El pueblo indígena de São Joaquim de Bicas queda en Brumadinho, en el estado brasileño de Minas Gerais, aguas abajo de donde una presa se rompió el viernes 25 de enero, dejando 84 de muertos y casi 300 desaparecidos.
Luego de la catástrofe, la población tuvo que reprogramar sus hábitos alimenticios, ya que el río del que su vida depende está contaminado por los desechos de minería.
Los peces en el río Paraopeba son la principal fuente de alimento para los miembros de la tribu Pataxó Hã-hã-hãe, que viven al final de un camino de tierra. Los habitantes de la aldea también se bañan y lavan las ropas en sus aguas.
Pero, después de que una presa de desechos de la mina Corriente del Frijol estalló, soterrando comunidades y transformando las aguas claras del río en un flujo marrón barroso, los cerca de 80 habitantes de la aldea Pataxó se han visto obligados a reubicar a sus familias.
Aunque no hay ningún Pataxó Hã-hã-hãe hasta el momento, entre los 84 muertos confirmados o los 276 desaparecidos, temen que el desastre pueda ser el fin de su estilo de vida.
“El jueves yo estaba aquí lavando mis ropas, bañando a mis hijos, y ahora no puedo ni tocar el río”, dijo Sot de Ionara, conteniendo las lágrimas, señala el portal. “Nuestros corazones están muy tristes por saber que nada puede ser hecho”.
El sufrimiento de los Pataxó Hã-hã-hãe coincide con el momento en que el actual Gobierno señala que quiere eliminar los reglamentos para la minería y reducir las protecciones que las comunidades indígenas disfrutan actualmente. Para los críticos, la ruptura de la represa revela los riesgos de estas directrices.
La Fundación Nacional del Indio (Funai) dijo estar comprometida a ayudar a la aldea, garantizando el suministro de agua potable, entre otras medidas. Pero la confianza en las autoridades es baja tras la tragedia.
“¿Crees que una minera cualquiera se preocupa por eso? ¿Crees que un alcalde cualquiera se preocupa por esta área? “, indicó Sot de Aigoho. “Ellos sólo aman el dinero y la minería”.
En el segundo dique que se revienta en tres años en Minas Gerais, los rescatistas encontraron los cuerpos de 84 personas sin vida, pero se teme que pueda haber muchas más víctimas del lodo tóxico.
La minera Vale, dueña de la represa en la que se almacenaban aguas residuales, confirmó que había trabajadores en el área que resultaron afectados por una gran corriente de lodo tóxico.
“El rescate y la atención a los heridos se está realizando en el lugar por el Cuerpo de Bomberos y Defensa Civil, aunque no hay confirmación sobre la causa del accidente“, expresó Vale en un comunicado.
En el escrito anuncian la activación de un plan de emergencia. “La prioridad absoluta de Vale, en este momento, es preservar y proteger la vida de los empleados y los integrantes de la comunidad”, comunicó la empresa.
Catástofre ambiental y humana
El incidente se produce tres años después de que la ruptura de los diques de la minera Samarco provocara una gran catástrofe ambiental de Brasil, la cual ocasionó 19 muertos por un vertido de residuos minerales.
El 5 de noviembre de 2015, el dique cedió liberando 32 millones de metros cúbicos de barro que arrasaron varias localidades en el sureste del país, siendo el más afectado el pueblo de Bento Rodrigues.