Equipo de comunicaciones de la Mesa Nacional frente a la Minería.
Es justo reiterar el reconocimiento a la postura valiente de la Conferencia Episcopal de El Salvador (CEDES), que se mantiene firme en su oposición a la explotación minera, a pesar de las fuertes presiones de Pacific Rim.
La jerarquía católica ha ratificado en varias declaraciones públicas el pronunciamiento “Cuidemos la Casa de Todos”, del 3 de mayo de 2007. El reconocimiento es especial para monseñor Fernando Sáenz Lacalle, arzobispo de San Salvador y presidente de la CEDES, quien, incluso, ha denunciado los peligros de la minería ante el Vaticano, durante su reciente visita ad limina.
En su informe entregado al papa Benedicto XVI, Sáenz Lacalle presenta la explotación minera como uno de los problemas más graves del país, junto a la pobreza y la violencia.
El arzobispo también llegó a la Comisión ad-hoc de Minería del Parlamento a pedir a los diputados no permitir estos proyectos, debido a sus daños al medio ambiente y a la salud humana. Dicha comisión legislativa pretende aprobar el tenebroso proyecto de nueva ley minera elaborado por Pacific Rim y respaldado por diputados del PCN y algunos de ARENA.
Además, Sáenz Lacalle solicitó a la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés) llevar su mensaje de rechazo a la minería ante la Cuenta Reto del Milenio (CRM) del gobierno estadounidense, que financia el proyecto de desarrollo de la zona norte, cuyos objetivos de desarrollo humano, reactivación productiva y protección ambiental no serían alcanzados si la minería es permitida.
“Este proyecto ayudará a esa empobrecida región del país. Sin embargo, hay un problema: la empresa canadiense Pacific Rim tiene permisos de exploración de oro y plata en esa misma zona. La extracción de esos metales utiliza cianuro y gran cantidad de agua”, sostiene la carta dirigida a monseñor Thomas G. Wenski, obispo de la Diócesis de Orlando y presidente del Comité Internacional Justicia y Paz de la USCCB
La misiva firmada por el arzobispo capitalino sostiene que “esto es crítico no sólo por la falta de agua potable que afecta al país, sino también por la contaminación de los recursos hídricos”. Y agrega que “estudios de universidades demuestran que los daños de la minería, realizada hace varias décadas en otros sitios del país, es la causa de numerosos casos de insuficiencia renal y otras enfermedades mortales”.
Monseñor Sáenz también señala en su nota los conflictos sociales que está provocando Pacific Rim, y critica la propuesta de nueva ley minera promovida por dicha compañía. “Pacific Rim propone una legislación permisiva que facilitaría el uso de cianuro y crearía una autoridad autónoma para la minería, dependiente de recursos de la misma empresa a la que debe vigilar”, cuestiona.
“Estamos convencidos de que la minería es un perjuicio para el medio ambiente salvadoreño”, insiste la carta de Sáenz Lacalle. “Esta preocupación es confirmada por las evidencias que nuestros hermanos obispos de Honduras y Guatemala presentaron en la asamblea del Secretariado Episcopal de América Central (SEDAC), que también se pronuncia contra los proyectos mineros”, afirma la misiva enviada el pasado 5 de marzo.
El jerarca católico, además, denuncia las presiones de Pacific Rim. “La publicidad de la ‘minería verde’ cubre casi todos los medios”. “Varias organizaciones intentan hacer conciencia del problema, pero los medios se muestran más amigables a los intereses de las empresas mineras que a la denuncia de los opositores”. “El gobierno de El Salvador necesita ayuda para enfrentar la presión de las mineras”, sostiene.
“Muchas cosas más podría decir, pero sólo agrego un dato: en El Salvador, el abastecimiento de agua depende de la que fluye desde las regiones del norte hacia la costa. La contaminación del agua, por tanto, no sólo afectaría a la población de la zona norte, sino a todo el país. La minería es un problema para el futuro de este pobre país”, concluye la carta de arzobispo de San Salvador a monseñor Wenski.
Monseñor Sáenz termina su misiva reiterando la incompatibilidad de la minería con el proyecto de desarrollo de la zona norte. “Es una contradicción buscar el desarrollo de un región y, al mismo tiempo, permitir su degradación ambiental”. “El mismo equipo (Comisión Nacional de Desarrollo, CND) que elaboró la propuesta a la CRM no está a favor de la minería”, recuerda.
“Necesitamos su apoyo para levantar nuestra preocupación ante la Cuenta Reto del Milenio”, solicita Sáenz Lacalle a la USCCB. “Una moratoria en los permisos de explotación de metales debe ser establecida, mientras estudios más profundos puedan garantizar que no habría daños ambientales”, propone el máximo jerarca católico salvadoreño en su carta.