Una empresa que a lo largo de su historia y en diferentes partes del mundo está produciendo desastres de todo tipo: contaminación y destrucción de ecosistemas, saqueo de los bienes comunes, arrasando con las comunidades locales, con la vida de pobladores y de los trabajadores, con la cultura y con las pequeñas economías de subsistencia. Su largo trabajo comienza con el lobby para reformar las leyes mineras de cada país a favor de la privatización de la extracción de recursos naturales, con grandes beneficios fiscales para las empresas y promesas de ganancia para gobernantes y legisladores, que son a su vez empresarios locales; además del vaciamiento y la destrucción de las pequeñas economías regionales, deja mano de obra desocupada e incertidumbre de cara al futuro.
Hay una cooptación monopólica de los medios de comunicación, la compra de voluntades mediante pequeñas dádivas y la amenaza, represión y judicialización de todo aquel que levante su voz para expresar su desacuerdo. En Chile y Argentina se han asentado en las nacientes de los ríos que riegan los valles de cultivos que siempre han alimentado a los pueblos cordilleranos. Destruyen montañas enteras, con glaciares inclusive, y ocupan más agua que todas las poblaciones, desertificando la zona y contaminando el agua, el aire y la tierra. Este fenómeno se repite de forma similar en Perú, Tanzania y Papúa Nueva Guinea, entre los casos más resonantes, sumado el factor de violencia extrema contra los protestantes.
Hoy nos juntamos en un solo grito sin fronteras para repudiar a las empresas que invaden nuestros territorios de la mano de quienes dicen representarnos.
FUERA BARRICK
POR EL AGUA Y LA VIDA
¡FUERA LA MEGAMINERIA DE NUESTROS TERRITORIOS!