Ecuador

Ecuador: tres proyectos mineros acechan la riqueza ambiental de la Cordillera del Cóndor

  • Dos proyectos están a punto de inaugurar la minería a gran escala sobre la poco explorada Cordillera del Cóndor.
  • Se ubican en un bosque amazónico único, lleno de especies endémicas, en el que viven comunidades indígenas en peligro porque bajo la tierra que habitan existen miles de millones de dólares en cobre, oro y plata.
  • Otro proyecto está en exploración y se suma a una historia donde el choque entre la minería y la gran biodiversidad desatan numerosos conflictos socioambientales.

 

A un lado del río Quimi está Tundayme, una pequeña población que no supera los 600 habitantes, mientras que al otro lado se observa el campamento del proyecto Mirador, que tiene 2000 trabajadores y se extiende hacia la frontera con el Perú, en la provincia de Zamora Chinchipe en Ecuador. Todos los días ingresan docenas de volquetas que excavan un agujero de casi un kilómetro de profundidad por 1,5 kilómetros de diámetro.

Para ese proyecto se han talado 1422 hectáreas de bosque, según confirmó la empresa china Ecuacorriente, a cargo de la operación, a Vistazo y Mongabay Latam que recorrieron la zona. El verde de la vegetación contrasta con amplias áreas desbrozadas y grandes infraestructuras en medio de la selva. También se ven unas piscinas, de color tierra, donde se tratan las aguas. Están ubicadas exactamente junto al río.

Esto es lo que se conoce como minería a cielo abierto y es el primer proyecto de este tipo en Ecuador. La fase de explotación, prevista para comenzar en diciembre de este año, extraerá 3,18 millones de toneladas de cobre, más oro y plata, durante 30 años. Mirador y otros proyectos “estratégicos” (tres en la Amazonía y dos en la cordillera de Los Andes) aportarían al país unos 3800 millones de dólares en exportaciones entre 2019 y 2021, más 3600 millones en inversiones que ayudarían a sostener la economía, según el Ministerio de Economía y Finanzas.

Minería en un lugar con miles de especies por descubrir

 

Mientras el gobierno deposita su esperanza en las cifras del auge minero, otros sectores temen por el impacto ambiental en la Cordillera del Cóndor, un ecosistema único que alberga 2030 especies de flora, entre ellas una de las pocas plantas carnívoras del Ecuador.

Según estudios botánicos, que destaca el Ministerio del Ambiente, hay otras 2000 especies de plantas por descubrir. Además, esta zona tiene igual número en especies de aves que el Parque Nacional Yasuní: 613. “Recién estamos explorando esta zona y ya encontramos una nueva rana el año pasado (Hyloscirtus hillisi) que existe solo ahí y está en peligro por la minería y la deforestación”, comenta Santiago Ron, profesor principal de la Escuela de Ciencias Biológicas de la Pontificia Universidad Católica (PUCE).

Este hallazgo, que confirma el enorme potencial en biodiversidad que tiene la Cordillera, se registró a tan solo ocho kilómetros del proyecto Mirador. “Hay otras cuatro especies que pronto daremos a conocer, tras las expediciones que hicimos en 2017 y 2018 en la Reserva El Quimi (una de las cuatro áreas protegidas declaradas en la zona)”, adelanta Ron. Explica que allí han documentado, además, 66 especies de anfibios, de las cuales el 35 % es endémico, es decir, que no existen en otro lugar.

Además de la fauna, esta pequeña reserva de 9276 hectáreas protege parte del bosque nublado, caracterizado por una “vegetación enana”. Formaciones similares solo se pueden hallar en los bosques de “tepuyes” de Venezuela y Guayana.

Ecuacorriente asegura que biodiversidad y minería pueden coexistir mientras se utilice tecnología de punta. A través de un correo electrónico, la empresa explicó que tiene programas de reubicación de especies rescatadas de las zonas deforestadas para mantener los ecosistemas. Además informó que, de acuerdo a los procedimientos y permisos ambientales, ha reforestado 186 hectáreas.

Sin embargo, las comunidades indígenas shuar no solo temen por el impacto en la biodiversidad sino por la contaminación del agua y la pérdida de bosques, que según denuncian, son más frecuentes a medida que avanza el proyecto.

“Ya no podemos pescar porque el lodo que sale al río está matando a los animales”, lamenta Carlos Tendentza, quien vive un par de kilómetros río abajo y depende de la agricultura. Otros habitantes, como María Chacha, que ha trabajado para la mina, alientan el proyecto y a la vez le piden al Estado que vele por el cuidado de los recursos.

Lo anterior es el reflejo de cómo la pequeña parroquia de Tundayme está dividida entre quienes apoyan la explotación y quienes dicen sufrir los daños colaterales de un gigantesco proyecto minero que ya comenzó al otro lado del río.

La relavera sobre el río

El gobierno justificó el desalojo apelando al recurso de servidumbre minera, que permite mover a los habitantes de una comunidad como San Marcos para que la empresa pueda continuar las actividades, bajo el argumento de que el proyecto es de interés nacional. Los dueños de los terrenos no quisieron llegar a un acuerdo y el Estado simplemente los sacó, cuenta Luis Sánchez . “Las leyes están hechas para las multinacionales, no para quienes habitamos aquí”.

Pero lo que más les preocupa ahora es que habrá otra relavera ─lugar donde llegan todos los desechos producidos por la actividad minera─. Ecuacorriente se dispone a construir una segunda, mucho más grande que la primera, sobre la cuenca del río Tundayme. Allí los terrenos ya están en manos de la empresa o con la figura de servidumbre. Esta relavera será de 7,3 kilómetros cuadrados, una superficie comparable a dos veces el Central Park de Nueva York.

Durante los primeros cinco años de la explotación, los residuos se almacenarán en la primera piscina. Y para los próximos 25 años, pasarán a la segunda, que alcanzará una altura de 260 metros. Algo difícil de imaginar, pero así figura en los estudios de Ecuacorriente. El temor de habitantes y ambientalistas es que el dique se rompa y contamine los ríos, como ocurrió recientemente en el estado de Minas Gerais, Brasil, causando un desastre.

“Ahí, donde está la relavera era mi pueblo: San Marcos. Nos desalojaron por la fuerza en 2015. Las máquinas enterraron las casas, la iglesia”, recuerda Luis Sánchez, quien recibió en su casa a un equipo de Vistazo y Mongabay Latam. Él nació en Tundayme hace 36 años y es presidente de la Comunidad Amazónica de Acción Social Cordillera del Cóndor (CASCOMI) que lucha para detener el proyecto

Un estudio del hidrólogo estadounidense Steve Emerman alerta que el peligro de construir una relavera sobre la cuenca del río Tundayme es que se usarán las laderas del valle como muros, con el fin de reducir costos. No obstante, debido a la alta erosión de los suelos de la Cordillera, los deslizamientos podrían desbordar la relavera y destruirla. Entre otros problemas, Emerman describe que los diseños no garantizan la seguridad del dique y mucho menos su capacidad para resistir terremotos.

Con base en este estudio, un grupo de abogados, liderado por Julio Prieto, también abogado del juicio en contra de Texaco, interpuso una acción de protección para impedir la construcción de las relaveras en estas condiciones, pero una jueza lo desechó. “No nos oponemos a la minería. Pedimos que se construya con estándares de calidad para evitar desastres. En el estudio de Emerman están las alternativas. Vamos a insistir con otro recurso”, dice Prieto.

Ecuacorriente afirma que no hay tales peligros y que el diseño de las relaveras está respaldado por “un sinnúmero de estudios geológicos, geotécnicos, hidrogeológicos, entre otros. Además, estas infraestructuras estarán supervisadas por las autoridades de control estatales una vez entren en funcionamiento”.

Sin embargo, las alertas ambientales se encienden por todas partes. La construcción de la relavera Tundayme supone el desvío de la cuenca del río por medio de un túnel ─de más de medio kilómetro─ que atravesará la montaña. “Cuando desvías el río por un túnel de cemento o por debajo de la montaña, los animales, bacterias y nutrientes que lleva el agua se pierden, rompiendo la cadena ecológica”, explica Verónica Crespo, experta en ecología de ríos e investigadora del Museo de Zoología de la PUCE.

La experta no solo avizora la desaparición de especies en ese río, sino, además, contaminación si se filtran las aguas de la relavera a otros cauces. Pero para esto Ecuacorriente también tiene una respuesta: “para minimizar los impactos se realizarán actividades para mejorar el manejo y conservación de la cuenca alta del río, entre las que destacan reforestación y vegetación de todas las áreas intervenidas”. Lo cierto es que hoy la cuenca del Tundayme ya luce deforestada en algunos sitios y habrá que desbrozar más hectáreas para levantar la relavera.

Minería sobre la cordillera

 

Cuando terminó el conflicto limítrofe con el Perú en 1999, que tuvo como campo de batalla la Cordillera del Cóndor, se intensificó la exploración minera pero también los esfuerzos de los biólogos por documentar la riqueza de flora y fauna. En el acuerdo que firmaron los dos países se comprometieron a delimitar “Parques de Paz” a ambos lados de la frontera.

Perú creó el Parque Nacional Ichigkat Muja, con un área de más de 152 mil hectáreas, mientras que Ecuador demarcó cuatro reservas aisladas que suman apenas 41 mil hectáreas: las reservas biológicas El CóndorEl Quimi y Cerro Plateado, y el Refugio de Vida Silvestre El Zarza. Estos espacios están en la zona alta de la Cordillera, donde, según el Ministerio de Ambiente, nacen las corrientes que alimentan los ríos: Zamora, Santiago y Namangoza. Es una zona extremadamente húmeda.

“Pero las especies no saben de reservas. Las áreas protegidas son muy pequeñas y es imposible documentar especies donde ya hay concesiones mineras”, comenta el biólogo Jorge Brito, investigador del Instituto Nacional de Biodiversidad (INABIO).

Relata que recién en la última década han podido realizar exploraciones en la Cordillera y confirma que el alto grado de endemismo ─especies que solo existen en este lugar─ hace que sean frágiles si hay cambios bruscos en sus ecosistemas. “Esta riqueza también nos debe preocupar para su conservación”.

Justamente, el segundo proyecto que inaugurará la minería a gran escala en Ecuador: Fruta del Norte, a cargo de la canadiense Lundin Gold, limita con el Refugio El Zarza, que tiene apenas una extensión de 3696 hectáreas y se caracteriza por una gran abundancia de especies de murciélagos. “Es una zona donde hay mucho por descubrir”, dice Jorge Brito.

A diferencia de Mirador, Fruta del Norte es una mina subterránea, que implica menor cantidad de bosques deforestados. La empresa asegura que el total de terreno intervenido no supera las 500 hectáreas, y que las zonas serán rehabilitadas.

De la mina, que está ya construida y que se adentra unos tres kilómetros, se planea extraer 140 toneladas de oro y 172 toneladas de plata. Es un monto pequeño comparado con un tajo a cielo abierto. Es uno de los motivos por los cuales este proyecto tiene casi una nula oposición por parte de las comunidades, y se vende como el más “exitoso”.

Aunque las cosas no siempre fueron así. La antropóloga Fernanda Solis, autora del libro “Fruta del Norte: La manzana de la discordia”, señala que en años anteriores también existieron desalojos de comunidades por parte de las empresas que iniciaron la exploración para este yacimiento. Esas zonas fueron ocupadas por mestizos agricultores y ganaderos que buscaron tierras fértiles luego de una sequía que atravesó el sur del país en la década de 1960.

A Mirador y Fruta del Norte se suma San Carlos-Panantza, también de propiedad de la china Ecuacorriente. Se trata de un yacimiento, todavía en fase de exploración, con reservas estimadas de 6,6 millones de toneladas de cobre, lo que duplicaría el tamaño de Mirador, según información del Ministerio de Energía y Recursos Naturales No Renovables. Esto significaría una mina a cielo abierto mayor que la que se construye en Tundayme con sus correspondientes relaveras.

El proyecto se ubica en la provincia de Morona Santiago, también sobre la Cordillera del Cóndor, en una zona de poblaciones shuar que se oponen a la minería a gran escala. El gobierno estima que la construcción de la mina empezará en unos cinco años, lo que intensificaría la actividad extractiva en una zona de gran riqueza biológica.

Las secuelas del conflicto

 

“No se pueden hacer fotografías del campamento, es propiedad privada. Por favor, retírese”, dijo un funcionario de la empresa Explocobres ─subsidiaria de la china Ecuacorriente─ a un equipo de Revista Vistazo y Mongabay Latam que recorría las zonas aledañas al proyecto minero San Carlos Panantza, ubicado en la provincia de Morona Santiago.

Un patrullero con cuatro uniformados llegó unos minutos después. Uno de ellos dijo hacer recorridos constantemente después de los incidentes de agosto de 2016. Ese día fuerzas policiales desalojaron Nankints, un poblado shuar de 15 familias que se resistía al proyecto minero. Durante cuatro meses la zona estuvo militarizada porque los indígenas tenían la intención de volver por la fuerza, pero no fue posible.

“Allí estaba nuestra casa y ahora están ellos”, relataron ese día Lupe Yankur y su suegra Mercedes Taish, mirando el campamento que los funcionarios impedían fotografiar. “Ni en la guerra con el Perú vivimos tanta violencia”, lloró Mercedes.

Son los rezagos de un conflicto que sigue latente, luego de casi tres años. Varias organizaciones de Derechos Humanos litigan con recursos de protección que numerosas veces han sido negados en favor de la empresa. Aun así, las familias desalojadas no pierden la esperanza de regresar.

Explocobres, empresa encargada del campamento, pidió disculpas a Vistazo y Mongabay Latam a través de un correo electrónico por el incidente y ofreció dar acceso al campamento en otra ocasión. Sin embargo, no confirmó si allí es donde se construirá la mina de cobre que, según información del Ministerio de Energía y Recursos No Renovables, iniciará la fase de explotación en 2026. El escenario pinta complejo pues mientras esos planes se materializan, las comunidades indígenas también preparan movilizaciones para frenar el proyecto. El conflicto sigue vigente.

 

Fuente:https://es.mongabay.com/2019/05/cordillera-del-condor-en-ecuador-tres-proyectos-mineros-la-acechan/?fbclid=IwAR2VHhiFV055z7oC0zvD86eGWpWo_SVp7wQD1_KC7cz4xSvPwY_WkQrFkhM

Perú

Arequipa: el tiempo se agota para el proyecto Tía María [INFORME]

En las viviendas del Valle de Tambo, en la provincia arequipeña de Islay, flamean banderas verdes que dicen: “Agro sí, mina no”. Hace cuatro años todas las casas tenían una; hoy, según comprobó El Comercio en un recorrido, solo se agitan de manera alternada, en una vivienda sí y en otra no. Además, desde el 2018 hay inscripciones en algunas paredes con la frase: “Agro sí, desarrollo económico también”.

El valle, conformado por los distritos de Cocachacra, Dean Valdivia y Punta de Bombón, es una franja agrícola de más de 13.000 hectáreas, cuyos productos bandera son el arroz y azúcar. Según la Gerencia Regional de Agricultura, en la zona unas 25.000 familias viven directamente de esta actividad.

A tres kilómetros de ese lugar, Southern Perú tiene una concesión minera de 35.000 hectáreas. Desde el 2009, la empresa busca desarrollar su proyecto que le permitirá explotar 120.000 toneladas de cobre refinado al año.

Sin embargo, en dos meses vence el plazo del estudio de impacto ambiental (EIA) de Tía María. Southern Perú debe iniciar sus actividades antes de agosto, pero aún no reciben la licencia de construcción. Esta es la última autorización que requiere la empresa minera para intervenir en su concesión.

Pese a que están contra el tiempo, el vicepresidente de Finanzas de Southern, Raúl Jacob Ruisanchez, indicó a El Comercio que están tranquilos, porque cumplieron con todos los requisitos. Explicó que desde noviembre del 2018 están a la espera de la licencia que debe entregarles la Dirección General de Minería, del Ministerio de Energía y Minas (Minem).

“Nosotros hemos cumplido todos los requisitos técnicos, legales y ambientales. Si bien el EIA puede vencer, creemos que vamos a recibir la licencia antes de que caduque el estudio. Estamos listos para iniciar los trabajos”, dijo Jacob.

Según las proyecciones de la empresa, si Tía María inicia sus operaciones, se estima que la región Arequipa recibiría al año más de S/270 millones por canon y regalías.

–Conflicto latente–
De acuerdo con la Defensoría del Pueblo, Tía María es considerado como un conflicto social latente. Entre el 2011 y 2015, siete personas han muerto por este conflicto social. Actualmente, la población del Valle de Tambo está dividida. Hay quienes apoyan el desarrollo de la mina y otros no. La noche del pasado jueves 9 de mayo, cerca de 500 agricultores protestaron en Dean Valdivia. En un improvisado mitin, se evidenció que los dirigentes están fraccionados y no logran reactivar el Frente de Defensa del Valle de Tambo.

Hace cuatro años eran un gremio fortalecido. Pero en medio de las protestas del 2015, se difundieron unos audios que comprometían a su entonces presidente, Pepe Julio Gutiérrez, quién pedía un millón y medio de “lentejas” (dólares) a Southern a cambio de suspender las protestas. Desde el 2018, tras cumplir 33 meses de prisión preventiva, Gutiérrez afronta en libertad el juicio que se le sigue por presunta extorsión y asociación ilícita para delinquir.

Los agricultores han perdido la confianza en sus líderes. “Pero esa situación no cambia la posición de rechazo que tenemos frente a Tía María. El pueblo está en la capacidad de autoconvocarse y no permitirán que el proyecto ingrese”, asegura el dirigente agrario Miguel Meza Igme.

–Programas sociales–
María Eugenia Salas, responsable de Valle Unido, organismo de Southern que socializa el proyecto Tía María, explicó que el panorama es diferente a lo vivido hace cuatro años. Luego del conflicto, los dos centros comunitarios de la minera fueron cerrados, pero en el 2017 regresaron para construir relaciones y ahora hay cuatro centros que funcionan en la provincia.

A través de Valle Unido, Southern llegó a los agricultores con campañas médicas, asistencia técnica, financiamiento de proyectos, capacitaciones y otros programas. “Al inicio, la gente sentía miedo de acercarse a los centros comunitarios porque eran señalados como traidores. Ya se superó esa etapa; estamos construyendo confianza”, agregó Salas.

A inicios de marzo, el titular del Minem, Francisco Ísmodes, señaló en un evento en Canadá que este año su sector priorizará el proyecto Tía María. El Comercio solicitó una entrevista con Ísmodes para conocer cuándo se entregará la licencia para el proyecto. Se le envió un cuestionario a través de su área de prensa, pero no hubo respuesta.

–Otras posiciones–
El gobernador regional de Arequipa, Elmer Cáceres Llica, pidió al ministro Francisco Ísmodes respetar la voluntad del Valle de Tambo. “La población del valle no está de acuerdo con la mina. Para el pueblo, Tía María no va y mi posición es la posición del pueblo”, declaró.

El alcalde de la provincia de Islay, Edgar Rivera Cervera, señaló que no aceptarán que se les imponga un proyecto que genera tanta desconfianza. Pidió al Gobierno Central no ocasionar conflictos en el valle.

–¿Qué pasa si vence el EIA de Tía María?–
​El 1 de agosto del 2014, la Dirección General de Asuntos Ambientales del Ministerio de Energía y Minas aprobó el EIA de Tía María, con una vigencia de tres años. En el 2017 se venció, pero el gobierno (de acuerdo a ley) lo aplazó por dos años más. El próximo 1 de agosto vence de manera definitiva.

En diciembre del 2015, las competencias para la evaluación de los EIA del sector de Energía y Minas fueron transferidas al Senace, un organismo técnico adscrito al Ministerio del Ambiente. Actualmente, la normativa es más rigurosa para evaluar dichos estudios. La ministra del Ambiente, Lucía Ruiz Ostoic, que llegó a Arequipa a inicios de este mes, explicó que si Tía María pierde la vigencia del EIA debe realizar un nuevo trámite ante el Senace.

 

Fuente:https://elcomercio.pe/peru/arequipa/agota-proyecto-tia-maria-informe-noticia-ecpm-638711?fbclid=IwAR27XDn67-OflkC2YdCy7_CxJ1ChfkcLSQ1jDgoUrFNkUSBu6XUwQ8WUqtg

Chile

INDH presenta recurso de protección por contaminación minera con azufre y arsénico en Atacama

Por la vulneración de los derechos fundamentales de los vecinos de las comunas de Paipote y Tierra Amarilla en Atacama, que se vieron afectados por una emanación tóxica de azufre y arsénico de la Empresa Nacional de Minería (ENAMI), la sede regional del Instituto Nacional de Derechos Humanos presentó un recurso de protección para proteger los derechos a la integridad física y psíquica, a la salud, y a vivir en un medio ambiente libre de contaminación de las personas.

Los organismos requeridos a través de la acción legal interpuesta en la Corte de Apelaciones de la capital regional -además de ENAMI- son el Ministerio de Salud, del Medio Ambiente y la Superintendencia de esta última cartera, porque según el jefe regional Carlos Bellei, “entendemos que se han cometido acciones u omisiones en el desempeño de sus funciones, arbitrarias o ilegales, que han acarreado una vulneración de derechos de los vecinos de estas localidades”.

El jefe de Atacama del INDH señaló también que “en muchos de los casos hay niños/as que han sido afectados/as, adultos mayores y comunidades indígenas. Su discurso no es contra el progreso o la instalación o funcionamiento de faenas, sino que este sea compatible con el respeto de los derechos fundamentales”.

El representante del INDH explicó que con el recurso también se busca que la medición de los índices de emisión de contaminantes de la Fundición Hernán Videla Liras se realice a través de una empresa externa a Enami y de forma pública; también que la empresa ingrese al Sistema de Evaluación Ambiental, “porque como es una instalación más antigua que la Ley de Base de Medioambiente no está sujeta al SEA, a diferencia por ejemplo de un proyecto que se pretendiera instalar hoy”, agregó Carlos Bellei.

La acción interpuesta por el INDH solicita además, en específico, que se actualice o elabore un nuevo Plan de Descontaminación para las comunas afectadas de Tierra Amarilla y la localidad de Paipote; ordenar la instalación de una red de monitoreo independiente de las emisiones de la Fundición, específicamente para los contaminantes dióxido de Azufre (So2) y Arsénico (As); y la realización de exámenes toxicológicos a las personas afectadas, especialmente niños/as y adultos mayores.

Los problemas de contaminación asociados a la presencia de la referida Fundición y a otras fuentes contaminantes son históricos en la zona. Sin embargo, ellos fueron nuevamente visibilizados por el INDH en el marco de una Misión de Observación realizada en las comunas de Copiapó y Tierra Amarilla en diciembre de 2018.

Además, específicamente el conflicto socioambiental relacionado con la Fundición Paipote se encuentra incluido en el Mapa de Conflictos Socioambientales del INDH.

 

Fuente:https://www.indh.cl/indh-presenta-recurso-de-proteccion-por-contaminacion-minera-con-azufre-y-arsenico-en-atacama/?fbclid=IwAR2sp1gE0OqqR6Xo6liO6S5rCW-sXzb8oPkfqoxAhYrmYSwqJSR_eDj8YmU

 

Perú

«Las mineras deben evaluar la conveniencia de los instrumentos ambientales que usan»

Lleva más de 30 años trabajando en temas relacionados a actividades extractivas. En 1997, fundó CooperAcción, una organización que trabaja con comunidades campesinas en la promoción del desarrollo sostenible.
En agosto del 2011, durante el gobierno de Ollanta Humala, fue designado viceministro de Gestión Ambiental, puesto en el que se mantuvo hasta que, a fines de noviembre de ese año, renunció al estar en desacuerdo con la forma en la que el Gobierno afrontó el conflicto minero Conga en Cajamarca. En esta entrevista a LaMula.pe, el economista José de Echave analiza la gestión ambiental y su relación con los conflictos mineros.

Tras su renuncia al Viceministerio, dijo estar en desacuerdo con la idea de crear una autoridad ambiental dentro de la Presidencia del Consejo de Ministros. Un año después, se anunció la creación del Servicio Nacional de Certificación Ambiental para las Inversiones Sostenibles (Senace).
¿Cuál es su evaluación del trabajo que viene realizando este organismo?
La creación del Senace fue positiva porque apuntó a quitarle esta función al Ministerio de Energía y Minas (MEM), que tiene como misión que crezcan las inversiones en actividades extractivas. Antes, eran ellos los que aprobaban o desaprobaban los Estudios de Impacto Ambiental (EIA). En realidad, los aprobaban siempre. La creación del Senace es positiva porque un paso en el objetivo de convertir al Minam en una autoridad transversal. Y el sector Energía y Minas fue el primero en transferirle esas competencias. Sin embargo, el gran problema es que el Senace no tiene ni los recursos suficientes ni la institucionalidad adecuada para convertirse realmente en una autoridad transectorial. Me da la impresión que estará desbordado si es que finalmente se le transfieren todas las facultades.
En el 2013, el Gobierno empezó a aprobar una serie de medidas que las organizaciones sociales llamaron “Paquetazos ambientales”, seis años después,
¿cuáles han sido las consecuencias?
A partir de ese año, se empezaron a aprobar decretos supremos y leyes, como la Ley 30230, que debilitaron la institucionalidad ambiental y se comienzan a crear nuevos instrumentos.
Uno de esos instrumentos es el Informe Técnicos Sustentatorio (ITS), que en el caso de Las Bambas ha sido usado hasta en seis ocasiones.
En este proyecto minero, hemos visto claramente cómo son usados estos instrumentos. Al lado de los EIA, aparecen los ITS que permiten aprobar cambios a los proyectos de inversión por miles de millones de dólares de manera muy rápida, en quince días, y sin la posibilidad de mecanismos de participación ciudadana.
Según la normativa, los ITS deben ser excepcionales.
En Las Bambas, si uno suma estas modificaciones, ya estamos hablando de cambios sustantivos que se dan en un lapso de tiempo muy breve. Pueden decir que los proyectos cambian, pero esas modificaciones, en cualquier parte del mundo, se deberían hacer con una lógica planificada. Pero aquí cuando uno lee estos cambios, uno se pregunta ¿dónde está la planificación? A las mineras se les ocurre cambiar el proyecto en un mes y a los dos meses producen otro cambio y en paralelo solicitan Modificatorias al EIA (MEIA) e ITS. Ahí no hay planificación. La impresión que queda es que se están utilizando estos instrumentos para producir cambios importantes.
¿Por qué las empresas no hacen una modificatoria en lugar de tantos ITS?
Están haciendo uso y abuso de este mecanismo. A estas alturas, hay que empezar a evaluar si este mecanismo ha sido adecuado, si le conviene al país o si le conviene a las propias empresas porque finalmente lo que ocurre es que las poblaciones de las zonas de influencia preguntaron por un proyecto, dieron su opinión, su aceptación, lo que las empresas llaman ‘licencia social’, pero ese proyecto ha cambiado tanto que ahora es prácticamente otro.
Entre tantas modificaciones al EIA, en Las Bambas se descartó el mineroducto y se optó por trasladar toneladas de minerales por una carretera sin asfaltar, ¿quiénes son los responsables de que esto haya ocurrido?
En primer lugar, hay una gran responsabilidad en el MEM. Ese proceso de modificación debió ser desaprobado y regresado a fojas cero para que la empresa haga bien las cosas. La segunda responsabilidad está en el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) porque se voló la carretera. Se pasó rápidamente a convertir lo que eran trochas y caminos distritales a una vía nacional. Se supone que una vía nacional es un bien de dominio público y, como tal, no puede pasar por propiedad privada. El proceso adecuado era conversar con las comunidades, consultarles, pedirles su consentimiento, negociar un justiprecio y expropiar.

Esto que ha pasado en las alturas de Apurímac y Cusco sería impensable en Lima. Por ejemplo, el alcalde Muñoz anunció que ampliará la Vía Expresa y la conectará con la Panamericana Sur, para eso tendrá que expropiar a más de 400 propietarios. ¿Alguien se puede imaginar que primero amplíe la vía, esta opere durante cinco años y recién en ese momento conversará con los propietarios para ver cómo hará el mecanismo de expropiación? Eso es lo que ha pasado en Las Bambas: la carretera se usa desde el 2015, ya estamos 2019 y recién el MTC está hablando con las comunidades propietarias del terreno por donde pasa la carretera.

Debemos considerar también en qué momento se aprobó esta modificación.
La cuestión es incluso más grave como se ha dicho antes. Cuando se produce la segunda modificatoria, la empresa (Glencore-Xstrata) no especifica qué va a pasar con el transporte. Al final del proceso administrativo, cuando ya habían ocurrido los mecanismos de participación ciudadana, el MEM pregunta a la minera por qué estaban cambiando la ubicación de las plantas y recién ahí la empresa dice que reemplazarán el mineroducto. Además, esa modificatoria también descartó una carretera asfaltada de 200 km, por donde se iban a transportar los suministros de la mina. Esa vía hubiera sido importante porque ahora los más de 400 km los vamos a pagar todos los peruanos. Estamos hablando de más de 2 mil millones de soles por una carretera que es usada en su 99% por una empresa privada.
Este dato y no fueron lo suficientemente señalados, ¿cuál es la importancia de esta información para la comprensión del conflicto?
Nunca, sobre todo en la primera etapa, nunca se entendió el fondo del tema y que ahí hay un grave problema de incumplimientos, malas decisiones tomadas por las autoridades referentes al EIA, los ITS y la carretera, que es la base del conflicto. No entender esa dimensión y decir que solamente hay interés económico es realmente simplificar un problema. Los malos diagnósticos generan un contexto muy difícil para enfrentar adecuadamente los conflictos. La responsabilidad que uno tiene es la de construir el diagnóstico más cercano a la realidad para que el conflicto pueda ser adecuadamente atendido.
¿Qué responsabilidad tienen los medios de comunicación en esto?
En el caso de Las Bambas, hemos visto claramente maltrato a los comuneros, no solamente desde el Estado, sino también desde algunos medios de comunicación. He visto entrevistas al presidente de Fuerabamba que han sido realmente de maltrato y eso es un indicador de cómo se ven desde Lima los conflictos sociales, cómo se conocen muy poco los territorios y a nuestra propia gente, es un indicador también de cómo se toman las decisiones. Somos un país de varias culturas, de una diversidad enorme, pero parece que el Estado es solamente unicultural, no se reconoce esa diversidad y creo que muchos de los que vivimos en Lima también funcionamos así, con estereotipos, y no contribuimos en absoluto a una cultura de respeto a las comunidades. Algunos siguen pensando seguramente como un expresidente, que hay ciudadanos de segunda clase.
La abogada Rosa María Palacios dijo que visitó la zona y que los comuneros de Fuerabamba básicamente querían dinero.
Desde Lima, no se entienden los antecedentes, no se conocen, se ignoran y aparecen supuestos especialistas. Ella dice que ha ido, pero fue invitada por la empresa minera que le contó su historia, su versión de parte. Construye una narrativa y trata de imponerla, afirmando que estos son unos sabidos y que están acompañados de unos abogados peseteros, lo cual creo que es cierto, pero no sé si eso los convierte en extorsionadores. Me da la impresión que una cosa es ser abogado pesetero que lo único que le interesa es el dinero, que puede ser una falta ética, y otra ser extorsionador. Es cierto que habían expectativas económicas, pero no era el único tema. De repente, ese era el tema para esos dos abogados, pero la agenda legítima de las comunidades era mucho más amplía.
En este conflicto, la atención se centró en la comunidad de Fuerabamba, pero considerando todo el Corredor Minero del Sur, ¿a cuántas comunidades se estaría afectando?
En toda la ruta son 72 comunidades las que hemos identificado en CooperAcción. El Gobierno ya es consciente de que no estamos hablando solamente de una comunidad. Eso significa que el proceso va a ser complicado y difícil. Es bien interesante porque no se instalaron “mesas de diálogo”, sino “mesas de cumplimiento”. Esto expresa que la comunidad, más que dialogar sin duda, lo que quiere es que los compromisos se cumplan porque mesas de diálogo ya han habido antes en esta zona y en otras partes del país. Y el gran problema ha sido que finalmente los acuerdos no se cumplían.
En su experiencia, ¿cómo afecta a las comunidades este tipo de conflictos?
-Debemos considerar que los conflictos son muy costosos para las poblaciones locales. A veces en Lima pensamos que la gente está feliz bloqueando carreteras, feliz haciendo una paralización de toda una región. No es así, es sumamente costoso. Ya sus economías son precarias y con paros de hasta 60 días, sufren un impacto muy fuerte. Hay un costo y un desgaste enorme. Para una comunidad campesina de los andes, Lima es ancha y ajena, es un tremendo monstruo, que además los trata muy mal. A nosotros [CooperAcción], nos ha tocado muchas veces acompañar delegaciones y lo que enfrentan son maltratos, cierrapuertas, mecidas.
Hay otros conflictos latentes como Tía María en Arequipa. Los empresarios se han mostrado preocupados en que el Ejecutivo apruebe la licencia de construcción de la mina en agosto, fecha en la que se vence su EIA.
En cualquier parte del mundo, un proyecto que no tiene aceptación social no puede desarrollarse. El concepto “licencia social” es inventado por las empresas mineras. Deberían ser un poco más coherentes con los conceptos que ellos inventan. En los últimos diez años, grandes proyectos mineros en el mundo se han interrumpido porque no tenían licencia social. Los proyectos se detienen cuando el daño y la afectación al ambiente y a los derechos de las poblaciones locales son de una magnitud que no permiten que el proyecto tenga aceptación. Entonces, insistir en un proyecto como Tía María, donde a todas luces la gente no lo acepta, sería una torpeza. No lo aceptó en el 2010, ni en el 2011 ni durante el gobierno de Humala y no lo sigue aceptando ahora. Hace poco los alcaldes de la zona y las organizaciones sociales han dicho que no, que perciben el proyecto como una amenaza al Valle del Tambo, que es una zona vinculada a la agricultura. Es una torpeza de parte de la empresa Southern Copper porque lo peor que le puede pasar a la industria es que se pretenda sacar adelante un proyecto que la gente no acepta. Las empresas dicen que se cuidan mucho su imagen, pero conflictos de esta naturaleza van a generar convulsión social.
Tía María es otro tipo de conflicto minero, distinto a Las Bambas.
Hay dos grandes categorías. Por un lado, los de convivencia o coexistencia con la minería como Las Bambas, donde el presidente de la comunidad de Fuerabamba ha dicho que no están en contra de la minería, sino que lo ve como una oportunidad, pero los comuneros quieren respeto y que los acuerdos se cumplan. Por otro lado, están los conflictos de rechazo como Tía María, Conga, Tambogrande, Río Blanco, entre otros. Estos son casos en los que la gente dice que no porque percibe al proyecto como una amenaza. Pero siempre debemos estar atentos a los conflictos de convivencia, como Espinar.
En Espinar, el conflicto proviene del 2012. Además del tema de la presunta contaminación del agua por actividad minera, en los últimos años comuneras han denunciado agresiones por parte de la Policía y seguridad privada de las empresas. ¿Qué es lo que puede pasar ahora?
El gran problema es que la agenda no ha sido resuelta. Nuevamente estamos en un escenario en el que hay mesas de diálogo, se logran acuerdos y no se cumplen. Uno de los acuerdos tenía que ver con los impactos en la salud humana. Nunca se hizo un estudio que permita establecer la causalidad de la contaminación. Estamos 2019 y vemos un Estado que no tiene las capacidades de cumplir los acuerdos. También está el tema de las agresiones a algunas comuneras y ahí surge otro problema que es el de los convenios entre las mineras y la Policía Nacional.

Además, debemos agregar que hay un proyecto que hasta hace un tiempo en el registro de la cartera de proyectos de inversión aparecía como propio, que es la mina Coroccohuayco, pero ahora para agilizar los procesos de aprobación, este se está presentando como una ampliación de Antapaccay (Glencore). Ese también es un tema que está planteando cuestionamientos. Ahí, por ejemplo, se ha utilizado una modificatoria al EIA, pero no es lo mismo ampliar un proyecto que hacer uno nuevo. Este es un tema complicado porque tenemos la impresión que es una práctica que se va a extender. Esta lógica de recortar caminos para que los proyectos sean más rápidamente aprobados y con menos rigor, es lo que está pasando en varios proyectos. Esto termina siendo un motivo de inquietud, de demandas sociales.

Antes dijo que las empresas hacían uso y abuso de estos instrumentos de gestión ambiental, ¿esto es una herencia del gobierno de Humala?
Fue una tremenda irresponsabilidad de los empresarios mineros que construyeron este discurso de la tramitología y la permisología. Puedo entender que a todos nos molesta la burocracia, pero ellos nos contaron la historia de que las inversiones estaban cayendo y se iban a ir del Perú porque había un exceso de trámites y permisos. Ese fue el discurso que se montó desde el 2012 en adelante y el Estado lo asumió como propio. Lo que estaba sucediendo en realidad es que a nivel mundial la inversión minera estaba cayendo porque los precios de los metales estaban cayendo. Incluso la inversión minera a nivel mundial estaba disminuyendo a tasas más elevadas que en el país. Pero acá se compraron la narrativa y el discurso de los empresarios, y el Estado empezó a hacer una especie de carrera de fondo en materia de regulación ambiental y social, aparecieron los ITS, se acortaron los plazos y todos los paquetazos ambientales, aprobados por el gobierno de Humala y por varios ministros que ahora dicen que saben de todo y que hacen bien las cosas.

 

Fuente:https://redaccion.lamula.pe/2019/05/16/las-mineras-deben-evaluar-la-conveniencia-de-los-instrumentos-ambientales-de-las-que-hacen-uso/jorgepaucar/

Perú

Gregorio Rojas: «No hay ningún bloqueo, seguimos dialogando con la empresa MMG»

El presidente de la comunidad de Fuerabamba, Gregorio Rojas, negó que haya un nuevo bloqueo en la vía de acceso a la mina Las Bambas, como reportó el martes el representante de la Defensoría en la zona de conflicto, y aseguró que continúan en el diálogo pacífico con la empresa minera MMG.

«En este momento no hay ningún bloqueo, estamos dialogando pacíficamente, tranquilamente con la empresa MMG Las Bambas más bien», dijo en Canal N, pero cuestionó la ausencia de representantes del Ejecutivo en la reunión del lunes de esta semana con la minera.

«El día 20 de este mes debíamos tener una reunión con la empresa, la Defensoría del Pueblo, la Iglesia y la ministra de Desarrollo e Inclusión Social, Paola Bustamante, pero ese día no estuvo. El premier Del Solar nos dijo que el Ejecutivo iba a estar presente en las conversaciones, pero eso no se está cumpliendo».

Por ello, el dirigente exhortó al Ejecutivo a enviar a un representante para que los acompañe en las negociaciones con la empresa minera.  «Lo que necesitamos es al Estado peruano que esté junto con nosotros para estas negociaciones que estamos haciendo», anotó. «Tiene que haber un garante que firme con nosotros para que no haya más inconvenientes», agregó.

Rojas confirmó que este viernes se llevará a cabo un nueva reunión y espera que el  Ejecutivo esté presente. En tanto, fuentes del Gobierno que cita Canal N dijeron que la ministra Bustamante sí acudirá ese día a la cita.

 

Fuente:https://redaccion.lamula.pe/2019/05/22/gregorio-rojas-no-hay-ningun-bloqueo-seguimos-dialogando-con-la-empresa-mmg/redaccionmulera/

Sin categoría

Litio: la encrucijada entre el mineral del futuro y los problemas socioambientales que genera

En los últimos años el sector tecnológico y automotriz han crecido a pasos agigantados y con ello, el requerimiento de un material que pronto ha pasado a llamarse “el oro blanco” por sus excelentes cualidades para almacenar energía. Nos referimos al litio, un metal que no se encuentra de manera natural, y para el que se requieren grandes cantidades de agua para su extracción, generando diversos impactos ambientales y sociales en lugares como el Norte de Chile. Más detalles aquí, en este texto elaborado por Ladera Sur.

El litio es el elemento que encabeza la familia de los metales alcalinos en la tabla periódica y que corresponde al metal sólido más ligero, con una densidad que corresponde a la mitad de la del agua. Este sólo se encuentra en la naturaleza en forma de compuestos químicos, principalmente en salmueras naturales, pozos petrolíferos, campos geotermales, agua de mar, entre otros.

Desde que se desarrolló la primera batería de litio recargable en 1980, su utilización ha aumentado considerablemente en todo tipo de aparatos electrónicos, desde celulares hasta vehículos eléctricos. Y con ello la búsqueda de este preciado metal al que han llamado “el oro blanco” y que ha destacado como uno de los metales con mayor crecimiento en su demanda, debido a sus excelentes propiedades como conductor del calor y de la electricidad y por su capacidad de almacenamiento energético.

Fabricantes de vehículos como el Grupo Volkswagen ya están firmando acuerdos para garantizar el  suministro de litio, ya que tienen previsto antes del 2030 lanzar alrededor de 70 coches eléctricos entre sus marcas y nada de esto sería posible si no tienen acceso al componente clave de sus baterías. Por ello, se ha firmado un convenio con la empresa china Ganfeng Lithium, la cual suministrará a la empresa durante los próximos 10 años de litio.

El escenario chileno

Chile posee cerca del 52% de las reservas mundiales de litio en forma de salmueras o, en otras palabras, salares. La mayoría de ellos concentrados en el norte del país. Entre ellos, el más reconocido es el Salar de Atacama, uno de los salares más grandes del mundo, que cuenta con uno de los mayores potenciales a nivel global para la extracción de este metal debido a sus altas concentraciones de litio y bajo nivel de impurezas. De hecho, es precisamente esta zona a la que se ha denominado “el triángulo del litio” y que une otras reservas ubicadas en Argentina y Bolivia.

La extracción del litio ha sido materia de gran análisis debido a que nos encontramos con una demanda global en pleno crecimiento que permitiría posicionar de mejor forma al país en la economía mundial, pero que a su vez traería fuertes consecuencias medioambientales si no se toman medidas al respecto.

El litio se obtiene a través de un proceso de evaporación. Las salmueras, presentes en bolsones de líquido bajo la superficie del salar, son extraídas con pozos de bombeo que luego son transportadas a grandes piscinas de evaporación, en donde se espera que las diferentes sales se asienten. Luego, a través de un proceso químico, esta solución salina se transforma en carbonato de litio.

El problema de fondo está en que este proceso consume mucha agua, pues por cada tonelada de mineral se eliminan –por la evaporación–, alrededor de dos millones de litros de agua dulce. En materia medioambiental, este procedimiento ha traído impactos en el consumo y contaminación del agua, un suceso que repercute a su vez tanto a las comunidades que viven alrededor como a la flora y fauna.

En el seminario “Energías Verdes y Extractivismo en Salares” organizado por la Universidad de Chile y la ONG FIMA, la académica del departamento de Ingeniería Química de la Universidad de Antofagasta, Ingrid Garcés, detalló los efectos que genera la extracción del litio en las reservas de aguas de las comunidades de la localidad. La experta especificó que los procesos de bombeo de aguas, que contienen un 28% de sólidos disueltos, desequilibran el ecosistema de los acuíferos de agua dulce al salinizarlos.  “Lo que se tiene como aguas subterráneas, es decir, las reservas de agua de las comunidades para un futuro, se están viendo  totalmente amenazadas al salinizarse, por lo tanto, además de perder almacenamientos, el salar pierde su equilibrio”, concluyó.

Actualmente en el Salar de Atacama realizan extracción de minerales diversas empresas como Minera Zaldívar, Minera Escondida, SQM y Albemarle. Sin embargo, SQM y la compañía de Estados Unidos, Albemarle, corresponden a las dos grandes organizaciones que extraen mayor cantidad de salmuera, utilizando 1.700  y 442 litros por segundo, respectivamente.

El Presidente de la Comunidad de Peine y Consejo de Pueblos Atacameños, Sergio Cubillos, constató a su vez en la charla, el desbalance hídrico existente en el Salar de Atacama, en donde puntualizó que la extracción del agua, haciendo una suma total entre salmueras y agua dulce, redondearía los 5 mil litros por segundo. “Esto quiere decir que hoy día el Salar de Atacama tiene una extracción cinco veces mayor de lo que  ingresa como agua a la cuenca”, agregó.

Por su parte, la académica del Departamento de Gestión Forestal y Medio Ambiente de la Universidad de Chile, Matilde López, expresó su preocupación por la desaparición de algunos caudales que se encontraban en la zona y por el riesgo que corren algunas especies acuáticas que dependen de estos ecosistemas. La especialista detalló que la laguna es el hábitat de varias aves acuáticas como el flamenco Andino, el Chileno y el de James, los cuales se alimentan de insectos y algas que se dan principalmente en estos lugares y que corresponden a la base de su alimentación.

En este aspecto, la directora de proyectos de la ONG FIMA, Gabriela Burdiles, detalló una serie de normas y proyectos tanto a nivel internacional como nacional en las que el Estado podría avanzar y mejorar. Entre ellas, mostró su interés por el proyecto de Servicios de Biodiversidad y Áreas Protegidas, el cual pretende proteger la biodiversidad biológica, preservar la naturaleza y conservar el patrimonio ambiental del país. “Este proyecto señalaría qué tipo de actividades se podrían realizar en el área protegida y que quedarían sujetas en un Plan de Manejo, el cual definiría cuáles son las actividades que son compatibles con el área”, dijo.  Sin embargo, agregó que es una tarea difícil ya que “hay figuras muy dispersas con distintos grados de protección, y no sólo porque un área este protegida oficialmente, tendría protección absoluta frente a un proyecto de inversión”.

Cada vez más se está optando por energías  renovables en el mundo dando paso a opciones que resultan más sustentables con el medio ambiente, como lo es la electromovilidad para reducir las emisiones de dióxido de carbono. En este plano y con relación a la extracción del litio, Chile se enfrenta a la tarea de ejercer un uso responsable de sus materias primas y de buscar propuestas para la protección de sus ecosistemas.  Sobre todo teniendo en cuenta que ya en 2018 las exportaciones de litio representaron un alza de 1.200% respecto a 2003,sumando US$948 millones, y que según cifras entregadas por la Comisión Chilena del Cobre, se espera que su producción a cinco años crezca de aproximadamente 300.000 toneladas a 1 millón.

 

Fuente:https://www.theclinic.cl/2019/05/02/litio-la-encrucijada-entre-el-mineral-del-futuro-y-los-problemas-socioambientales-que-genera/

Perú

«El presidente nos manifestó que Tía María sin licencia social no va»

Raúl Rodríguez Torres, alcalde del distrito de Punta de Bombón, provincia de Islay, dice que Southern no ha logrado instalar una estrategia que realmente convenza a la gente que está en desacuerdo. Mas bien ha estado trabajando con la gente que está de acuerdo. 

Las autoridades de Islay salieron al frente para advertir que se puede venir una asonada si el Gobierno le entrega la licencia de construcción al proyecto de Southern. El alcalde de Punta de Bombón, Raúl Rodríguez, señala que la empresa debió enfocarse más en quienes están en contra.

Varios ministros declararon que Tía María tiene prioridad. ¿La intención del Gobierno es que se ejecute?

Yo tengo otra lectura distinta. Lo que nos ha manifestado el presidente Martín Vizcarra es que si bien es cierto (Southern) puede cumplir con todos los procedimientos; mientras no haya la licencia social eso no cambia nada. Aquello nos ha dicho a mi y los alcaldes, cuando le entregamos el memorial en Autodema. Nos explicó que aprendió la lección de que nada se impone. Nos lo dijo coloquialmente, cara a cara.

Sobre el memorial, dirigentes acusaron que se negociaba la licencia con la represa que Tambo exige.

Para nada. Eso me preocupa porque se están buscando tres pies al gato. Soy un hombre proinversión, pero también un demócrata que cree que las cosas no se imponen. No podemos ir y decirle al Gobierno que no queremos mina, más bien tenemos que darle argumentos para que tome decisiones. Por lo que conocemos, sigue habiendo un grupo grande renuente al proyecto; unos por desconfianza, otros porque ya tienen una ideología. Debería haber en todos los casos, en que un proyecto minero quiera instalarse, una consulta popular.

¿Cree que la consulta podría zanjar este problema?

Legalmente, sí.

Hay dirigentes que dicen que los opositores son más y que los contrarios menos…

En realidad, no podría evaluar por cantidades, no es fácil y sería atrevido.

Lo que algunos notan es que no hay el nivel de organización del año 2015…

Lo que creo es que una autoridad es de todos, de los que están en contra y de los que piensan de manera distinta. Lo que puedo decir es que hay un grupo que tiene dudas del proyecto y está dispuesto a salir a marchar, a exigir. Lo hemos vivido antes y no queremos pasar por lo mismo. La intención de las autoridades es adelantarnos a los hechos y evitar una convulsión social. Hemos sido enfáticos en responsabilizar al Gobierno nacional si toma algunas decisiones que promuevan esa convulsión.

¿Se puede venir una protesta de igual proporción que la del año 2015?

Por supuesto, no hay que ser demasiado agudo para darse cuenta de ello. Vivo acá, he nacido acá, trato con la gente que quiere el proyecto y con la que no quiere. (…) La empresa (Southern) no ha logrado instalar una estrategia que realmente convenza a la gente que está en desacuerdo y, sin embargo, trabaja con la gente que está de acuerdo. Esa no es la idea, sino la de trabajar con los grupos que están en desacuerdo.

 Los que sí quieren que se ejecute Tía María sostienen que muchos de los que están en contra se benefician y que no quieren reconocerlo.

Allí nos estamos equivocando de idea, si estamos hablando de que se quieren despejar temores y dudas; no lo vas a lograr regalándoles televisores u otras cosas. Hay que conversar con la gente, hay que dialogar, hay que ir donde los grupos que tienen las dudas. Qué mecanismos se moverán a partir de eso, no sé; ese es un trabajo de ellos.

 

Fuente:https://larepublica.pe/politica/1476366-presidente-manifesto-tia-maria-licencia-social?fbclid=IwAR1_IQuAnt8t9BhpkfKARgBNN4kj8Tkf0kViEDvgiWvAOMiZSckVqFOS1Zo

Argentina

Medio ambiente Ley de glaciares: el fallo que prepara la Corte y puede complicar la industria minera

El debate por el medio ambiente en la Argentina es intermitente: a menudo reaparece con fuerza por algún hecho específico, pero de inmediato, con el mismo ímpetu, se plancha y desaparece. Sigue siendo a esta altura una rareza en el discurso político. Pero aún así, hace 10 años, con la mayoría de ambas cámaras, se aprobó una ley fundamental: la ley de glaciares, cuyo objetivo es preservar los recursos hídricos del país y definir entre otras cosas dónde puede haber minería y dónde no.

La norma tuvo un debut intrincado. El 10 de noviembre de 2008, al poco tiempo de ser sancionada, Cristina Kirchner la vetó, argumentando que excedía las facultades reservadas a la Nación en el artículo 41 de la Constitución. Sobradas fuentes señalaron entonces que aquella decisión presidencial se había dado como una concesión a las presiones de la industria minera. El periodismo lo llamó “El veto Barrick”, aludiendo a la minera Barrick Gold, cuyos proyectos Pascua Lama y Veladero, en la provincia de San Juan, se veían comprometidos por la aplicación de la ley.

Lo que vino después fue una fuerte presión social, con ecos en el parlamento, y la reglamentación definitiva en 2011, a pesar de la resistencia de la industria y por impulso del entonces diputado Miguel Bonasso.

Durante los años siguientes, por medio de amparos judiciales, la aplicación de la norma fue quedando en suspenso una y otra vez. Las mineras pudieron seguir operando. Pero esto no impidió que el Instituto Argentino de Glaciología, el IANIGLA, llevara adelante el conteo de todos los glaciares del país, un inventario que la misma ley ordenaba que se hiciera.

Hace justo un año se conoció el resultado de ese relevamiento. En la Argentina hay 16.968 cuerpos de hielo (16.078 en la Cordillera y 890 en las Islas del Atlántico Sur). Ocupan 8.484 kilómetros cuadrados.

Según ese inventario y según un informe técnico de la Secretaría de Medio Ambiente, hay 40 proyectos mineros en la Cordillera de los Andes que violarían la ley de glaciares, es decir, que en términos ecológicos su desarrollo implicaría la degradación de esos cuerpos de agua. A esos datos accedió el juez federal Sebastián Casanello hace dos años, durante la investigación de una causa por derrames de Barrick en San Juan.

Son 40 proyectos de gran envergadura (ubicados en San Juan, La Rioja y Catamarca) que representan un volumen de inversiones de fuerte impacto para las provincias. El Gobierno Nacional lo sabe desde hace tiempo y por esa razón en 2017 se conoció un borrador diseñado por técnicos de la Secretaría de Minería para modificar determinados aspectos de la la ley.

El mapa de los glaciares en el país: casi 8.500 kilómetros cuadrados cubiertos de hielo

La lectura que hacen en el Gobierno, y lo que dio a entender el mismo presidente Macri, es que si consiguieran cambiar la ley no se frenarían las inversiones millonarias para el país prometidas por el sector. De hecho desde la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM), ya manifestaron que lo que suceda con la ley de glaciares será clave para dar previsibilidad a los proyectos de largo plazo. Pero todo esto está condicionado por la cuestión de fondo que la Corte Suprema debe resolver. El tiempo es ahora.

La cuenta regresiva

En 2011, Barrick Gold planteó ante la Justicia de San Juan la inconstitucionalidad de la ley. Pasaron ocho años y esa definición está ahora mismo en la agenda inmediata de la Corte Suprema. El Gobierno, las mineras y los ambientalistas esperaban que a principios de mayo, el máximo tribunal se pronunciara al respecto. El martes 9 de mayo, cuando estalló el escándalo por el pedido del expediente de la causa Vialidad, que tiene a CFK acusada como jefa de una asociación ilícita, en realidad se esperaba que llegara el fallo sobre glaciares. Fue una sorpresa que el escándalo haya estallado por la agenda política, pero también un alivio que no lo hiciera por el costado del debate medioambiental.

No están claros los motivos por los cuales el fallo quedó postergado. Pero según sostienen fuentes cercanas a la Corte, el borrador ya circula entre los jueces. Y por lo menos tres de ellos tendrían definido su voto a favor de declarar la constitucionalidad de la ley: Ricardo Lorenzetti, Horacio Rosatti y Juan Carlos Maqueda. “Las vocalías -dicen a Clarín– están comenzado a definirse”. Las mismas fuentes aseguran: “El fallo definitivo podría estar antes del receso de julio”. Según pudo confirmar este diario, la vocalía de Rosenkrantz entregó su proyecto de sentencia el lunes pasado.

A modo preliminar, la mayoría de la Corte parece orientada a una decisión por la constitucionalidad de la norma. Es una definición que perjudicaría el negocio minero. Es decir, que podría dejar afuera a grandes jugadores del sector. Por elevación, también sería un golpe para el Gobierno.

“Pero si ocurriera lo contrario, también sería un escándalo -advierte el abogado ambientalista Enrique Viale-. Si declararan inconstitucional la ley de glaciares, sería como negarle al parlamento la posibilidad de legislar sobre los recursos naturales de toda la Argentina. Se caerían todas las leyes, la ley de bosque, todo el ordenamiento jurídico”.

Sigue Viale: “La Corte Suprema tiene en sus manos el destino del andamiaje jurídico ambiental argentino. De su decisión depende no sólo el futuro de la Ley de Glaciares sino también la de Bosques, la Ley General del Ambiente y toda la normativa ambiental que se sancionó a partir de la reforma constitucional”.

“La decisión es entre defender las fábricas de agua, como son los glaciares, que están en las nacientes de los ríos y que nutren al país, o prevalecer intereses corporativos que pretenden destruirlos para sacar unas toneladas de oro que terminarán en una bóveda de un banco suizo”, cierra el ambientalista.

Básicamente, lo que planteó Barrick Gold -en ese momento avalada por el entonces gobernador José Luis Gioja- en las acciones que dieron inicio a esta contienda es que cada provincia debe decidir sobre el uso que hace de sus recursos y no el Congreso. Es lo mismo que plantean los empresarios mineros en general y los gobernadores de la provincias donde existe la actividad. Clarín se comunicó con los responsables de la Secretaría de Minería para conversar sobre el asunto. Pero no obtuvo respuesta.

 

Fuente:https://www.clarin.com/sociedad/ley-glaciares-fallo-prepara-corte-puede-complicar-industria-minera_0_wu3gqRozJ.html
Mexico

La lucha indígena de hoy, puede ser la última: Carlos González

 

Abasolo, Guanajuato. Los pueblos indígenas resisten una guerra en su contra; otra más en 5 centurias. O la misma desde entonces. Pero lo que está claro para el concejal nahua Carlos González es que esta vez es definitiva. Las naciones, tribus y pueblos originarios darán la batalla por seguir existiendo. Para muchos de ellos, de no ganar, no habrá mañana. Su cultura y su historia quedarán sepultadas para siempre.

Carlos González luce un bigote espeso, abultado, y cabello cortado a casquete corto. Explica que la desaparición de los pueblos indígenas implicaría también el fin de México como nación: el fundamento cultural, social e, incluso, constitucional del país son los pueblos originarios.

Y va más allá. La lucha de los pueblos indígenas es también la lucha por lo que nombran Madre Tierra –de la que se consideran parte– y que la cultura hegemónica denomina, distante, “naturaleza” o “medio ambiente”. Si caen los pueblos indígenas del mundo, el planeta colapsará en el corto plazo.

Abogado especialista en derecho agrario, Carlos González es de discurso convincente, claro, argumentativo. Hombre de libros y documentos, trae a la memoria datos, conceptos, periodos históricos. Nunca dejó de ser indígena. También es hombre de milpa y monte, es decir, de coa, azadón y machete. Hoy, junto a María de Jesús Patricio Martínez, Marichuy, vocera del Concejo Indígena de Gobierno (CIG), y otros concejales, recorre la geografía indígena mexicana: de la costa, a la sierra; de la montaña al valle; del desierto a la selva; del campo a la ciudad. Escucha, propone, dialoga… organiza.

Recuerda detalles de cada conflicto de los cientos que se desarrollan en los pueblos indígenas en México: las comunidades involucradas, la cultura, el tipo de despojo, el megaproyecto, la empresa capitalista señalada, las características de la lucha legal –si la hay– y las condiciones de la lucha política.

 

—De toda la geografía de conflictos en México, cuáles son los de más urgente atención –se le pregunta.

—En este momento es fundamental que la sociedad mexicana esté atenta a dos cuestiones que son de suma importancia. Una, la pervivencia de los pueblos indígenas ante proyectos que pretende impulsar el nuevo gobierno, como son el Corredor Transístmico [de la costa de Oaxaca a la de Veracruz]; el Tren Maya [por los cinco estados de la Península de Yucatán: Tabasco, Campeche, Yucatán, Quintana Roo y Chiapas]; las Zonas Económicas Especiales [que a las entidades mencionadas se agregan Guerreo y Michoacán], que dicen que ya no van a continuar, pero sí van a continuar bajo otro formato; el Proyecto Integral Morelos [que afecta además de este estado a Tlaxcala y Puebla], y una multitud proyectos en materia de minería de explotación de hidrocarburos, de gas, de construcción de infraestructura vial e inmobiliaria. Y por otro lado, el impacto que estos proyectos van a tener sobre la naturaleza, sobre el medio ambiente. Son dos puntos, dos temas que deben estar en la agenda, en la prioridad, de la sociedad mexicana.

—El presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, ha determinado que todos esos proyectos se harán. No hay lugar para negociación o el diálogo. Y esgrime sus 30 millones de votos. ¿Qué capacidad de respuesta tienen los pueblos indígenas? –se le cuestiona.

Piensa la respuesta. No alardea ni hace propaganda. Analiza. Más que responder al reportero, se responde a sí mismo.

—En términos cuantitativos, de cantidades, puede que no sea significativa la resistencia [frente a los 30 millones de supuestos seguidores de López Obrador], pero en términos de quiénes resisten, de cómo han resistido y cómo van a seguir resistiendo, creo que es de tomarse en cuenta esta resistencia. Los pueblos indígenas han resistido y han pervivido durante siglos.

Reconoce que aunque el Congreso Nacional Indígena creció durante los 2 años más recientes, el lopezobradorismo sí generó división entre varias tribus, pueblos y naciones e, incluso, en las entrañas de algunas comunidades. Por ello, la resistencia ha iniciado desde el interior de los barrios, ejidos, encargaturas, tenencias.

“Ciertamente en la actualidad muchos de los integrantes de estos pueblos, por dinero, no por otra cosa, hay que decirlo como es, por un ‘progreso’, así entre comillas, mal entendido, han aceptado los proyectos [del lopezobradorismo]. Pero en los pueblos, en las comunidades, existen núcleos, existen personas, existen estructuras organizativas y existen referentes para la resistencia.”

?Pero a qué resisten las comunidades indígenas. Cuál es su lucha.

?Se está resistiendo a la ocupación, el despojo de los territorios indígenas, la destrucción de las culturas, de las lenguas, de las formas de gobierno [que llegan] a través de estos grandes proyectos. Y a la destrucción de la naturaleza. Eso lo quiero dejar bien claro, porque hay quienes nos acusan de ser “conservadores”, que nos oponemos al actual gobierno. No. No es una cuestión de que nos vayamos a la vieja dicotomía del siglo XIX de conservadores y liberales. Es una cuestión diferente. Es una cuestión que tiene que ver con la subsistencia, la existencia y la pervivencia al futuro de los pueblos originarios; y, por lo tanto, de la nación mexicana, que tiene su sustento y su fundamento en estos pueblos. Y repito que es fundamental de la Tierra. La Tierra está siendo destruida de manera inmisericorde por todas estas políticas de supuesto progreso, de supuesto desarrollo. Y estamos erosionando, estamos acabando con las condiciones de la vida humana en el país y en el planeta entero. Entonces, son cuestiones primordiales las que estamos planeando. No son cuestiones que tengan que ver con la política de ideologías gastadas, decimonónicas o con las trifulcas y pleitos de la actual clase política y sus partidos. Es algo que trasciende toda esta situación, que va mucho más allá y que tiene que ver con la pervivencia de los pueblos originarios que han vivido milenariamente, con la pervivencia de la nación mexicana y de la vida misma.

 

—Por qué los pueblos indígenas se encuentran hoy en una situación que amenaza ahora su supervivencia, si antes han resistido. Supervivieron a la Conquista, por ejemplo –se le inquiere.

—Porque ha sido paulatina. Nosotros hablamos de que, por lo menos desde el siglo XVI, desde la llegada de los europeos a lo que ahora es México, ha habido una guerra de invasión, de ocupación y de conquista. Nosotros decimos que esa guerra no se ha detenido, que esa guerra es permanente. Y [quienes hacen esta guerra] han ido destruyendo de manera determinante a los pueblos indígenas. En el siglo XIX se hablaba de cerca de 200 lenguas originarias en lo que ahora es México; actualmente son menos de 70. En el siglo XIX se decía que el 80 por ciento de la población del país hablaba una lengua distinta al español y era una lengua originaria. Actualmente esta población no llega ni al 10 por ciento, seguramente. Ha habido una política sistemática y perfectamente planificada para destruir y para exterminar a los pueblos indígenas. Y ha progresado esta política. Y a pesar de ella, han pervivido los pueblos; pero ha sido altamente destructiva esta guerra que se ha llevado.

En efecto, el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (Inali) cuantifica 11 familias lingüísticas con 68 lenguas (y un número indeterminado de variaciones de esas lenguas). Y según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), esos idiomas son hablados por menos de 7 millones 400 mil personas.

—Cómo va a ser la resistencia: en las calles, en los tribunales. Qué tipo de resistencia será.

—La resistencia es múltiple. La resistencia se da primeramente en las comunidades y en las regiones, a partir de las formas de lucha, resistencia, de organización que cada comunidad tiene. Por otro lado, hay articulación política nacional, a través de Congreso Nacional Indígena, del Concejo Indígena de Gobierno y de otras múltiples expresiones indígenas y no indígenas que existen en el país.

Aclara que “el Congreso Nacional Indígena no es la única expresión de resistencia. Hay múltiples expresiones a nivel nacional. Y estas formas de lucha políticas que se basan en la movilización, en la organización comunitaria, en muchas partes están sustentadas también en recursos legales, jurídicos. Hay expresiones del movimiento indígena que ya no acuden a los recursos legales, que están totalmente ajenas al Estado mexicano, particularmente me quiero referir a las autonomías zapatistas. Pero hay muchas otras autonomías y formas de organización indígena que sí apelan a los recursos legales, a la legitimidad dentro del Estado nacional. Y todas esas formas de resistencia se suman, se agregan. No pensamos en una forma de resistencia única o una visión exclusiva”.

 

—Desde el punto de vista de la legalidad, ¿hay posibilidades aún de defensa de las comunidades indígenas en los juzgados y tribunales?

—Sí se puede dar siempre y cuando exista organización colectiva, organización comunitaria. ¿Por qué? Primeramente, porque la Constitución y las leyes secundarias han sufrido transformaciones terribles que tienden en primer lugar a la privatización de la tierra, de los recursos naturales, tanto de las comunidades como de la nación; y en segundo lugar, porque contamos con órganos judiciales, con un Poder Judicial federal y poderes judiciales en los estados, profundamente corrompidos. Está reconocido a nivel internacional que, en lo que tiene que ver con la administración de justicia, México es uno de los países más corruptos y donde los jueces y los tribunales son contumaces con los grandes intereses empresariales. Entonces, tanto la estructura constitucional y legal como la corrupción endémica y profunda del Poder Judicial reducen la posibilidad de estos recursos legales.

“Pero creemos, y te lo digo porque soy abogado y llevo muchos años defendiendo a comunidades indígenas, cuando existe organización colectiva, cuando existe resistencia comunitaria, los recursos legales pueden ser complementarios a la lucha de las comunidades. En estos momentos se torna un poco más difícil porque las reformas estructurales, a las cuales al parecer no se les pretende dar reversa, en materia de hidrocarburos, en materia de energía eléctrica los regímenes de concesiones en materia de minería, de agua y de bienes nacionales, a lo que tienden es a privatizar, a poner en manos de quienes tienen el poder económico, tanto los recursos de las comunidades como de la nación.

—Desde la Otra Campaña, una iniciativa del Ejército Zapatista de Liberación Nacional y el Congreso Nacional Indígena lanzada en 2006 para organizar una resistencia anticapitalista, se señalaba que México se encaminaba al caos y a su desintegración. ¿Estamos realmente en esa situación?

—Estamos. El caos ya se vive desde hace varios años. No es novedoso. No es algo actual. Eso hay que decirlo. Como lo señala el propio Andrés Manuel López Obrador, todo lo que está pasando no es algo que él haya ocasionado, generado. Fue ocasionado desde hace años por virtud de todas estas políticas y todos estos proyectos que han venido construyéndose desde arriba, desde el poder. Por eso nos preocupa que siga esta lógica; que en este nuevo gobierno lo que sigue imperando es la decisión de imponer a los pueblos proyectos y políticas.

Carlos González critica las supuestas consultas con las que López Obrador pretende imponer los proyectos ya pactados con el gran capital. Pero no sólo critica a ese tipo de consultas, sino incluso aquellas que pudieren realizarse bajo las directrices del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, que garantizan una consulta libre, informada y previa a las comunidades. De lo que se trata, explica, es una nueva relación del Estado mexicano con los pueblos indígenas para que ellos decidan lo que quieren hacer con sus territorios y sus comunidades.

“Nosotros decimos que el derecho a la consulta es una pifia, es una gran mentira. No se les tendría que consultar a los pueblos indígenas sobre proyectos que se les quieren imponer. Lo que tendría que hacerse es construir una nueva relación donde los pueblos decidan cuáles son sus prioridades de desarrollo y qué proyectos deben desarrollarse en sus territorios. Llegar a los pueblos con la pretensión de imponerles proyectos desde arriba o desde afuera, legitimándolos con una consulta, sigue siendo lo mismo: en el fondo sigue existiendo la misma relación.

“Por eso desde hace meses en el Congreso Nacional Indígena se viene discutiendo lo que se conoce como el derecho a la consulta. Y decimos que aún así la consulta indígena se lleve de acuerdo con las estipulaciones que marcan los convenios internacionales, en particular el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, siguen siendo imposiciones, siguen formando parte de una estructura jurídica, internacional y nacional, colonial.

—Tenemos decisiones ya tomadas por el gobierno federal para hacer varios megraproyectos. Y por otro lado tenemos la decisión de varias comunidades para no permitir lo que consideran un despojo, una usurpación y una guerra. En este choque de trenes, ¿esperan desafortunadamente un baño de sangre? ¿Hay que preparase para algo?

—No. Nosotros lo hemos dicho sistemáticamente. No hemos optado por la vía de la guerra. La vía de la guerra sí significaría un baño de sangre. Desde arriba sí hay una guerra. Pero los pueblos originarios, y lo han acreditado de múltiples formas, procuran evitar la vía de la violencia, la vía de la guerra. Pienso yo, los pueblos originarios van a insistir en esa resistencia pacífica, civil organizada.

—¿Pero sí ya hay violencia de arriba hacia abajo?

—Esa sí es permanente. La violencia de arriba hacia abajo ha sido permanente. No tiene que ver con un gobierno que se llame de izquierda, con uno que se llame de derecha, con una primera, segunda, tercera o cuarta transformación. Todas las transformaciones que ha habido en este país han implicado la violencia hacia los pueblos originarios y eso hasta el día de hoy no se ha detenido.

—Pero habrá una agudización de la violencia…

—En la medida en que se agudice el despojo, en que haya mayor presión sobre los territorios indígenas, en la medida en que la economía capitalista depende cada vez más de las guerras, de los cárteles delincuenciales, de los cárteles de las drogas, del tráfico de armas, pues evidentemente la violencia se recrudece no sólo contra los pueblos originarios, sino contra la humanidad entera y en todos los espacios de este planeta.

—Cuál es la aportación de la lucha indígena a la lucha anticapitalista –se le cuestiona.

Carlos González no es condescendiente. Hace una autocrítica a las propias comunidades y procura ofrecer un análisis honesto. Se aleja de la propaganda y del autoelogio.

“Los pueblos indígenas están inmersos en la economía capitalista, en el capitalismo. No hay que idealizarlos. Están inmersos en todo este mar de contradicciones propias del capitalismo. Sin embargo, en el horizonte, en la perspectiva histórica y en el sueño colectivo de los pueblos indígenas, todavía tiene un peso sustantivo la organización comunitaria, la organización colectiva de las comunidades y su relación de mucho respeto con la Madre Tierra, con la naturaleza. Creo que esos dos elementos son fundamentales y juegan en contra del capitalismo.”

 

Fuente:http://www.remamx.org/2019/05/la-lucha-indigena-de-hoy-puede-ser-la-ultima-carlos-gonzalez/

Chile

Reconocen especies en ecosistema amenazado por proyecto minero en Penco

Un grupo de personas se reunieron el día domingo 12 de mayo para realizar una caminata desde la plaza de Penco hasta un relicto de árboles de Queule, especie en peligro de extinción. El trayecto se realizó bordeando el Estero Penco, curso de agua amenazado por la posible instalación de una faena minera a tajo abierto en los cerros de la comuna. La actividad se desarrolló en medio de la polémica por la afectación del Queule ante el proyecto minero de tierras raras Biolantanidos, el cual podría contaminar la zona con elementos químicos y radioactivos. Además, la iniciativa empresarial muy probablemente pretenda expandir su explotación hacia otras comunas.

Los y las participantes de la actividad se reunieron en la plaza de Penco tras una convocatoria organizada por la Coordinadora Penco-Lirquén titulada “Caminatas por la Defensa del Mar y la Tierra”. Las personas asistentes realizaron una caminata desde el Estero Penco a la altura de la plaza de armas de la ciudad hasta los primeros cerros que comienzan a formar la cordillera de la costa de la comuna de Penco, mismo lugar donde se busca instalar la minera de tierras raras. Tras unos de 3 kilómetros de caminata se logró llegar al punto final frente a una agrupación de arboles de Queule y el lugar donde estaría la captación de agua del proyecto minero.

En el trayecto, además, los y las participantes realizaron un reconocimiento de las especies nativas, encontrándose: Olivillo, Mañío hembra, Corintillo o Madroño, Boldo, Avellanillo, Copihue, Maitén y Peumo, entre otros. También los y las asistentes pudieron identificar la presencia de aves como el Diucón, Chucao, Rayadito, Cachudito y Churrete Costero, entre otros. El territorio explorado y reconocido por los y las asistentes constituye la cuenca del Estero Penco, manifestación fluvial que según la Dirección General de Aguas son de “calidad excepcional” y “aptas para el consumo humano”. Este excepcional curso de agua podría verse gravemente afectado por la instalación de faenas mineras.

Reconocimiento de especies durante la caminata

Las zonas en donde se generó el reconocimiento de especies de flora y fauna se encuentra altamente intervenido por monocultivos forestales, además de estar amenazado por el proyecto minero Biolantanidos. Desde 2015 está operativa la planta piloto del proyecto minero Biolantanidos en los cerros aledaños a la ciudad de Penco. La planta piloto es presentada como la primera fase de este proyecto extractivista. Una fase posterior de este consiste en la instalación de la faena minera a rajo abierto que utilizaría, según la empresa, 35.000 litros de agua por hora del Estero Penco y tendría una capacidad para procesar hasta 240 toneladas por hora de mineral. La extracción de Tierras Raras en general se caracteriza por sus altos costos socioambientales asociados a contaminación química y radiactiva de fuentes de agua y extensos territorios.

En el camino hacia la zona de afectación del proyecto minero se pueden leer consignas contra la minería en el territorio de Penco

El proyecto minero que busca intervenir la zona visitada por la caminata ingresó un Estudio de Impacto Ambiental a fines de 2018, causando gran alarma en la población por la poca información y participación de la comunidad en este proceso que podría dañar irreversiblemente la salud de la población y los ecosistemas del sector. El alcalde de Penco Víctor Hugo Figueroa (DC) señaló a Diario y Radio Uchile que “se está inventando una modalidad distinta, por lo tanto, cualquier persona que se va a oponer yo lo invito a que conozca el modelo chilensis de extracción de este mineral. Cualquier crítica sin conocer el modelo es una crítica que no tiene fundamento. Yo la aceptaría de alguien que haya conocido la planta, que haya conocido el mecanismo y que emita un informe respecto del daño ambiental”.

Según lo señalado por la empresa ubicada en los cerros de Penco BioLantánidos “es un Proyecto sostenible”. La empresa plantea para esto un proceso “patentado de extracción, denominado Proceso de Desorción Continuo y Cerrado (CCLP), un método respetuoso con el medio ambiente que optimiza la obtención de Lantánidos a través de la recirculación de agua y aditivos, obteniendo metales de alta pureza con un bajo uso de recursos”. Sin embargo la empresa no ha mostrado verdaderamente en qué consiste este nuevo proceso (CCLP) a la comunidad, ya que no quieren dar a conocer un conocimiento que aducen es su propiedad intelectual, sin embargo podría trastornar gravemente la zona. Este hermetismo y falta de información hacen difícil creer que este método sea “sostenible” cuando a nivel mundial la extracción de tierras raras a causado gran daño ambiental.

La caminata que partió en la plaza de Penco a eso de las 11:30 horas finalizó tras recorrido su trayecto por la rivera del Estero Penco. A las 16:30 horas los y las asistentes volvieron al mismo lugar de partida, caminando en total cerca de 6,5 kilómetros. Tanto convocantes como asistentes piensan organizar nuevas caminatas para seguir revalorizando este espacio que se encuentra extremadamente cerca del radio urbano de Penco y que podría servir para iniciativas de regeneración del bosque nativo, así como para producir instancias de educación ambiental y recreación para los niños, niñas y adultos de las comunas de Penco y el Gran Concepción.

Fuente:https://resumen.cl/articulos/reconocen-especies-ecosistema-amenazado-proyecto-minero-penco