Por: Carlos Herz Sáenz
Los que conocemos a Oscar Mollohuanca, alcalde del Municipio Provincial de Espinar, podemos dar fe de su vocación democrática, de su comportamiento por demás sosegado, de su actitud humilde y de su férreo compromiso con su pueblo. Muy lejos, por cierto, de esa perversa caracterización de especialista en protestas que un periodista hizo de él como epílogo de una entrevista televisiva el último domingo 22 de setiembre, claramente sesgada contra su gestión. Ejemplo de lo que se viene con el monopolio en el control de los principales medios escritos y televisivos del país por una empresa editora, cuya orientación es amplia e históricamente conocida.
La campaña política contra Mollohuanca, además del agravio a su persona, forma parte de un conocido y morboso discurso acerca de que a los líderes sociales les encanta provocar disturbios y hasta “buscar muertos y heridos” para justificar sus acciones de lucha. Preocupa este tipo de aseveraciones que, lejos de mostrar la verdadera causa de las manifestaciones sociales, encubren la incapacidad e insensibilidad de los gobernantes en la atención a justas demandas de la población, la persistencia de grandes brechas económicas que reproducen la situación de pobreza y la falta de oportunidades de empleo digno para millones de compatriotas, que recurren a la informalidad que caracteriza buena parte de la actividad económica nacional.