de 13 parlamentarios chilenos dejó sin efecto el objetivo principal de esa herramienta que era permitir que se entregaran servidumbres mineras para proyectos que estuvieran fuera del territorio nacional (por ejemplo, en Argentina).
A la par, se hicieron denuncias -nunca desmentidas por Barrick- de que fue redactado por su equipo jurídico. ¿Su interés?: Controlar el territorio andino que contiene agua en forma de glaciar y minerales en forma de Cordillera. Por eso en la zona, hoy día Barrick es dueña de El Morro, Cerro Casale, Veladero (en Argentina) y Pascua Lama (transfronterizo).
Sólo las diversas y creativas manifestaciones así como innumerables denuncias han logrado detener a Barrick por once años. Por un lado, han debido incrementar en ocho veces su proyecto inicial ya que Pascua Lama el 2001 tenía un costo de 950 millones de dólares. Hoy va en 8.000 millones de dólares. Y para peor, hay agencias de financiamiento estatales de Estados Unidos (EX-IM) y de Canadá (EDC) que se han negado a prestarle dinero para su proyecto. Algo similar hicieron los Fondos de Pensiones noruegos cuando rechazaron continuar invirtiendo en Barrick. Todo eso, posible solo por la resistencia cotidiana.
Asimismo, solo la movilización ciudadana ha evitado que Barrick termine por romper definitivamente con las redes de solidaridad, con la historia y el patrimonio sociocultural del Valle del Huasco. Era tanta la resistencia que había contra Barrick, que el 2008 arremetió con el “Compromiso Atacama”, donde Un Techo Para Chile, Fundación Teletón, América Solidaria, Clase 21, El Pacto Global de Naciones Unidas, junto a reparticiones estatales como Corfo y Fosis, se unieron a la “minera responsable” para eliminar los campamentos y la pobreza de la Provincia del Huasco.
La Compañía de Jesús hizo caso omiso a las cartas que la iglesia local les hizo llegar por estar atentando, por medio de sus fundaciones filantrópicas, a la posición histórica que ha tenido la Iglesia local. Esa posición por la “vida y el agua”, ha sido liderada por el Obispo Gaspar Quintana quien, incluso ha rechazado dineros de Barrick. Entienden que defender la Creación en el Huasco, es estar en contra de Barrick.
El Compromiso Atacama pretende que la minera y esas fundaciones -tan de moda hoy día- desarrollen la zona. El contrasentido es que las comunidades locales son ancestrales y tienen su propio estilo de vida. Además de que no han sido tomadas en cuenta en esa decisión foránea, hoy día no pueden acceder a fondos estatales libres de contaminación. Sin agua en el valle, el desarrollo habrá sido para Canadá. Por eso la situación es tan grave y eso es lo que ha levantado a la gente año tras año, cotidianamente, para poner piedras en la carretera que Barrick construyó entre La Moneda y Toronto para sacar su proyecto binacional.
Por eso en el Valle del Huasco diariamente las piedras del río recuerdan que aún hay agua por defender, que aún hay Cordillera por contener y que aún hay glaciares para beber, resistir contra Barrick se convierte en un deber moral.
Resistir contra Barrick significa dejar que pase mucho dinero ensangrentado por el lado y mirarse las propias capacidades individuales y colectivas. Fortalecer la autogestión y levantar los propios espacios en donde las miradas sean prístinas y sin contaminación.
Sólo la movilización en sus más amplios términos ha conseguido preservar el ánimo de que aún se puede detener Pascua Lama. Al igual que el eslogan de la Teletón de este año “si ellos no se rinden”… Entonces habrá que continuar la lucha. No hay de otra, porque las piedras aún gritan con el agua que baja de los glaciares ancestrales pidiendo ayuda. Poner piedras todos los días significa futuro. Está en tus manos.