Mexico

Presidente de México no descarta reforma a la Ley Minera

06/09/2022
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador no descartó la posibilidad de presentar una iniciativa profunda para reformar la Ley Minera que reglamente las concesiones ya existentes y evite que se establezcan contratos del gobierno con empresas que operen en la irregularidad.

Aclaró que aun cuando su gobierno no entregará nuevas concesiones para la industria, no se revocarán las que se entregaron antes de su administración.

A propósito del accidente en el yacimiento de carbón El Pinabete, en Sabinas, Coahuila, que dejó atrapados desde hace un mes a 10 mineros, en la mañanera de ayer se le preguntó si consideraría presentar dicha iniciativa y transformar la forma en que actúan las empresas extractivas.

“Sí, es probable (proponer esa reforma). Lo que sí quiero expresar es que los actuales concesionarios van a seguir manteniendo sus concesiones. No quiero que se vaya a malinterpretar, o sea, los que ya las tienen se les respetan, la política que definimos desde el principio fue no entregar más concesiones porque fue un exceso”, pues se dieron en sexenios pasados permisos a esa industria para la explotación de 60 por ciento del territorio nacional. Refirió que en su gobierno las concesiones se han reducido. “Como tienen que pagar impuestos, y antes no pagaban, las están devolviendo, ahora son menos. No vamos a entregar nuevas. A lo mejor va a ameritar hacer una propuesta para que ya no se entreguen más y también se reglamente lo de la explotación minera en las concesiones ya otorgadas, ya está reglamentado, pero que sea más estricto, para proteger a los mineros, eso puede suceder”.

Por otro lado, rechazó que su proyecto de desarrollo del istmo de Tehuantepec represente un “muro” de contención migratoria, a propósito de una interrogante sobre declaraciones que hace unos meses realizó el embajador de Estados Unidos en nuestro país, Ken Salazar, en el sentido que ese proyecto blindaría la zona y frenaría el paso de migrantes, afirmaciones que algunos medios interpretaron como la instalación de un “muro” en la región.

“Es la primera vez que estoy escuchado algo así, no sabía. Y, desde luego, por adelantado (les digo), no queremos muro en la frontera (de México y Estados Unidos), mucho menos en nuestro territorio, o sea, para que no se especule”, contestó el Presidente.

Reconoció que de los más recientes presidentes estadunidenses, el único que decidió no expandir el muro fronterizo es Joe Biden.

George Bush, Bill Clinton, George W. Bush, Barack Obama y Donald Trump, “¡todos hicieron muro! Llevan como mil 200 o mil 500 kilómetros, de 3 mil 180 (de extensión fronteriza). Era como una manda, todos los presidentes hacían su tramo, creo que el que hizo más fue Bush o Trump, está entre ellos, pero todos, demócratas o republicanos”.

En el tema económico, reconoció que la inflación (en 8.2 por ciento) puede aún subir un poco, pero que se trabaja para contrarrestarla y esta semana tendrá una reunión con el gabinete económico para fortalecer su plan contra la carestía.

Pese a ello, subrayó: “México tiene una situación económica excepcional” y volvió a presentar cifras de no endeudamiento, inflación menor (hasta julio) a la de Estados Unidos y Europa y del “récord” de inversión extranjera.

Después de la conferencia matutina, se reunió con el dirigente del Consejo Coordinador Empresarial, Francisco Cervantes, y con el presidente del Consejo Mexicano de Negocios, Antonio del Valle. En redes sociales el mandatario calificó el encuentro de “respetuoso, productivo y fraterno”.

Presidente de México no descarta reforma a la Ley Minera

Ecuador

Los indígenas de Ecuador exigen que se cumplan las sentencias contra las industrias extractivas

Mineriaenlinea 07/09/2022
El proyecto Cascabel de SolGold, en Ecuador.
Dos comunidades indígenas de la región amazónica de Ecuador exigieron el martes a la Corte Constitucional que aplique las sentencias de 2018 y 2019 para proteger miles de hectáreas de selva tropical de proyectos petroleros y mineros.

Los tribunales locales de Ecuador fallaron por separado a favor de la comunidad A’i Cofan de Sinangoe, en la provincia de Sucumbíos del país, así como de 16 comunidades Waorani de la provincia de Pastaza, argumentando que no habían recibido consulta previa sobre los proyectos extractivos previstos en sus territorios, ordenando incluso trabajos de restauración en las zonas afectadas.

Delegaciones de ambas comunidades presentaron una demanda ante la Corte Constitucional de Ecuador para obligar al Ministerio de Energía y Minas, y al de Medio Ambiente, a cumplir las sentencias.

“Han pasado varios años pero la sentencia no se ha cumplido en absoluto”, dijo a los periodistas Wider Guaramag, presidente de la Comunidad A’i Cofán de Sinangoe. “La violación de nuestros derechos continúa”.

En 2018, un juez falló a favor de la comunidad A’i Cofán y ordenó la reversión de una veintena de concesiones mineras otorgadas a empresas privadas a lo largo del río Aguarico, así como el archivo de 32 procesos que aún no habían sido adjudicados.

Sin embargo, la comunidad argumenta que las autoridades sólo suspendieron las concesiones mineras, sin revertirlas ni archivarlas, mientras que la restauración ambiental no se ha llevado a cabo.

En los últimos 15 meses se han suspendido las actividades en 146 concesiones mineras en Ecuador, dijo el Ministerio del Ambiente en un comunicado, sin mencionar las concesiones en Sucumbíos.

Las comunidades waorani buscan la protección de sus territorios, para evitar que se desarrollen operaciones petroleras en sus tierras, después de que un juez dictaminara que la creación del bloque petrolero 22 violaba sus derechos en 2019

El bloque petrolero en cuestión aún no ha sido adjudicado a una empresa petrolera.
El Ministerio de Energía y Minas no respondió inmediatamente a las solicitudes de comentarios.

Los indígenas de Ecuador exigen que se cumplan las sentencias contra las industrias extractivas

Colombia

Los bloqueos reducen el 70% de la producción de la mina de carbón del Cerrejón en Colombia

Mineriaenlinea 07/09/2022
Cerrejon
Los bloqueos de carreteras de casi una semana de duración han cortado el 70% de la producción de la mina de carbón de Cerrejón en Colombia, la más grande de América Latina, dijo el martes la empresa propiedad de Glencore Plc, pidiendo al gobierno que interceda ante los manifestantes.

Los bloqueos de carreteras y líneas ferroviarias en torno a la mina no son infrecuentes. Antiguos trabajadores bloquearon una línea ferroviaria el año pasado y Cerrejón ha tenido repetidos desacuerdos con las comunidades indígenas Wayuu cercanas y con su mayor sindicato, que realizó una huelga de tres meses en 2020.

“La operación de Cerrejón se ha visto afectada, durante seis días, por varios bloqueos ilegales. Aunque siguen siendo pacíficos, impiden el acceso a las áreas operativas de la empresa”, dijo la compañía en un comunicado. “Las personas que realizan los bloqueos exigen el acceso a los servicios de agua, una mayor inversión social y puestos de trabajo en la empresa”.

Hay otros bloqueos no relacionados con la empresa que realizan los camioneros en una carretera cercana, dice el comunicado, y añade que Cerrejón se compromete a establecer alianzas duraderas con las comunidades vecinas.

“Si esta situación se prolonga, Cerrejón tendrá que suspender algunos contratos de servicios, lo que representa un impacto económico local porque afecta directamente a numerosos proveedores de la región”, dijo la empresa, añadiendo que también puede afectar a las regalías y al pago de impuestos.

“Pedimos a las autoridades que apoyen una resolución pacífica de los bloqueos”, añadió.

Hasta ahora no hay impacto en las exportaciones y el ferrocarril de la empresa está funcionando, dijo un portavoz.

Cerrejón, que produjo 23,4 millones de toneladas de carbón en 2021, fue comprada en su totalidad por la minera y comercializadora mundial Glencore el año pasado. De enero a julio, la empresa pagó casi 568 millones de dólares en regalías e impuestos nacionales y locales, dijo.

Colombia es uno de los principales exportadores mundiales de carbón y las regalías e impuestos del combustible son uno de los principales contribuyentes a las arcas del gobierno.
Reuters

Los bloqueos reducen el 70% de la producción de la mina de carbón del Cerrejón en Colombia

Perú

LAS PROYECCIONES DE LA ECONOMÍA EN DEBATE

Josselin Yauri 06/09/2022
Imagen: Comex Perú
El pasado 25 de agosto se publicó el Marco Macroeconómico Multianual (MMM) 2023-2026, en el cual se incluyen las proyecciones de los principales indicadores económicos para el periodo. La versión final aprobada presenta algunas diferencias en relación con el proyecto del MMM enviado al Consejo Fiscal el 31 de julio del presente año. Esto se explica por los anuncios recientes del nuevo ministro de Economía y Finanzas, Kurt Burneo, de un conjunto de medidas de reactivación de la economía en el corto y mediano plazo. Las medidas anunciadas consideran tres ejes de política: (i) reimpulso del gasto privado; (ii) aceleración de la inversión pública; y (iii) recuperación de confianza de los agentes económicos.

En ese sentido, se espera que la economía peruana crezca 3.3% en 2022, 0.3 puntos porcentuales por debajo de la proyección presentada en el último Informe de Actualización de Proyecciones Macroeconómicas (IAPM) del MEF en abril del presente año. Esta caída se explica, principalmente, por los choques transitorios de la oferta que afectaron a los sectores primarios en el primer semestre y a la desaceleración de la demanda externa, por el ajuste de precios de materias primas y las presiones inflacionarias.

Asimismo, la variación en el crecimiento del PBI se controló debido a algunos factores positivos, como la disminución de conflictos sociales en el sector minero, que permitió la reanudación de operaciones de minas importantes como Las Bambas y Cuajone; las nuevas medidas mencionadas del actual ministro; el mayor dinamismo de sectores afectados por la pandemia, principalmente, el sector turismo; y la recuperación de la demanda interna generada por el impulso de las inversiones y la resiliencia del consumo privado.

La proyección del crecimiento económico para el 2023 es de 3.5% y para el periodo 2024-2026, en promedio, es de 3.3%. ¿Cuáles son los supuestos del MEF para proyectar estas cifras? Esperan que la demanda interna continúe fortalecida debido a una mayor dinámica de inversión privada ante la posible recuperación proyectada de la confianza de los inversionistas, el incremento de volumen de exportaciones y las medidas para el impulso de productividad y competitividad de la economía.

Cabe señalar que varias de las proyecciones que presenta el MMM vienen siendo cuestionadas por algunas instituciones y analistas. Por ejemplo, el Consejo Fiscal ha alertado sobre un sesgo demasiado optimista en las proyecciones del MEF y otros analistas han afirmado que si bien coinciden con la proyección de crecimiento para este año, el problema se presentaría en el 2023, con una proyección de apenas 2.2%, debido a la situación de inestabilidad política en la que vive el país, lo que afecta, precisamente, la confianza de los inversionistas. Además, en todo el mundo las proyecciones se están ajustando a la baja: el FMI ha ajustado su proyección de crecimiento mundial de 3.3% a 2.9%

Según los datos del INEI, el crecimiento del PBI acumulado a junio de este año es de 3.5%. En el primer semestre del año se ha continuado con una tendencia de crecimiento mensual interanual que ha oscilado entre 2% y 5%. Por lo que, si se considera que los factores externos e internos que afectan a la economía se mantendrán con comportamientos similares al primer semestre, resulta coherente una proyección de crecimiento de 3.3% para el presente año.

Sin embargo, la desaceleración de la economía en los últimos meses genera proyecciones aún más pesimistas. Por ejemplo, según el BBVA Research, la tasa de crecimiento de PBI tendería a ubicarse entre 2% y 2.5%. Estas tasas de crecimiento no permitirían generar el nivel de empleo adecuado que el Perú necesita ni brindar servicios públicos de calidad a la población.

Las medidas de reactivación que ha mencionado el ministro Burneo y que serán implementadas en los próximos meses buscan impulsar la economía y evitar un escenario de recesión. Sin embargo, para que se logren los resultados que proyecta el MEF, será necesaria la participación activa de los diferentes agentes económicos, entre ellos el sector privado, lo que podría verse afectado, como ha sido mencionado, por el contexto de fuerte inestabilidad política.

En cuanto al ámbito fiscal, por un lado, se proyecta que los ingresos fiscales de 2022 representarán el 21.4% del PBI, 0.4 puntos porcentuales por encima de la proyección presentada en el último IAPM publicado en abril del presente año. Esto debido a que, en el primer semestre del año, se observó la recuperación de deudas tributarias, mejores precios de exportación y la continuidad en la mejora de la economía.


Por otro lado, se estima que el gasto no financiero del gobierno general será equivalente al 22.3% del PBI en 2022, 211.6 mil millones de soles. El monto proyectado se encuentra por encima de lo presentado en los últimos dos años e, incluso, de los valores pre pandemia. Sin embargo, en términos porcentuales sobre el PBI, presenta un valor muy similar al del 2021 (22.2%).

Con ello, se proyecta que el déficit fiscal mantenga un valor de 2.5% del PBI y la deuda pública disminuya a 34.9% del PBI, todavía muy por encima de los valores pre pandemia (2019: 26.6%), pero continúa estando muy por debajo del promedio de la región.

Cabe mencionar que la propuesta de reforma tributaria que fue puesta en agenda a fines del año pasado ha sido dejada de lado. Es más, recientemente, el actual Ministro de Economía y Finanzas, ha hecho hincapié en que no se encuentra dentro de sus planes a corto plazo modificar las tasas impositivas. Esto debido a que el objetivo central es reactivar la economía y se evalúa que, si se subieran las tasas, se podría desincentivar los niveles de inversión. Esto genera gran preocupación ya que el Perú, en materia de ingresos tributarios, sigue estando muy por debajo del promedio regional; además, varios países de la región siguen avanzando propuestas de reforma tributaria, como es el caso de Chile y Colombia.

¿Qué se espera del sector minero en los próximos años?

En el MMM 2023-2026 se proyecta un crecimiento del sector minero para 2022 de 1.7% y se espera que este se acelere en 2023 alcanzando un valor de 7.2%, debido al inicio de la producción de Quellaveco en el último trimestre del año; la mejora del ritmo de producción de nuevas minas (Mina Justa y Ampliación de Toromocho – fase 2); y la normalización de las operaciones de grandes minas que estuvieron afectadas por conflictos sociales. Cabe destacar que el cobre será el principal determinante del crecimiento del sector en 2022 y 2023.


Por el lado de la inversión, según datos del Ministerio de Energía y Minas (Minem), a junio del presente año se alcanzó un monto de US$ 2342 millones, 10.9% más de lo invertido en similar período el 2021. A pesar de este crecimiento acumulado observado, en el MMM 2023-2026 se proyecta que la inversión privada del sector, en 2022, disminuirá en 2.1%; y, en 2023, caerá en 2.4%. Ambos hechos se explicarían por la finalización de las obras de Quellaveco en el primer semestre de 2022.

Esta caída en la inversión podría ser atenuada por la entrada en construcción de nuevos proyectos en lo que queda del 2022 y el 2023, como es el caso de San Gabriel (US$ 422 millones), Yanacocha Sulfuros (US$ 2250 millones), Chalcobamba Fase I (US$ 130 millones), Corani (US$ 579 millones), y Río Seco (US$ 410 millones).


Asimismo, se espera que la inversión minera crezca 2% en promedio en el periodo 2024-2026 por los proyectos que iniciarían la etapa de construcción en 2023 (Magistral y Río Seco, principalmente) y otros nuevos que deberán iniciar en los próximos años y que superan los US$ 10 mil millones. Entre los principales proyectos podemos mencionar Zafranal, Los Chancas, Trapiche y Michiquillay.

www.cooperaccion.org.pe
Jr. Río de Janeiro 373, Jesús María, LIMA 11 – PERÚ. Teléfonos: (511) 4612223 / 4613864 [email protected]

Mexico

El municipio de Acacoyagua, Chiapas se declara “Libre de Minería”

05/09/2022 | Otros Mundos AC
Compartimos este comunicado del Frente Popular en Defensa del Sonocusco 20 de junio – A 5 de septiembre del 2022

El 03 de septiembre se celebró en Acacoyagua, Chiapas el “Foro por la Defensa de los Ríos y la Madre Tierra” con el objetivo de hacer pública la entrega del acta de sesión de cabildo abierto “Acacoyagua Libre de Minería” y visibilizar los riesgos a la salud, al medio ambiente, a la alimentación y a la paz que provocan los proyectos extractivos en la región.

La Regidora Rubí Antonio, en representación del presidente Municipal Ismael Díaz Bravo, expresó que la decisión se llevó a cabo en sesión de cabildo abierto, lo cual representa la firme decisión del H. Ayuntamiento de no otorgar ningún permiso municipal para la actividad minera. El acta fue entregada en presencia de representantes de ejidos, bienes comunales, barrios y de rancherías del municipio, así como de organizaciones defensoras de derechos humanos de la región Costa de Chiapas. Es la tercera vez que el Frente Popular en Defensa del Soconusco (FPDS) solicitamos y logramos incidir en que el Ayuntamiento declare su compromiso de no otorgar permiso de uso de suelo a las empresas mineras u otras alrededor de la minería.

La defensa de los ríos y arroyos de Madre Vieja, Cacaluta, Zapatero 1, Zapatero 2, Pital, Jalapa, Zampapalo, Río Grande, Cangrejo, Cintalapa, Jalapa, Cresta de Gallo y Chicol son el motivo principal de nuestra resistencia a los proyectos mineros y extractivos que amenazan al municipio de Acacoyagua; por lo que pronunciamos nuestra preocupación por el “Corredor Transístmico” proyectado en la parte de la región Costa de Chiapas para generar polos logísticos y de comercio que beneficiarían zonas industriales y para las cuales se planean proyectos energéticos, como el gasoducto Istmo-Escuintla, Guatemala, infraestructura para carreteras y tren, explotación de bienes naturales para materia prima;así como explotación de mano de obra. Nos preocupa que al llegar estos proyectos a nuestra región la militarización se acentúe y se vuelvan más violentos nuestros territorios.

En está ocasión fue para nosotras y nosotros muy grato recibir la presencia de Juan Pérez y Crescencia López, padre y madre de nuestro querido compañero de lucha “Simón Pedro”, asesinado en 2021; también de José Luis Abarca, hijo y representantes del Premio por la Defensa Ambiental “Mariano Abarca”. Agradecemos su participación y refrendamos nuestro compromiso por la paz, por los territorios libres de violencia, por la dignidad y la justicia.

¡Ríos y pueblos libres de proyectos extractivos!
¡Vida sí, mina no!
¡Acacoyagua, libre de minería!

Atentamente.
Frente Popular en Defensa del Soconusco (FPDS)
Otros Mundos A.C.
Red Mexicana de Afectados por la Minería REMA/ Chiapas

Organizaciones testigas de la “Declaratoria de Territorio Libre de Minería”
Centro de Derechos Humanos “Fray Matías de Córdova” A.C.
Centro de Derechos Humanos “Digna Ochoa” A.C.
Las Abejas de Acteal
La Voz del Pueblo
“Premio por la Defensa Ambiental Mariano Abarca”

Brasil

Vale-BHP casi duplica su oferta en el acuerdo sobre la catástrofe minera

Mineriaenlinea 02/09/2022
Samarco y sus propietarios, Vale SA y BHP Group, acordaron casi duplicar su oferta de compensación por un desastre de residuos mineros de 2015 en Brasil, según personas con conocimiento del asunto que pidieron no ser nombradas porque las discusiones son privadas.

Las mineras elevaron la propuesta a más de 100,000 millones de reales (19,000 millones de dólares) después de que las autoridades brasileñas mostraran su decepción ante los 52,000 millones de reales (10,000 millones de dólares) ofrecidos. El nuevo valor se aproxima más a la acción civil pública de reparación de 155,000 millones de reales utilizada por los fiscales como referencia.

Las autoridades dijeron la semana pasada que las dos partes estaban aún lejos de un acuerdo definitivo, y que emprenderían las medidas necesarias para obtener una reparación si las empresas no llevaban a la mesa de negociación una oferta “mínimamente digna” para reparar el derrumbe que causó la muerte de hasta 19 personas y contaminó las vías fluviales de dos estados.

El aumento de la cuantía debería suponer provisiones adicionales para las empresas que ya desembolsaron 23,000 millones de reales a través de la Fundación Renova, creada para compensar y reparar los daños.

Las conversaciones para un acuerdo final multimillonario avanzaron desde la semana pasada, dijeron las personas, pero dependen de un acuerdo sobre el plazo de desembolso. En la negociación participan el gobierno federal, los estados de Mina Gerais y Espirito Santo, las autoridades judiciales, Samarco y sus dos empresas matrices.

El ministro de Medio Ambiente de Brasil, Joaquim Leite, dijo en una entrevista radiofónica esta semana que el acuerdo implicará la creación de un fondo que será gestionado por el banco de desarrollo brasileño BNDES con el propósito de crear una economía verde en la región afectada por el desastre, informó la Agencia Brasil.

Vale dijo que sigue comprometida con la reparación de los daños causados por el colapso de la presa y con el proceso de negociación.

Samarco también dijo que sigue abierta al diálogo para alcanzar un acuerdo que promueva la eficiencia en la reparación de los daños causados por la ruptura de la presa.
BHP dijo que las negociaciones están en curso.
Bloomberg

Vale-BHP casi duplica su oferta en el acuerdo sobre la catástrofe minera

Colombia

Colombia dinamita primera draga de minería ilegal

Takeshi Chacon 05/09/2022
(Foto: Cuenta Twitter del presidente Petro)
Se ha conocido que -con datos de la Contraloría General de la República, del total de oro exportado por Colombia el 85% proviene de la de minería ilegal.
En agosto, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, aseguró que se iba a dinamitar toda draga empleada por la minería ilegal.

El último domingo 4 de septiembre, el mandatario informó que ya se logró dinamitar la primera draga utilizada por la minería ilegal.

La información se dio a conocer a través de su cuenta oficial de Twitter.

De igual manera, Gustavo Petro comentó que habrá un camino a la legalización a través de negociación con la justicia.

“Los mineros ilegales pueden tener un camino de legalización si hacen una negociación jurídica con la justicia colombiana”, afirmó.

Así como, añadió, desmantelan su actividad depredadora y se institucionalizan con el Gobierno Nacional a través de concesiones de largo plazo, evitando el deterioro del medio ambiente.

Oro ilegal
Cabe recordar que la Contraloría General de la República alertó que cerca del 85 % del oro exportando por Colombia proviene de la minería ilegal.

Así, resaltó que en el negocio ilícito de la cocaína el kilo de coca puede estar en el mercado de Colombia por alrededor de los cinco millones de pesos.

Mientras que un kilo de oro ilegal está por el orden de 250 millones de pesos, lo que ha hecho que este negocio se haya disparado.

Igualmente, la Contraloría alertó que el 66% de la minería ilegal en Colombia se hace en zonas de reserva, en parques naturales y en reservas forestales.
https://www.rumbominero.com/colombia/colombia-dinamita-draga-mineria-ilegal/

Bolivia, Litio

Bolivia ingresó al Top 10 de países exportadores de litio

Los esfuerzos del Gobierno de Luis Arce por industrializar el litio dan sus primeros resultados, al situarlo en el mapa mundial de proveedores de este metal. Según el informe de un instituto privado, casi la mitad del volumen extraído fue exportado a Rusia.
04/09/2022
El Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) informó que el país finalmente llegó a situarse entre los 10 primeros exportadores de litio. Los datos, de 2021, reflejan el esfuerzo del Gobierno de

Luis Arce por avanzar en la industrialización de este preciado metal, cuyas reservas más grandes se encuentran en este territorio. De acuerdo a las proyecciones, en los próximos años el Estado Plurinacional aumentará sus volúmenes de exportación, así como sus ingresos por la venta.

El informe del IBCE resaltó que durante 2021 Bolivia exportó 1.019 toneladas de carbonato de litio, producidos en la planta piloto situada en el salar de Uyuni, departamento de Potosí. El 44% fue a Rusia, el 40% a China y el 16% restante terminó en Estados Unidos.

Argentina y Bolivia ratificaron sus acuerdos para la provisión de gas
Ricardo Cardona integra el Comité de Defensa del Patrimonio Nacional (Codepanal). Tomó en cuenta que esta producción proviene de una planta piloto. Cuando comience a funcionar el complejo industrial de Yacimientos de Litio Boliviano (YLB) en Llipi, junto al salar de Uyuni, el país producirá 15.000 toneladas métricas anuales. Se prevé que esto ocurra a partir de 2023. «En la transición energética hacia vehículos eléctricos, hay demanda mundial de litio. Esa materia prima en su primera fase dará muchas satisfacciones a Bolivia», comentó. En los planes del Gobierno está construir un segundo complejo industrial, que procese 50.000 toneladas métricas de litio al año.

De concretarse este proyecto, y si los precios internacionales del litio siguen como en estos días, «podrían producirse 200.000 toneladas hasta 2030. Así, habría ingresos por 20.000 millones de dólares», calculó Cardona, ingeniero de profesión. «Entonces, da una alegría muy grande ver los resultados de la primera fase. El litio tiene que ganar valor agregado. Los cátodos, las baterías de ion-litio, tendrán que llegar a los vehículos eléctricos. Todo con colaboración de México y otros países vecinos».

Top 10 de exportadores de litio
Según el informe del IBCE, estos son los mayores exportadores de carbonato de litio durante 2021, en millones de dólares:

1.Chile: 883 millones de dólares.

2.China: 99 millones.

3.Países Bajos: 54 millones.

4.Corea del Sur: 46 millones.

5.Bélgica: 31 millones.

6.Alemania: 22 millones.

7.Estados Unidos: 18 millones.

8.El Reino Unido: 16 millones.

9.Francia: 11 millones.

10.Bolivia: 10 millones.

El analista Gabriel Campero Nava comentó que en un año el precio del litio subió en más del 400%. Este aumento se refleja en los datos del mencionado informe: hasta junio de 2022, Bolivia extrajo 442 toneladas de litio, por un costo de 23,5 millones de dólares.

«Esta coyuntura es muy favorable. El precio del litio se ha cuadruplicado desde junio del año pasado, llegando incluso a 60.000 o 70.000 dólares la tonelada métrica», dijo.Y agregó: «Esto lógicamente es sustentable en el tiempo, ya que se ha notado a nivel internacional una mayor demanda de carros eléctricos, que contribuyen a disminuir la huella de carbono».

YPF industrializará el litio junto a una empresa china

Bolivia, con sus 21 millones de toneladas de litio en Uyuni, posee las mayores reservas mundiales de este metal. En estos días, YLB realiza estudios en otros salares del altiplano, por lo cual todavía habría más metal por descubrir. «Es consecuencia de la política soberana de Bolivia. Por ejemplo, las empresas transnacionales en Argentina se han rehusado a exportar a Rusia carbonato de litio. Ellas obedecen a la política de la OTAN (Organización de Tratado del Atlántico Norte), de la Europa imperialista o de quién será, pero no a la Argentina», explicó Cardona. En cambio, «Bolivia es soberana y exporta a Rusia porque Rusia paga bien, exporta a China porque paga bien. También le vende a países como Estados Unidos, pero que paguen bien».

Para el dirigente de Codepanal, Bolivia debería vender litio en mercados futuros. Así podría ya cobrar para mejorar su capacidad productiva y honrar los contratos. «China, Rusia, Corea, o cualquier país que quiera sumarse podría obtener hasta 2030 una parte de las 200.000 toneladas de carbonato de litio que se van a extraer», dijo Cardona. Para el ingeniero, también es importante pensar en el mercado de América Latina: un parque automotor de millones de vehículos que llevarán baterías de litio o adaptarán sus motores para funcionar con electricidad.

Que EEUU se quede con una pequeña porción del litio boliviano puede ser indicio de que «en la coyuntura internacional, Estados Unidos no tiene el mismo impacto que antes en un mundo unipolar. Ya no lo controla», evidenció Campero. Pero destacó que actualmente EEUU se está beneficiando grandemente del conflicto en Ucrania, vendiendo energía un 40% más cara a sus aliados y también dejando en consignación toneladas de armas al Gobierno de Volodímir Zelenski.
https://www.ellitoral.com/internacionales/bolivia-litio-argentina-estados-unidos_0_TL8qEfqaLC.html

Argentina

Acuerdo con el Fondo Monetario y “crecer para pagar”: ¿Una salida progresista?

05/09/2022
El pago de la deuda externa y la relación con el FMI tienen una íntima relación con el extractivismo y la dependencia. Lejos de la idea de “no hay más alternativas”, Horacio Machado Áraoz cuestiona al Gobierno por repetir viejas fórmulas neoliberales que, a costa de territorios y ambiente para el ingreso de dólares, solo llevarán a más pobreza e injusticia social.
Fuente Agencia Tierra viva
Por Horacio Machado Aráoz
Los procesos de endeudamiento de los países dependientes han sido históricamente usados como mecanismos de profundización de tal condición, dentro del sistema mundial. Las élites y los grupos oligárquicos de esos países, han recurrido a las deudas para reforzar sus privilegios, aún a costa de los intereses generales. El caso de la fenomenal deuda contraída por el gobierno de Mauricio Macri en la Argentina, vuelve a colocar esta cuestión en evidencia. El nuevo gobierno asume un país en crisis y prácticamente asfixiado por las obligaciones de pago heredadas. Cómo afrontar la crucial cuestión de la deuda y qué estrategia darse frente a la misma, es la variable central que determinará su suerte y la del país.

Frente a los análisis que sólo ven la dominación en la exacción financiera y la imposición de programas de ajuste, acá se llama la atención sobre la dimensión ecológica de la deuda, destacando la necesidad de identificar los ciclos de despojos materiales como correlativos de los financieros. En tal sentido, la propuesta esbozada por el gobierno de Alberto Fernández frente a la deuda prenuncia un nuevo capítulo de una vieja saga: pagar la deuda con más extractivismo no parece ser una respuesta ni de izquierda, ni progresista. Ir por esa senda -ya largamente transitada- no presagia nada bueno para las mayorías populares del país. En lugar de pensar en la “sustentabilidad de la deuda”, es prioritario pensar en la sustentabilidad -a secas- de la sociedad.

Foto: Subcoop
Sobre deuda y sustentabilidad

Las mutaciones del neoliberalismo en la Argentina han vuelto a colocar la deuda externa en el centro de la escena política; no sólo interna, sino incluso internacional.

Tras el boom de las commodities que insufló los tiempos de bonanza del kirchnerismo (2003-2013) así como su ulterior caída (2013-2015), el fallido experimento de Macri por liderar un gobierno de derecha con apoyo electoral desembocó en un fenomenal endeudamiento récord. Con el concurso cómplice del FMI, en cuatro años el macrismo contrajo deuda con acreedores externos por 104 mil millones de dólares (un incremento del 163 por ciento), dejando un horizonte de vencimientos de 200 mil millones de dólares para el periodo 2020-2024.

Acuciados por la combinación de inflación persistente y recesión creciente, el país halló en las urnas una (momentánea) válvula de escape. En ese marco, el triunfo de la alianza electoral integrada por las distintas vertientes del peronismo puede leerse como la canalización del hartazgo popular ante un gobierno que se caracterizó por una supina indolencia clasista y pasmosa incapacidad de gestión.

Ante el problema de la deuda, el Frente de Todos supo conformar una ecuación suficientemente ecléctica como para contener expectativas y temores contrapuestos de “los mercados” y los sectores populares. En medio de las tensiones, el planteo de “crecer para pagar” hecho por el gobierno de Alberto Fernández, emergió como una suerte de fórmula mágica, capaz de conjurar los fantasmas gemelos del default y del ajuste.

Bajo ese extraño encanto, acreedores y deudores, convergen ahora en la preocupación compartida por la “sustentabilidad” de la deuda. Pese a las enormes distancias entre “obligaciones” y “capacidad de pago”, los negociadores parten de una premisa básica, aparentemente incuestionable. Más allá de los detalles del “plan económico”, tanto el Gobierno como la oposición, el Fondo y los bonistas, saben que “crecer para pagar” significa lisa y llanamente volver a apostar a la intensificación de la matriz primario-exportadora de la economía argentina, así postulada como “única salida” posible.

El propio Alberto Fernández se ocupó de dejarlo claro y de instalarlo como pilar de su Gobierno. Ya ungido como virtual presidente electo, en su paso por San Juan, una emblemática provincia aliada al lobby de la minería transnacional, sentenció: “Mis principales aliados son los que exportan”. No se trató de una declaración al paso, sino de una definición contundente que se articula a una sólida cadena de intervenciones a favor del agronegocio, el fracking y la minería a gran escala, reafirmada con el perfil y obrar de sus ministros.

Así, más allá de alternancias electorales y polarizaciones ideológicas, en realidad, la política argentina tiene en la continuidad del extractivismo un consenso pétreo. Como señala el periodista Darío Aranda, acá no hay grietas: “Los funcionarios pasan, el extractivismo continua”. Apostar a la intensificación de las exportaciones es la fórmula alquímica que diluye todas las contradicciones entre empresarios y sindicalistas, bonistas y deudores, oficialistas y opositores, derechas e izquierdas. Para unos, es la locomotora necesaria para la reactivación del mercado interno, el consumo, el empleo, los salarios; para otros, la clave para la atracción de inversiones, la recuperación de la tasa de ganancias y/o la base de los superávits requeridos para cobrar sus acreencias. En este plano de urgencias económicas, no hay mucho espacio para “preocupaciones ecológicas”. En tiempos de emergencia, lo “lógico” -para los principales actores del sistema- es sacrificar las riquezas naturales de los territorios.

Resulta llamativo que en nombre de la sustentabilidad de la deuda se cree un consenso para la intensificación del extractivismo. Paradójicamente, un término que nació al lenguaje político global como significante de problemáticas ambientales, es aplicado ahora para referir exclusivamente a balances y flujos financieros. Los flujos de materiales, como medida de pago del capital ficticio, pasan absolutamente desapercibidos. Acá también, derechas e izquierdas suelen hacer acto litúrgico de su credo antropocéntrico y productivista: primero está “lo social” (ya sean “los pobres” o “los mercados”) y luego, “lo ambiental” (como si la vida humana no fuera enteramente ecodependiente).

Claro que, ante lo que hubieran significado las políticas esperables de un triunfo electoral de la derecha explícita (la coalición Cambiemos), la propuesta de “crecer para pagar” aparece como obviamente preferible. No hay que ser muy perspicaces para suponer que una eventual reelección de Macri habría implicado la imposición férrea de la vieja y conocida fórmula de “ajuste + represión”, bajo la estricta sumisión del país a la política (no sólo económica) del FMI y sus mandantes. Frente a ello, el gobierno de Alberto Fernández ensaya una propuesta que, en lo económico, promete reducir la magnitud del ajuste interno, desplazando la fuente macroeconómica de recursos para afrontar los pagos desde el frente fiscal, hacia el sector externo, a través de ingresos de exportaciones y de IED (Inversión Extranjera Directa, que justamente irían a sectores primario-exportadores). En lo político, la fórmula pone en escena una gestión ‘negociada’ de la crisis, donde el ministro Martín Guzmán parece involucrar al FMI como ‘aliado’ frente al resto de los acreedores para la ineludible reestructuración de la deuda.

Descartando de plano lo que hubiera sido una vía de derecha pura y dura, cabe preguntarse: ¿Es ésta la mejor alternativa posible; la única salida realista y la más conveniente para el país? ¿Es ésta una opción que prioriza realmente los intereses de las mayorías populares, que nos inserta en una senda de menor dependencia externa y de mayor equidad y democracia interna?

A nuestro entender, la aceptación política de esta fórmula aparece como síntoma de hasta qué punto ha calado el neoliberalismo en el imaginario social. La naturalización de la lógica financiera como patrón único de valor social es lo que explica que este “crecer para pagar” no se vea como una contradicción; ni siquiera como problemático para un gobierno que se pretende progresista.

Quienes se asumen de izquierda o progresistas no deberían dejar de notar que, lejos de priorizar la salvaguarda de las mayorías populares, es una fórmula que consagra los intereses de los acreedores como finalidad y principio rector del gobierno. Visto en términos de una elemental ecología política, implica un rumbo cuya concreción significará la consumación de un nuevo ciclo de despojo.

El ministro de Economía, Martín Guzmán, y la directora gerenta del FMI, Kristalina Georgieva. Foto: Telam
Deuda, geometabolismo del capital y ciclos de despojo

No es una novedad para la ciencia social la asociación entre préstamos internacionales y producción de desigualdades y dependencias entre países. Desde hace ya más de un siglo, los estudios clásicos del imperialismo se ocuparon de identificar la deuda como dispositivo clave de ese engranaje. Entre los análisis de Hobson, Hilferding y Lenin, se destaca especialmente el de Rosa Luxemburgo, cuya clarividencia tiene mucho que aportar a los problemas de nuestros días.

Para la gran activista e intelectual socialista, el carácter imperialista de la deuda no se restringe al obvio poder de tutelaje que los acreedores adquieren y ejercen sobre la política de las economías endeudadas. Rosa Luxemburgo analiza el papel de la deuda, no como algo aislado ni ocasional, sino como un componente sistémico de la acumulación a escala global. En tanto el capital supone una dinámica autoexpansiva que no reconoce límites, la realización de la plusvalía sólo se logra a costa de una continua expansión geográfica (es decir, ecológica y sociocultural) del capital.

En esa dinámica, las colonias proveen a los centros de acumulación lo que éstos empiezan a agotar durante su ‘desarrollo’: mercados para sus manufacturas, nuevas fuentes de materias primas y de fuerza de trabajo, y nuevas oportunidades de inversión. De allí el carácter indisociable entre colonialismo y capitalismo.

En ese plano, el endeudamiento de países formalmente independientes cumple la misma función que las guerras de conquista. Es decir, no se limita a ser un mecanismo de exacción financiera, ni de control político de las economías deudoras, sino que la deuda opera decisivamente como dispositivo de ampliación de las fronteras de mercantilización: creando nuevas zonas de aprovisionamiento y valorización equivalentes a la invasión de territorios, el saqueo de recursos, la sobreexplotación de poblaciones subalternizadas y la apertura forzada de mercados. Así, la deuda realimenta continuamente los ciclos de despojo, una vez que no son viables los mecanismos tradicionales de la política colonial. Este análisis está en la base de lo que David Harvey acuñara como “acumulación por despojo” y que señalara como una característica clave del “nuevo imperialismo” abierto bajo la era neoliberal.

Pese a haber sido ampliamente difundido y citado, un aspecto crucial del concepto de acumulación por despojo ha sido frecuentemente soslayado: en estos procesos, tanto o más importante que el drenaje del excedente financiero que ocurre a través de los pagos de la deuda, es el drenaje ecológico, de materia y energía, que fluye desde las economías deudoras a través de sus exportaciones, como fuente material de esos pagos. Las deudas fuerzan, en realidad, la ampliación de la frontera de mercancías, creando las condiciones de posibilidad para la explotación de nuevas fuentes de materias primas y/o de súper explotación del trabajo, extendiendo y/o intensificando el régimen de plusvalía hacia geografías antes marginales o subexplotadas.

Resulta sumamente sugestivo que, al desarrollar estos análisis hace ya más de cien años, Rosa Luxemburgo usara como ejemplo la estructura de relaciones económicas entre Inglaterra y Argentina en el siglo XIX. El caso devela la apropiación ecológica como el fondo de la sujeción imperialista que se realiza a través del crédito. Pues, el retorno del capital metropolitano invertido en créditos, ferrocarriles y puertos, no sólo se dio a través de los flujos financieros de la balanza de pagos, sino principalmente a través de la anexión de la región pampeana como proveedora de alimentos y otras materias primas baratas claves para su industria. La productividad extraordinaria del suelo pampeano, subordinado a la gran maquinaria manufacturera de la isla británica, fue así, un elemento fundamental para la ‘maduración’ del capitalismo en el centro: el pan barato que alimentó al obrero inglés a partir del suelo argentino, fue a engordar la plusvalía del empresariado manchesteriano.

En definitiva, el análisis de Rosa Luxemburgo muestra cómo la deuda no es un elemento circunstancial y aislado, sino que opera como un dispositivo integrado al mecanismo general de extracción, apropiación y transferencia de excedentes (financieros y materiales) desde las economías coloniales o subalternas hacia los (diversos) epicentros de acumulación y realización de plusvalía.

Desde la ecología política, la noción de geometabolismo -que mira el proceso global de acumulación en términos de los flujos materiales y no sólo de los financieros- permite revelar la dimensión ecológica del imperialismo subyacente en el comercio mundial.

Lejos del mundo idílico supuesto por David Ricardo, el libre comercio no fluye en una geografía plana, sino que tiene lugar a través de una rígida geometría del poder que divide jerárquicamente las regiones de la pura y mera extracción de aquellas que concentran el procesamiento y consumo diferencial de los recursos.

La división internacional del trabajo (y de la naturaleza) opera como una matriz que sedimenta y profundiza los mecanismos sistémicos de apropiación desigual del mundo; de extracción de una plusvalía ecológica.

Así como en el Siglo XIX, la experiencia argentina reciente resulta un ejemplo emblemático de estos procesos. La dinámica especulativa y de endeudamiento de los ’90 que desembocó en el colapso de 2001, operó como detonante del boom de las commodities (2003-2013). El fenomenal salto habido de las exportaciones (cuyas divisas permitió ‘desendeudar’ el país y activar la ‘recuperación’ del mercado interno) significó -en términos geometabólicos- un más que proporcional drenaje ecológico de energía primaria a través de las cuales la geografía argentina subsidió la expansión industrial china. Los millones de dólares de exportaciones ‘ingresados’ durante el período encubrieron, en realidad, millones de toneladas de nutrientes y materias primas estratégicas, literalmente trasvasadas de un territorio a otro. Una vez menguado el boom exportador, el funcionamiento de la economía volvió a depender del endeudamiento. Hoy, la gravosa herencia de la deuda macrista deja al país a disposición de un nuevo ciclo de despojo.

En este contexto, “crecer para pagar” significa forzar la apertura de una nueva frontera de mercantilización hacia territorios y bienes naturales codiciados por el “mercado mundial”; concretamente, avanzar con la explotación de Vaca Muerta y el ‘desarrollo’ del fracking; abrir definitivamente la frontera de la explotación del litio en la Puna argentina; intensificar y ampliar el régimen del agronegocio y de la minería a gran escala a lo largo de la cordillera. La profundización del extractivismo para pagar las obligaciones externas, cumplirá el cometido del ‘endeudamiento’: completar los mecanismos de saqueo financiero con la intensificación de la plusvalía ecológica. No hay “quita” de la deuda que compense ese nuevo ciclo de despojo.

Una dimensión sustantiva de este problema es la cuestión geopolítica; pues la plusvalía ecológica requiere control territorial. Es un hecho que las cadenas de exportación del país (y de la región) están dominadas por el capital transnacional, en el agronegocio y, ni qué hablar, en la minería y el petróleo. Grandes empresas transnacionales detentan el control tecnológico, comercial, financiero de esos procesos productivos. Al tratarse de economías naturaleza-intensivas, el proceso implica la efectiva ocupación y control de vastas extensiones geográficas. Se configura así una matriz por la que la integridad territorial del país se fragmenta en cuadrículas de mono-explotaciones subordinadas a cadenas de valor global. Mediante la intensificación de las exportaciones, el capital transnacional oligopólico adquiere una decisiva capacidad de disposición sobre fuentes de agua, nutrientes y energía primaria de los territorios ocupados. La contracara de la ocupación territorial es -vale aclararlo- el desplazamiento poblacional. El control del agua, de los nutrientes y la energía es, lisa y llanamente, el control de (las fuentes) de vida; de la vida presente y futura.

Para decirlo de manera explícita, una posición ‘soberanista’ frente a la deuda que se concentre en ampliar los plazos y/o maximizar las ‘quitas’ de los pagos financieros, pero que sea absolutamente permisiva con las concesiones de territorios y recursos a los enclaves exportadores transnacionales, resulta, lisa y llanamente, una falacia.

Imagen aérea de la explotación de Minera Alumbrera en Catamarca. Foto: Subcoop

Extractivismo: una cuestión política; no (sólo) ‘ambiental’

Desde sus orígenes, el pensamiento crítico latinoamericano se ha constituido como tal a partir de la identificación de los regímenes primario-exportadores como el problema de fondo de las sociedades latinoamericanas. Los clásicos del estructuralismo y de la Teoría de la Dependencia no criticaron tales regímenes por sus consecuencias ambientales (que, salvo excepciones tardías, en general desconocieron), sino por sus implicaciones económicas y políticas. Desnudaron la conexión intrínseca entre modelo primario-exportador, concentración de la tierra y del poder.

El extractivismo no sólo tiene que ver con economías exportadoras de naturaleza, sino con un patrón oligárquico de apropiación, control y disposición de territorios y poblaciones. Ese fenómeno está en la raíz de la constitución política de nuestras sociedades. América Latina, como entidad geopolítica, nació al Mundo Moderno como la Gran Frontera de mercancías. El saqueo originario de sus tierras y poblaciones fue lo que detonó el Big Bang de la Era del Capital, haciendo posible la acumulación originaria a través del envío de “vastas reservas de trabajo, alimento, energía y materias primas a las fauces de la acumulación global”.

La historia económica de la Argentina (y de la región) puede verse en términos de ciclos crónicos de auges y depresiones sucedidos al ritmo de la explotación de sus “recursos naturales”; de endeudamientos y crisis financieras, donde las dimensiones del despojo financiero y del despojo ecológico se fueron retroalimentando en una espiral continua de mercantilización creciente. Esa historia nos debería enseñar que el extractivismo es la dimensión ecológica del imperialismo. Que la producción del “subdesarrollo”, de las desigualdades sociales y de los autoritarismos hunden sus raíces en el duro suelo del extractivismo.

Desde la época de las carabelas hasta la actual, de grandes empresas transnacionales, el extractivismo opera como vínculo geometabólico que subsume las economías coloniales a los centros de acumulación. Las cadenas geográficas de materias primas que fluyen de Sur a Norte, son precisamente las cadenas que nos atan a un régimen estructural de dependencias y desigualdades ecológicas, económicas y políticas.
En ese escenario, hoy como ayer, “crecer para pagar” es profundizar la dependencia. Es ensanchar las brechas de desigualdad, al interior de nuestras sociedades y a nivel global; entre países y regiones; entre cuerpos de distintos colores, géneros y generaciones. Es, en última instancia, amplificar los autoritarismos; degradar las condiciones socioecológicas de la democracia. Porque ningún gobierno de las mayorías puede prosperar allí donde rige un patrón oligárquico de apropiación de la Tierra.

 

Pagar con suelo, aire, agua… Y sangre. ¿No tenemos alternativas?

La propuesta del gobierno de Alberto Fernández en materia de deuda toma sus ropajes progresistas de la promesa de eludir o morigerar el “ajuste”, y condicionar los pagos al crecimiento. Para ello, se apela a procurar aumentar y diversificar las fuentes de ingresos de divisas, vía básicamente captación de Inversión Extranjera Directa (IED) y aumento de exportaciones. Ambas medidas suponen, en realidad, la intensificación del extractivismo; inversiones para abrir nuevas geografías de extracción: litio, cobre, potasio, oro, plata, uranio, y una larga lista de minerales de consumo mundial masivo; hidrocarburos no convencionales; biomasa y nutrientes provenientes del agronegocio; inversiones, en fin, en las infraestructuras necesarias para hacer posible el drenaje de materia.

La experiencia histórica revisada nos muestra que, por esa vía, lejos de avanzar hacia un sendero de desarrollo autónomo, integralmente sostenible, que permita reducir progresivamente las desigualdades económicas, ecológicas y (bio)políticas, internas y externas, nos hundirán en un círculo vicioso ya conocido, donde el despojo de la energía primaria y social del presente, retroalimentará los despojos por-venir.

Dada la matriz ‘productiva’ del país -su sesgo extractivista-, está claro que la fórmula de “crecer para pagar” no significará otra cosa que la profundización estructural de la dependencia, la intensificación de los mecanismos de despojo, la concentración de la riqueza y del poder. Dicha vía nos aleja no sólo del mero crecimiento económico, sino de una sociedad ecológicamente sostenible, socialmente justa y políticamente democrática.
Tras desarticular la argumentación positiva de la propuesta, el único razonamiento que queda como justificativo de la política oficial en curso es la apelación al “realismo posibilista”: si bien no es lo mejor, ni siquiera bueno, “crecer para pagar es lo único posible”, se nos dice. Confirmando la vigencia de la razón neoliberal, el argumento de pagar a deuda con mayor explotación del suelo no tiene otro fundamento que el viejo y remanido lema thatchereano: “No hay alternativas”.

Ahora bien, ¿es realmente así? ¿Es realmente imposible pensar en una cesación unilateral de los pagos y en una auditoría exhaustiva de la deuda? ¿Qué tan justo, tan responsable y tan pernicioso para el país sería una tal alternativa? ¿Qué tan desastroso sería para el país hacer lo que hizo Ecuador en 2008? ¿Lo que amenazó con hacer Alexis Tsipras en 2015 en Grecia?

Dique de cola de Minera Alumbrera en Catamarca. Foto: Subcoop
La excepcionalidad de las condiciones bajo las que fue contraída la deuda macrista refuerza los argumentos jurídicos y políticos para el repudio de la misma. Los intereses geopolíticos que intervinieron, las irregularidades legales en las que el propio FMI incurrió al momento de otorgar un crédito -en contravención contra sus propios estatutos-, la extraordinaria fuga de divisas que alimentó esa deuda, son factores que hacen más que imperioso una rigurosa auditoría pública y social sobre la misma.

Al respecto, hay que decir, por un lado, que no se trata de “una puerta al abismo”, tal como incluso desde sectores críticos se presenta esta alternativa, en referencia a las eventuales consecuencias impredecibles y eventualmente catastróficas que significaría el repudio de la deuda. Los estudios de casos y las evidencias históricas de los procesos de renegociación de deudas espurias muestran más bien lo contrario: la catástrofe está en el horizonte de quienes siguieron la vía de la sumisión.

Por otro lado, vale recalcar -para poner las cosas en su lugar-, que no se trataría de un simple e “irresponsable” default, sino lo contrario: un proceso que busque determinar de manera transparente y democrática las responsabilidades políticas diferenciales de un proceso plagado de comportamientos irregulares y criminosos, cuyas consecuencias exceden en mucho los meros aspectos financieros. Lo ‘responsable’ no es pagar, a secas y a ciegas; sino identificar a los verdaderos causantes de este histórico desfalco y determinar fehacientemente cómo se beneficiaron del mismo. Lo verdaderamente irresponsable sería forzar a que tengan que seguir pagando quienes ni decidieron ni se beneficiaron con esa deuda.

Por encima de todo, es fundamental no perder de vista que no se trata de una cuestión financiera, sino decisivamente ecológica, vale decir, vital. Porque las implicancias de esa deuda constituyen un embargo para la vida de vastas extensiones de territorios y poblaciones que hoy se ven como “fuentes de divisas”. En un sentido no metafórico, esa deuda pende como una amenaza que se cierne sobre la vida de millones de personas, de sistemas socioambientales y de generaciones que la lógica necroeconómica del capital (y sus mandatarios) se muestra dispuesta a sacrificar para pagar.

Desde esa perspectiva, cabe preguntarse: La crisis que implicaría dejar de tener acceso a nuevas inversiones externas, la escasez relativa de divisas, eventuales represalias respecto a nuestras exportaciones, ¿significaría la crisis de esa economía dependiente, colonialmente heredada del Siglo XIX y antes? Por cierto, esa vía no es sencilla y está llena de adversidades y desafíos inmediatos; pero la crisis de esa economía representaría también la posibilidad para transitar hacia otra economía; para abrir-nos paso hacia una tan radical como necesaria transformación de la matriz productiva y socioterritorial del país; de su patrón tecnológico y político.

En este sentido, es importante advertir que la ampliación de la frontera de mercancías acontece no sólo en el plano geográfico y material, sino también en el de los imaginarios y las subjetividades. Quiero decir, en esa dinámica, a la par de la expansión de las relaciones capitalistas hacia zona geoculturales relativamente marginales, a la mercantilización de nuevos elementos y procesos naturales y sociales, a la intensificación de los ritmos y volúmenes de extracción de “recursos, tienen lugar cambios correlativos en los regímenes axiológicos y normativos; en los esquemas de percepción, de sensibilidad y de valoración social que acompañan esa re-mercantilización y las tornan socialmente “aceptables”.

Permitir el saqueo de las fuentes de vida para cumplir con obligaciones financieras espurias; sacrificar sistemas hidrológicos enteros para “poder pagar”; estar dispuestos a pagar con suelo, con biodiversidad, con los propios nutrientes y fuentes de energía que sostienen nuestros cuerpos, eso también hace parte -y parte fundamental- de la expansión de la frontera de mercancías.

En definitiva, pensar en la “sustentabilidad” de la deuda, nos sume en una lógica colonial, sacrificial: nos conmina a “pagar como sea”; a asumir como objetivo propio los intereses de los acreedores. Por el contrario, auditar la deuda; hacer que paguen quienes lucraron con ella; declarar el repudio soberano de deudas ilegítimas: eso sería realmente pensar la sustentabilidad, no ya de “la deuda”, sino del país. Más que un camino utópico, se muestra como una vía más realista que el horizonte que emerge de la fórmula “crecer para pagar”.

La evaluación de la viabilidad de las propuestas se juega, claro, no en el de las ecuaciones matemáticas y los modelos econométricos, sino en el complejo campo de las relaciones de fuerza entre los distintos actores políticos intervinientes. En ese sentido, ir por esta vía alternativa implica, requiere ineludiblemente, construir poder popular más que ‘capacidad de pago’; aliarse con las mayorías populares movilizadas, más que con el Fondo Monetario Internacional.

En términos macroeconómicos y políticos realistas, la crisis de la deuda (las probables represalias de “los mercados” en términos de escasez extrema de divisas y asfixia financiera) podría ser una gran ventana de oportunidad para afrontar una radical transformación de la matriz socioproductiva y tecnológica de nuestra economía. Para emprender un camino de transición socioecológica hacia una economía realmente más sostenible y adecuada para afrontar el crucial desafío que tenemos como especie, en los umbrales de la crisis planetaria global. En términos del sociometabolismo del país, los efectos de la crisis de la economía heredada podrían coadyuvar a transitar hacia una estructura productiva más equilibrada geográfica, demográfica y sectorialmente; avanzar hacia la desconcentración y diversificación productiva; a la integración interna de mercados y cadenas de valor, antes que a la subsunción de fragmentos geoeconómicos concentrados bajo el control oligopólico de grandes actores corporativos, internos y transnacionales.

Ese cambio transicional no sólo va en la dirección de una economía más autónoma, más productiva y sostenible, sino también en la de una sociedad más justa y democrática. Para abrirnos camino en esa dirección, es imprescindible tomar nota de que la sustentabilidad financiera no sólo no agota el campo de lo posible, sino que lo empobrece drásticamente; va a contramano de la justicia, la democracia; de la vida en sí.

Por el contrario, pensar en la sustentabilidad ecológica más que en la financiera, nos abre un horizonte para imaginar una vía de democratización material, radical de nuestra sociedad. Su requisito básico y factor de posibilidad pasa por un ciclo de movilización popular organizada dispuesta a resignificar los “recursos” como fuentes de vida; construir mayorías sociales dispuestas a reformular la ecuación política, emocional y tecnológica desde la cual concebimos y realizamos la producción social de nuestra existencia; adecuar nuestros modos de existencia a los procesos de la vida en la Madre Tierra en general; en fin, a redemocratizar/desmercantilizar la vida en y desde sus propias raíces.

*Integrante del Equipo de Ecología Política del Sur (CITCA CONICET-UNCA). Publicado originariamente en Grupo de Ecología Política del Sur.

Acuerdo con el Fondo Monetario y “crecer para pagar”: ¿Una salida progresista?

Criminalización de la protesta, Perú

Después de más de7 años de proceso judicial

02/09/2022
Condenan injustamente por delito de disturbios a defensora de
derechos humanos que en defensa de la tierra y el ambiente se opone al
proyecto minero “Tía María”
Al mismo tiempo, en el mismo proceso absuelven a otras 10 personas defensoras
El día de hoy, el Segundo Juzgado Penal Unipersonal de Arequipa procedió al adelanto de lectura de
sentencia por la cual condena, por delito de disturbios y lesiones leves, a una de las agricultoras
defensoras del Valle del Tambo.

Igualmente, absuelve a otras 10 personas agricultoras defensoras de mismo valle por los delitos de
tortura, disturbios y lesiones leves en el proceso judicial contenido en el Expediente No. 4116- 2016.
Como se recordará entre el 23 de marzo y 24 de mayo de 2015 los agricultores del Valle del Tambo,
en el ejercicio legítimo de su derecho constitucional a la protesta, iniciaron una serie de
manifestaciones públicas en contra de la decision estatal de autorizar la ejecución del Proyecto
Minero denominado Tía María, al considerar que iba afectar el medio ambiente y las tierras
agrícolas; así como, la calidad y cantidad del agua en el referido Valle del Tambo, poniendo en riesgo
su derecho fundamental a vivir en un medio ambiente sano y equilibrado.

Asimismo, protestaban en forma pública porque el estado peruano pretendía desconocer la
Consulta Vecinal, realizada el 27 de setiembre de 2009, en la que el 97% de la población del Valle
del Tambo le dijo no al Proyecto minero y si a la agricultura.
Producto de esas legítimas protestas, la policía desarrolló una represion indiscriminada contra los
agricultores del Valle del Tambo que protestaban en esos meses y, al mismo tiempo, el gobierno y
la empresa Souther Peru denunciaron falsamente la comisión de diversos delitos a dichos
agricultores que no hacían otra cosa que ejercer, de manera legítima, su derecho fundamental a la
protesta social.

Este proceso judicial se volvió emblemático por la firme decision de los agriculores del Valle del
Tambo de hacer respetar la Segunda Gran Consulta Vecinal (27 de setiembre de 2009) en el Perú y
una de las primeras en Latinoamérica en la que la población, en forma abrumadora se opuso al
desarrollo del Proyecto minero y; porque, a pesar de ello, el gobierno y la empresa insistían en
desarrollar el Proyecto Minero Tía María.

En este proceso judicial, el Ministerio Público acusó a las agricultoras y agricultores de los delitos de
tortura, disturbios y lesiones leves. Con relación a ello, el antes citado Juzgado Unipersonal, si bien
decidió absolver a Elida Maritza Ticona Hinojosa de delito de tortura, sin embargo, con un
razonamiento absolutamente equivocado decidió condenarla por los delitos de disturbios y lesiones
leves.

Finalmente, señaló que no se había acreditado la comisión de los delitos de tortura, disturbios y
lesiones leves por parte de otras 10 personas agricultorasde, por lo que decidió absolverlos.
En relación a ello, en este proceso judicial, la Fundación Ecuménica para el Desarrollo y la Paz –
FEDEPAZ (organismo no gubernamental de defensa y promoción de los derechos humanos en Perú),
contando con el fundamental apoyo institucional de RED MUQUI, asumió la defensa legal de 2 de
las personas defensoras de derechos humanos procesadas que fueron absueltas de toda
responsabilidad penal, si bien expresa su satisfacción con este extremo de la sentencia, al mismo
tiempo expresa su indignación por la que considera una injusta sentencia en la parte que condena
a la defensora Elida Maritza Ticona Hinojosa, con la convicción de que deberá ser absuelta por la
segunda instancia.

Expresa igualmente, que este largo proceso de más de 7 años evidencia que las defensoras y los
defensores fueron acusados falsamente de la comisión de delitos graves y que ha puesto, también,
en evidencia la condenable estrategia estatal y empresarial de criminalizar falsamente a todos
aquellos que, en defensa de sus derechos, se oponen a las arbitrarias decisiones gubernamentales
y empresariales, con el propósito de amedrentarlos y evitar que sigan protestando.

Área de Prensa Fundación Ecuménica para el Desarrollo y la Paz – FEDEPAZ
Telf: (+51 1) 4250211 / 4250209 / 999094914
Correo electrónico: [email protected]; [email protected]
Web: www.fedepaz.org
Facebook: www.facebook.com/fedepazperu
Twitter: @FedepazPeru