El viernes 1 de diciembre, en El Pangui, en una Asamblea bi-provincial (Zamora Chinchipe y Morona), el pueblo decidió avanzar hacia el campamento de la minera canadiense Corriente Resources, a fin de exigir que suspenda sus actividades, como lo había dispuesto el presidente ecuatoriano Alfredo Palacio 19 días antes. La Asamblea estaba presidida las principales autoridades de Zamora Chinchipe, entre ellas el diputado Salvador Quishpe. Sin embargo, los hombres y mujeres del pueblo se encontraron con la vía pública bloqueada por efectivos del ejército ecuatoriano y trabajadores de Corriente Resources.
El sábado 2 de diciembre soportaron una fuerte represión perpetrada por efectivos militares en su intento por seguir su camino.
El domingo 3, cuando el pueblo y sus mandatarios se acercaban al campamento, la represión fue gravísima (el camino público hacia el campamento de la transnacional cruza un destacamento militar).
De ese día, nos hablan estos testimonios, recogidos en Gualaquiza el lunes 4 de diciembre por la noche, después de que los compañeros fueron liberados por los militares.
1. Ramiro Bravo, periodista
Yo me llamo Ramiro Bravo, soy corresponsal de diario La Hora y también presto mis servicios para Tevecable Oriente, en el cantón El Pangui. Estaba yo cubriendo los acontecimientos, pero lamentablemente también fui apresado por los militares.
En el momento en que fui apresado me quitaron una cinta de video, un cable y una batería. Fuimos trasladados hasta el campamento de la compañía Ecuacorriente (Corriente Resources Inc.), donde fuimos maltratados. Nos amarraron las manos hacia atrás, nos amarraron los pies. Después, nos botaron en una furgoneta y ahí estuvimos detenidos ocho compañeros. A dos de ellos, les pusieron gas en una funda plástica.
Luego de eso, a las 7 u 8 de la noche, fuimos trasladados al destacamento militar. Allí amanecimos.
A las 11 de la mañana del día siguiente, fuimos nuevamente trasladados hasta las instalaciones de la compañía Ecuacorriente.
Eso nos hace sentir que los militares estuvieron al mando de la compañía Ecuacorriente. Nosotros no teníamos por qué ser llevados a la compañía. Nosotros somos testigos de que los militares estaban al mando de la compañía.
Cuando llegó el comandante general, le dije que tenía que retirar algunas pertenencias que me habían quitado, las credenciales.
Uno de ellos dijo que era falsa la documentación. Eso sí es una falsedad, porque yo trabajo cinco años en el diario La Hora, así que soy reconocido por el periódico. No puede suceder la mentira que hacen los militares.
2. Elsa Sharupi
Yo me llamo Elsa Sharupi. Lo que yo quiero es contar lo que nos pasó el día de ayer.
Estuvimos en una marcha pacífica hacia el punto que se llama compañía Ecuacorriente. Cuando estuvimos cerca del destacamento, los militares empezaron a botarnos bombas lacrimógenas. No podíamos aguantar, nos botaban bastantes bombas lacrimógenas.
Luego, empezaron a tirotearnos. No pude aguantar, tuve que botarme en un barranco. De ahí, yo ya no me di cuenta, tuve que quedarme apagada. Al salir de ahí, no supe dónde andaba, me fui siguiendo el río. Ya me hice tarde, cuando llego al punto donde había alguien. Estoy saliendo por ese caminito, cuando justo veo a los militares, llenito ahí, en el camino. Yo tuve que salir y me dijeron:
"¡Detente ahí, señora!". Yo dije: "¿Qué he hecho?, ¿por qué me detienen?" Entonces ellos me cogieron y me dijeron: "¡Cállate, porque te vamos a matar!, ¡Ustedes no tienen por qué contestar así a los militares!, ¡ustedes son criminales!"
Yo dije: "A nadie he matado". "¡Señora!", me dijo, "¡cállate, tienes que arrodillarte!". Yo dije: "Solo a mi Dios tendré que arrodillar". No me arrodillé. Me cogieron y me dijeron que entre en el carro. Me llevaron a la compañía y allí nos tenían. Se burlaban de nosotros, se reían.
Estando afuera los conscriptos se burlaban de nosotros, diciendo que "¡ellos quieren pelear contra nosotros!" Pero nosotros no, en ningún momento, queríamos pelear con nadie. No es justo que con nosotros hagan eso siendo ecuatorianos, que los mismos militares nos estén queriendo condenar, amenazándonos con balas, eso no es justo.
Yo reclamo como una mujer shuar, porque soy shuar. Y yo sí quisiera que haya justicia para esos militares, porque ellos mucha burla metían contra el diputado Quishpe. Le amenazaron al diputado como que fuera un animal, como que fuera un trapo de ellos, le amenazaron cuando le trajeron detenido. Le decían que le maten. "¡Maten a ese indio!", dijeron.
Yo sólo pienso que no hay justicia para el pueblo, sólo hay justicia para la compañía extranjera y para el pueblo no hay justicia. Yo pido a las autoridades que hagan justicia, lo que es legal. Yo soy de Bomboiza. Voy a seguir luchando hasta el último, porque tengo que defender la vida.
Voy a luchar con esta experiencia, con este coraje que me hicieron los militares, ¡voy a luchar hasta el último, hasta que dejen la libertad, hasta que la compañía Ecuacorriente se largue de aquí! Ahí yo sentiré tranquila de estas amenazas que me metieron ellos.
¡Todavía siendo militares, en lugar de defendernos a nosotros, defienden a la gente forastera!
Eso es lo que yo digo, nada más.
Secretaría de prensa COORDINADORA CAMPESINA POPULAR