Guatemala

LA INDUSTRIA EXTRACTIVA ES UN PROBLEMA AGRARIO,

AMENAZA EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

Leonor Hurtado

Ante la actual crisis mundial de alimentos es indispensable valorar las propuestas de La Vía Campesina, la organización mundial más importante que reúne a pequeños y medianos productores agrarios de cincuenta y seis países de África, América, Asia y Europa.

La Vía Campesina defiende: el modelo campesino de producción de alimentos sanos, la Soberanía Alimentaria de los pueblos, y la descentralización de la producción de alimentos y de las cadenas de distribución. Estas justas demandas son violadas por la industria extractiva que dominan compañías transnacionales y élites nacionales con el apoyo financiero de las instituciones internacionales y la corrupta participación de los gobiernos.

Para enfrentar la crisis alimentaria es indispensable unir las propuestas, el trabajo y la lucha de todas las organizaciones populares que aspiran construir una sociedad justa, equitativa y democrática, de manera sostenible y soberana; valorando que la agricultura campesina agroecológica es la única solución real. Ante esta perspectiva reconocemos que ¡la industria extractiva, la minería, es un problema agrario!

¡Las compañías transnacionales monopólicas destruyen el ambiente y roban los recursos naturales del 3er Mundo! La industria extractiva del 1er Mundo se ha fortalecido y nos ha invadido. Las corporaciones internacionales del 1er Mundo se siguen enriqueciendo, acumulando recursos y capital, sin importarles cómo lo logran, ni a quiénes roban y dañan. Lo hacen utilizando todos los procedimientos imaginables aunque no sean éticos, equitativos, ni democráticos. ¡Son ladrones agitando la bandera del desarrollo!

El sistema capitalista está en crisis.
Esta crisis es propia de su naturaleza y es producida por: el carácter social de la producción y la apropiación privada de la riqueza, lo cual conlleva la anarquía en la producción. Provocando las crisis de sobreproducción relativa y la cada vez mayor concentración del capital en pocas manos.

Actualmente existe una sobre liquidez en los Bancos y Corporaciones internacionales, provocando una urgente necesidad de invertir, otorgar préstamos y transformar el papel moneda—que aceleradamente pierde valor—en bienes perdurables como el oro y los metales, a través de la industria extractiva. ¡Para afrontar esta crisis invaden el 3er Mundo e inician un nuevo proceso de colonización y robo! Es evidente que la minería responde a la necesidad de los Bancos y las Corporaciones internacionales de invertir la sobre liquidez, la acumulación de capital, y obteniendo magníficas ganancias para su beneficio.

En Guatemala después de la firma de los Acuerdos de Paz—1996, después de 36 años de guerra—el gobierno de Álvaro Arzú en 1997 con la asesoría del Banco Mundial modificó la Ley de Minería, permitiendo que la inversión sea 100% extranjera, reduciendo las regalías de 6 a 1%, restringiendo los impuestos de 58 a 31%. Con estas ventajas, la ganancia que obtienen las corporaciones internacionales actualmente en minería es mayor a la que podrían obtener en cualquier otro campo industrial. En la Mina Marlin, San Marcos, Guatemala, el costo total de operación para obtener 1oz de oro es US$121.00 . En junio 2008 el precio de 1oz oro era $930.51 . Esto representa que Goldcorp Inc. la compañía propietaria de la Mina Marlin obtiene 777% de ganancia sobre la inversión.

La industria extractiva NO beneficia a la población local donde se ejecuta, como tampoco para el país. La industria extractiva no es una industria sustentable. Por el contrario, es una industria que destruye la capacidad de producción agraria, daña profundamente la vida económica, política, social y cultural de la población local.

La minería genera muy pocos empleos y los empleos calificados, bien pagados son para especialistas ajenos a la población local. El ingreso a la municipalidad y al país como pago de regalías es insignificante en comparación con la enorme ganancia que sacan del país. Actualmente, cuando afrontamos una crisis de alimentación a nivel mundial es indispensable suspender la industria extractiva. No debemos permitir que los ambiciosos y criminales intereses de una minoría destruyan a nuestra Madre Tierra y nieguen el derecho a la alimentación a la mayor parte de la población.

Es indispensable concentrar todos los esfuerzos y la inversión en la producción agraria sustentable, agroecológica y soberana. La minería destruye la tierra productiva para la agricultura y crianza de animales, aniquila la flora y la fauna, derriba los bosques, mata toda la vida del área explotada. Utiliza enormes cantidades de agua, privando a la población del vital líquido, contamina el agua que usa, hace un mal manejo del agua contaminada, envenenando otras fuentes de agua superficial y subterránea, intoxicando a la población y aniquilando la vida fluvial.

Los destrozos provocados por la minería perduran durante cientos o miles de años y las compañías no asumen responsabilidad alguna para mitigar los daños. Por estas y otras razones la minería es un problema agrario que debemos afrontar de inmediato. En San Miguel Ixtahuacán y Sipakapa la tierra con vocación forestal es totalmente destruida.

En la Mina Marlin diariamente trituran 14,000tons. de roca para obtener aproximadamente 14,000gr. de oro. Utilizan y contaminan 250,000 litros de agua por hora, sin asumir el costo del agua ni del deterioro ambiental. La población campesina es desplazada, privada de la tierra y de su trabajo tradicional.

Las compañías mineras obtienen la tierra por medio de engaños, no se presentan como lo que son, no actúan abiertamente ni dicen la verdad. De esta manera confunden a la población. La hacen creer que representan una alternativa positiva para generar fuentes de trabajo y estimular la producción local para alcanzar una mejor calidad de vida. La compañía canadiense Glamis Gold compró tierra en San Miguel Ixtahuacán diciendo a la población que la misma sería usada en un programa de producción de orquídeas en el cual podrían trabajar.

Esta mentira llevó a algunos campesinos a vender su tierra, quedando entonces ellos sin tierra y sin trabajo, y disminuyendo la producción local de alimentos. El Gobierno de Alvaron Colom propició el violento desalojo del pueblo Maya Q’eqchí en límites con Lacandona en México, bajo el pretexto de la preservación de áreas de reserva ambiental favoreció los intereses de una compañía petrolera.

Para justificarse, el gobierno niega el derecho a la propiedad comunitaria, a pesar que fue reconocido en los Acuerdos de Paz. Este violento desalojo muestra que el gobierno prioriza los intereses de empresas petroleras sobre los derechos y la producción campesina de los pobladores originales.

El 12 de junio, cien efectivos del ejército nacional, cuatrocientos elementos de la policía nacional civil y cien miembros de la CONAP, con gases lacrimógenos desalojaron a ciento veinticinco familias, quemando noventa y cinco ranchos donde habitaban y tomaron como prisioneros a cuatro líderes comunitarios. La minería también afecta la producción agraria a través de las ventajas que tienen en el consumo de agua.

La Mina Marlin ha perforado pozos más grandes y profundos que los que tiene la población del área y utiliza bombas eléctricas, lo cual les permite extraer grandes cantidades de agua y privar a la población del vital líquido, dañando la producción agropecuaria. Las organizaciones y sectores populares debemos unirnos.

La crisis alimentaria, la destrucción de nuestra Madre Tierra, el daño y robo de nuestros recursos naturales, la privatización de los servicios públicos, la violación de los derechos humanos, todos son hechos entrelazados que benefician a la misma élite de poder.

Por ello es indispensable fortalecer nuestras organizaciones y unir nuestra lucha alrededor de objetivos comunes que pueden garantizar nuestra vida digna, justa, sustentable y soberana.