Los habitantes de la región minera de Antofagasta, en el norte de Chile, poseen en promedio el mayor ingreso interno por persona, mientras unas 4.000 de sus familias residen en precarios asentamientos informales, en una de las desigualdades más marcadas dentro del país.
“Los contrastes en esta región son enormes, los mineros ganan mucha plata, los sueldos que reciben son altísimos. Es muy común ver casas inmensas mientras a pocos metros se erigen casitas precarias”, afirmó Jaime Meza, residente en esta ciudad de Calama, en cuyo municipio se ubican unas 37 operaciones mineras.