Monitoreo efectuado por la sociedad civil revela que algunas zonas de la cuenca están infectadas de plomo en más de 180 veces de lo permitido.
Milagros Salazar. Enviada especial.
Las aguas turbias del Mantaro hacen inviable la vida acuática en estos ríos e inservibles para el consumo humano, revela el informe medioambiental del proyecto El Mantaro Revive. A lo largo de 170 kilómetros, elementos tóxicos que superan hasta 180 veces los niveles permitidos, discurren por las aguas de una cuenca que agoniza: El Mantaro, en la región Junín.
Esta vez, la confirmación del diagnóstico de gravedad no ha llegado de boca del Estado sino de la sociedad civil organizada que decidió elaborar un monitoreo ambiental de las aguas y de los suelos de la cuenca para conocer la dimensión real de la enfermedad y buscar el antídoto. Las representantes de las organizaciones sociales agrupadas en el proyecto El Mantaro Revive (un nombre que habla del deseo de resucitar a un paciente desahuciado) revelaron en la ciudad de Huancayo que existe plomo en toda la cuenca y que en la zona del río Anticona el nivel de este agente tóxico supera 180 veces los niveles de referencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la línea de base de calidad establecida para el estudio.
En el río Yauli, la presencia de plomo supera tres veces el nivel de referencia de agua Clase III (para agricultura y ganadería) de la normatividad peruana y 16 veces la línea de base, precisamente luego de que este afluente pasa por La Oroya, una de las 10 ciudades más contaminadas del mundo, según el Instituto Blacksmith, con sede en Nueva York. Las muestras tomadas del río Mantaro a la altura de La Oroya revelan que el plomo supera 5 veces el nivel de referencia de agua Clase I (para consumo humano) y 23 veces la línea de base.
Precisamente es en esta ciudad donde opera la planta metalúrgica de la empresa estadounidense Doe Run. A la luz de los resultados técnicos, la directora del proyecto El Mantaro Revive, Paula Meza, señaló que los niveles más altos de agentes nocivos se ubican en las zonas donde "coincidentemente" hay actividad minera. Con el apoyo de los profesionales de la Universidad Saint Louis de Missouri, la línea de base de calidad fue elaborada a partir de las aguas de nueve ríos de las partes más altas consideradas como las más limpias de la cuenca, informó Meza.
Para el estudio se tomaron muestras de aguas en 53 puntos que permitieron determinar que el río Yauli (afluente de los ríos Mantaro y Anticona) y el río San Juan, (afluente del Lago Chinchaycocha) son los que presentan los más altos niveles de concentración de arsénico, cianuro, plomo, cadmio y cianuro.
Este último agente tóxico supera hasta en 35 veces la línea de base de calidad de agua en el río San Juan. Otras fuentes de alerta Image La planta metalúrgica de Doe Run es la principal fuente de contaminación en La Oroya. Image Haga clic en la imagen para ampliar. A este cóctel nocivo generado por la actividad minera, se suma la presencia de coliformes por los desechos que arrojan los pobladores a la cuenca, además de nitratos por el uso de agroquímicos debido a la actividad agrícola que hay en la zona. La contaminación en el Mantaro sigue una especie de círculo perverso. Esas tierras agrícolas en muchos casos son regadas con las aguas de los ríos saturados de agentes tóxicos a causa de la actividad minera y los químicos que se utilizan para los cultivos terminan en el corazón de la cuenca abonando aun más en la contaminación.
Este sería el caso de una zona denomina Orcotuna donde existen cultivos de alcachofas que crecen con las aguas del río Mantaro y que son promocionadas como productos de exportación. Entre las cifras más alarmantes respecto al monitoreo de los suelos superficiales, aparece que en La Oroya Antigua hay arsénico hasta 393 veces más de lo establecido como aceptable por la legislación de Canadá.
Debido a que en el Perú no existe una ley que regule la calidad de los suelos, se ha tomado como referencia los estándares de dicho país. El estudio, que es un avance del informe final, resalta el vacío normativo que existe en el país para proteger la salud de los pobladores y el medio ambiente, además de la poca rigurosidad de las leyes existentes. "Se necesita una solución integral y un esfuerzo político para fiscalizar a los responsables de la contaminación del Mantaro y establecer normas severas que protejan verdaderamente a las personas", dijo el gerente de Recursos Naturales y Gestión del Medio Ambiente del gobierno regional Junín, Iván Lanegra.
Ante este escenario, el funcionario anunció que su institución emitirá normas regionales que subsanen en parte esta debilidad del Estado.
EL dato INICIATIVA SOCIAL.
El proyecto El Mantaro Revive se inició en julio de 2006 y es financiado en un 90% por el Fondo Italo Peruano con 4 millones 770 mil soles. El otro 10% lo aporta Cáritas. Además de los monitoreos ambientales se brinda ayuda alimentaria a los niños afectados por el plomo.