El presbiterio, religiosos y religiosas, y el Obispo de la Diócesis de Jalapa ante los hechos acaecidos recientemente en el municipio de Mataquescuintla manifiestan:
PRIMERO; la alegría por la fiesta cívica vivida el 11 de noviembre de 2012, en donde la población “coliseña” acudió pacíficamente a manifestar su parecer sobre el tema de la minería química metálica.
SEGUNDO: que nos preocupa la creciente conflictividad social que la problemática minera está generando en todo el país, prueba de ello son los lamentables hechos violentos acaecidos a nivel nacional y de una manera particular en los municipios de Mataquescuintla y San Rafael Las Flores.
TERCERO: que no aceptamos las acciones fuera de la verdad y de la ley que se han manifestado en actos intimidatorios, vandálicos y difamaciones, que criminalizan, lastiman y denigran a personas de bien en la comunidad.
CUARTO: que algunos medios de comunicación social han difundido información parcial, sesgada y falsa, mientras que otros no han dado una cobertura en la que las diferentes partes puedan expresar sus diversas posturas, faltando a la ética profesional.
QUINTO: que como discípulos-misioneros de Jesús, que anunciamos la instauración del Reino de Dios, no podemos apoyar hechos violentos que van en contra de la vida y dignidad de los jalapanecos. Por lo que hacemos un llamado a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a construir la paz, mantener la unidad y promover el diálogo, como caminos que garantizan la convivencia humana y la solución a la alta conflictividad social que vivimos.
Particularmente invitamos:
a. Al Señor Presidente de la República para que asuma un liderazgo efectivo en la defensa de los legítimos intereses de la población, en cuanto a la problemática minera.
b. A los operadores de justicia para que atendiendo el clamor de la población apliquen la justicia de manera pronta, efectiva e imparcial.
c. A los diputados jalapanecos para que defiendan los intereses del pueblo que los eligió y se preocupen por impulsar leyes que protejan el medio ambiente que garanticen el bienestar de todos los ciudadanos.
d. A las autoridades locales y departamentales para que ejerzan un protagonismo en favor de las justas demandas de la población, olvidándose de banderas partidistas, las cuales son un obstáculo para el desarrollo integral y auténtico de nuestro departamento.
e. Al sector profesional les hacemos un llamado a que incrementen su conciencia social y pongan sus capacidades al servicio de la población más empobrecida que sufre las consecuencias de estos conflictos sociales, como el generado por las industrias extractivas de metales.
f. A cada jalapaneco, ante la gravedad de los hechos que están sucediendo en el municipio de Mataquescuintla, invitamos a asumir el firme compromiso de promover la cultura de la vida, cimentada en los valores del Reino de Dios, el amor, la verdad, la justicia, la solidaridad con el pobre y excluido, el cuidado y la defensa de la naturaleza, para contribuir en la transformación de la sociedad.
En esta hora tan difícil, por la que pasan estos pueblos de nuestra diócesis de Jalapa, elevamos nuestra voz al Dios de la vida para que venga en nuestra ayuda e inspire nuestro caminar con responsabilidad ante Él, ante nuestros hermanos y ante la creación.
Confiamos a Nuestra Señora de la Expectación, patrona de la Diócesis de Jalapa, nuestras penas y nuestras luchas pacíficas para salir adelante en la tarea de la superación de los conflictos sociales, impulsando un desarrollo humano, solidario, integral, sostenible e intergeneracional, que respete la dignidad de los seres humanos, creados a imagen y semejanza de Dios.
Diócesis de Jalapa, 21 de noviembre de 2012.